domingo, 23 de junio de 2013

LOS CINCO TEMAS CANDENTES DE LA INDUSTRIA AUTOMOTRIZ

Con una carga de trabajo asegurada hasta 2017 o 2018, las fábricas de coches españolas tienen garantizado su futuro a medio plazo. Sin embargo, la materialización de estas perspectivas a más tiempo, en una situación tan complicada como la española, pasa por realizar una serie de adaptaciones presentadas hace unos días por PwC.

Según señaló el responsable de Automoción de PwC, la industria del automóvil debe afrontar cinco retos si quiere garantizar su permanencia en España a largo plazo. En opinión de este experto, el coste de la logística, la productividad y la competitividad de las factorías, la innovación, la fiscalidad y la vertebración del sector son imprescindibles para que los fabricantes que a día de hoy han querido instalarse en España decidan seguir confiando en nosotros.


Como siempre que escribo sobre estos temas, no me canso de repetir que la automoción (en su vertiente industrial, y en su vertiente comercial) es uno de los sectores que mayor peso tiene en términos de PIB. Eso implica que este tipo de industria es estratégica y fundamental para el correcto funcionamiento de nuestra economía.

Respecto a la logística poco voy a decir. En principio, el informe afirma que los costes se deben reducir por el carácter eminentemente exportador de nuestras factorías. Además, la legislación también impide una mejora en estos temas. Algo que los políticos deberían hacérselo mirar ya que una gran parte de los problemas económicos que sufrimos son causados por un Estado hipertrofiado e irracional, que disfruta poniendo trabas a la actividad económica, y esquilmando el producto de dicha actividad.

En referencia al tan manido tema de la productividad y la flexibilidad laboral, los técnicos de PwC parecen olvidar que el sector ya es mucho más flexible y productivo que en cualquier otro país europeo. Por mucho que aseguren que España no debería ser un país de bajo coste, parece que lo que pretenden es inspirarse en modelos como el de Bangladesh o el de China, en donde se trabaja 16 horas diarias, sin fines de semana ni vacaciones, por un sueldo de miseria. De hecho, en un gráfico publicado por Expansión, podemos ver que el coste de la mano de obra de la industria española es mucho más bajo que el de baluartes europeos como Alemania, Francia o Italia, y está muy cerca —aunque algo por encima— de los costes de Gran Bretaña.


Coste de la mano de obra en fabricación de automóviles – Foto: Diario Expansión
Además, de nada serviría presionar sobre las plantillas para que sean más productivas y flexibles si luego no hay demanda. Al final, de lo que se trata, es de vender automóviles. Si fabricamos vehículos muy baratos para que se pudran en las campas o en los concesionarios, habremos hecho un pan como unas tortas.

En cuanto a la innovación, a pesar de que somos un país que no premia ni motiva ningún tipo de actividad de I+D+i, en lo que se refiere al sector automotriz no estamos mal del todo. De hecho, se destaca la importante labor que está haciendo la industria de componentes en referencia a estas cuestiones. Un negocio muy importante y que solo puede funcionar si sus clientes principales, los fabricantes, se mantienen en España. Cuando una marca decide instalarse en nuestro país, no sólo lo hace él, sino que su iniciativa atrae a un importante grupo de proveedores, operadores logísticos y otros muchos tipos de industrias accesorias. Por eso es importante que se profundice en la labor que ya se está llevando a cabo, y que se destierre esa frase tan siniestra que siempre nos ha caracterizado: “¡que inventen ellos!”

Profundizando más en uno de los argumentos que ya he expresado en párrafos anteriores, la Administración Pública debe convertirse en motor dinamizador de la economía, y no en rémora elefantiásica que trata de parasitar, cuando no de fagocitar directamente, cualquier iniciativa empresarial. El Gobierno tiene que ser capaz de demoler sus ineficientes estructuras para convertirnos en una nación que no esté permanentemente condenada al fracaso. Y de momento, ni los de ahora ni los de antes, han hecho nada para que esto cambie.

Por eso es necesario que se modifique profundamente la fiscalidad del sector, que es uno de los más gravados por impuestos. Si partimos de que España, a pesar de estar inmersos en una de las peores crisis que se recuerdan, con una Administración Pública inoperante, que no fomenta la innovación y que trata de arrasar con impuestos y leyes absurdas cualquier actividad económica o comercial, es una gran potencia europea en lo que a fabricación de coches se refiere, ¿cómo seríamos si tuviésemos unos pilares burocráticos más racionales y sólidos?

Wanderer 75

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