Tener una postura
adecuada al volante es decisivo a la hora de evitar lesiones en la conducción,
especialmente en la zona de la espalda. ¿Qué precauciones debe tomarse para que
su cuerpo no sufra mientras viaja en coche?
- Ajuste el asiento a tus medidas. Cuando
conduzca un vehículo que no sea suyo, debe revisar la posición del asiento, la
inclinación correcta del respaldo y la distancia a los pedales. Cuando se
siente, debe ajustar el asiento de forma que al pisar el embrague hasta el
fondo, la pierna izquierda quede completamente estirada. En relación a la
altura, debe ajustarlo para que no pierda visibilidad.
Por otro lado, el
respaldo no puede estar completamente recto, pues provocará que el cuerpo esté
en tensión continua, lo que puede provocar que las contracturas aparezcan más
fácilmente. Y, por último, no olvide revisar la posición del volante: debe
ajustarlo para que le permita cogerlo con una mano en paralelo con la otra y
manteniendo los codos doblados a 90 grados. Se aconseja poner en práctica estos
pasos en el vehículo propio para certificar que el asiento está correctamente
ajustado.
- Siéntese a una distancia correcta del
volante. Muchos conductores creen que al estar más cerca del volante obtienen
mayor precisión y seguridad al circular. Sin embargo, esta creencia es errónea,
pues la posición es antinatural y produce lesiones en la espalda. Adoptará
siempre una postura correcta cuando los hombros no se separen de la parte alta
del respaldo y cuando al extender los brazos sin rigidez, las muñecas reposen
sobre la parte alta del volante. De esta manera, no perderá visión de lo que
sucede en la carretera, controlará todos los mandos del vehículo y su espalda
no se verá perjudicada.
- Apoye la espalda al respaldo. A la hora
de conducir, debe apoyar la totalidad de la espalda en el respaldo y la cabeza
debe entrar casi en contacto con el reposacabezas. De esta forma, garantizará
una postura óptima para evitar lesiones.
- Controle el volante con las dos manos.
Con el paso del tiempo, la manera de controlar el volante cambia. Al salir de
la autoescuela, todos lo manejamos con las dos manos, sin embargo, la tendencia
nos lleva a acabar utilizando una única mano. Pero esta postura perjudica no
solo la espalda, sino también nuestra capacidad de reacción; resta tiempo a la
hora de respuesta ante cualquier imprevisto. Se aconseja colocar las manos entre
las diez y diez y las tres menos cuarto.
- Conduzca con los brazos pegados al
volante. Manejar el vehículo con el brazo sobre la ventallina es una postura
muy común entre los conductores y, sin embargo, una de las más perjudiciales,
ya que puede producir la aparición de las denominadas tendinitis del
supraespinoso. El punto de apoyo crea una postura extraña y rompe con la
posición natural del propio brazo, pues está más alto de lo normal, por ello,
se debe conducir con los brazos pegados al volante.
- Uso del control de velocidad de crucero.
Este regulador electrónico mide la velocidad y toma, cuando se activa, la
función del acelerador. Solamente si el conductor aprieta el freno o el pedal
del embrague, se apaga, si no, podemos adoptar una posición más relajada y
natural, evitando daños en la espalda.
- Coloque los bultos en el suelo. En
ocasiones, cuando detenemos el vehículo delante de un semáforo o estamos
parados en un atasco, aprovechamos para alcanzar bultos que hemos colocado en
los asientos. En ese momento, los movimientos bruscos, rápidos y antinaturales
pueden producir lesiones como tirones. Hay que recordar que es obligatorio
colocarlos en el suelo, pues evitaremos sufrir daños graves al colisionar
contra nosotros. Si los sitúa en los asientos, el riesgo de soltarse ante
cualquier incidente se incrementa considerablemente. Según algunos estudios,
los objetos que salen despedidos desarrollan un peso equivalente hasta 50 veces
más que su propia masa durante un accidente a solo 50 km/h.
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