.- El balance medioambiental en Audi: desde el diseño
hasta la fabricación, pasando por la utilización y el reciclaje.
.- Audi e-power: electricidad sostenible para los futuros
Audi e-tron.
.- La hora de los combustibles sintéticos: Audi e-etanol,
e-diesel y e-gas.
Ya durante el desarrollo de
sus vehículos Audi tiene muy presente la ecología. Para cada modelo se elabora
un balance medioambiental que evalúa todas las fases del ciclo de vida: el
desarrollo y la producción, el reciclaje y, el factor más importante, la fase
de funcionamiento. Es especialmente en esta fase donde los ligeros y eficientes
modelos de Audi demuestran sus puntos fuertes, sobre todo cuando en un futuro
sean propulsados por las energías renovables potenciadas por la marca de los
cuatro aros.
En la actualidad, la opinión pública se ve muy
influenciada por el criterio del consumo de combustible a la hora de valorar un
automóvil. Pero Audi no se limita sólo a las emisiones de CO2 que salen del
tubo de escape de un determinado modelo al circular. Se tienen en cuenta todos
los aspectos, desde la obtención de materias primas, la fabricación de las
piezas individuales y su ensamblaje, el flujo de energía en las plantas de
producción, el reciclaje y la fase de funcionamiento. Es lo que se denomina
balance medioambiental, también llamado balance ecológico o Life Cycle
Assessment (LCA).
El balance medioambiental, la clave para unas emisiones
neutras
El balance medioambiental analiza los efectos que tiene
un producto en el medio ambiente en el transcurso de todo su ciclo de vida.
Para la elaboración de los balances medioambientales Audi utiliza un
procedimiento estandarizado conforme a la serie de normas ISO 14040.
Así, en la producción, Audi observa estrictamente la
sostenibilidad. Las grandes cubiertas de las naves están equipadas con
instalaciones fotovoltaicas. En las plantas de Ingolstadt y Neckarsulm se
emplean numerosas tecnologías de eficiencia y recuperación de energía, y ambas
instalaciones utilizan a gran escala la red de calefacción urbana. Los
ferrocarriles que se emplean para transportar los vehículos hasta el puerto de
carga están accionados por electricidad que se produce de forma sostenible, y
el reciclaje es desde hace ya muchos años ejemplar: cada Audi se puede
reutilizar en hasta un 95%.
Con alrededor de un 80% de las emisiones, la fase de la
utilización influye de manera decisiva en el balance medioambiental de un
vehículo. Gracias a la optimización del peso y a la eficiencia de los sistemas
de propulsión, Audi ha logrado conseguir grandes mejoras. Es aquí donde la
marca de los cuatro aros hace un decisivo despliegue de sus puntos fuertes: la
construcción ligera Audi ultra, los eficientes motores y, en el futuro, las
energías renovables.
En el nuevo Audi A3, que en función de la motorización es
hasta 80 kg más ligero que el modelo predecesor, las emisiones de gases de
efecto invernadero se han visto reducidas en hasta un 9%. También en la actual
generación de A6 Audi consiguió reducir el peso al fabricar la carrocería
utilizando más de un 20% de aluminio.
Es cierto que este ligero material provoca en la
producción inicial un mayor consumo de energía que la chapa de acero, pero
apenas es necesario un breve kilometraje para que el menor consumo de
combustible compense con creces este efecto. En el A6 3.0 TDI quattro con
cambio S tronic, por ejemplo, al final de su ciclo de vida se puede estimar una
reducción en emisiones de CO2 equivalente a 7 toneladas. Además, al final de la
vida del vehículo los componentes de aluminio se pueden reciclar con un
reducido consumo de energía y sin que su calidad se vea afectada.
Futuras energías
En su objetivo de hacer realidad la visión de una
movilidad con emisiones neutras de CO2 Audi también persigue el liderazgo en el
uso sostenible de las materias primas en la industria automovilística. Un tema
central en este concepto global es la procedencia de las energías de
propulsión. Así, por ejemplo, el uso de automóviles de accionamiento eléctrico
únicamente podrá dejar de ser una carga para el medio ambiente si la
electricidad utilizada ha sido generada a partir de fuentes renovables. Para
seguir este planteamiento de un modo consecuente es necesario que también se
trasladen a un primer plano otras fuentes energéticas.
Estas conclusiones han tenido dos consecuencias en Audi.
Por un lado, la marca de los cuatro aros se involucra en proyectos de otras
empresas destinados a producir electricidad de un modo sostenible. Por otro,
Audi se convierte en el primer fabricante de automóviles del mundo en
participar en el desarrollo y la producción de combustibles renovables que no
necesitan biomasa. Audi abarca en este sentido todo el espectro de la
tecnología de propulsión: las futuras fuentes energéticas se denominan Audi
e-power, Audi e-etanol, Audi e-diesel, Audi e-hydrogen y Audi e-gas,
Audi e-power: electricidad sostenible
Bajo el nombre Audi e-power, Audi se compromete con
iniciativas enfocadas a la producción sostenible de energía eléctrica. Desde
abril de 2010 Audi colabora con el consorcio internacional Desertec Industrial
Initiative (Dii GmbH). Su objetivo a largo plazo consiste en generar energía solar
respetuosa con el clima en los desiertos del norte de África y de Oriente
Próximo. Audi es el único fabricante de automóviles en todo el mundo que firma
como socio de este consorcio: por el momento la marca se está implicando en la
creación de normativas apropiadas y en la construcción de la infraestructura
necesaria.
Solamente en los desiertos de Oriente Próximo y del norte
de África el sol brilla durante todo el año con una energía correspondiente a
630.000 TWh, lo que equivale a la electricidad generada a escala mundial
durante 2010 multiplicada por 30. Se ha calculado que en las áreas más soleadas
del planeta bastarían centrales eléctricas termosolares sobre una superficie de
83.000 km2 —aproximadamente la superficie de un país como Austria— para cubrir
la demanda actual de electricidad en todo el mundo.
La iniciativa industrial se ha fijado como objetivo
abastecer hasta el año 2050 a la mayor parte de los países norteafricanos y de
Oriente Próximo, así como a Europa en menor medida, con energía solar y eólica.
Audi ve en este proyecto un gran potencial de cara a un abastecimiento
sostenible de energía.
La marca de los cuatro aros se ha propuesto utilizar una
parte de la electricidad generada dentro del proyecto Desertec para producir y
propulsar sus automóviles e-tron. De forma paralela, los excedentes de
electricidad solar podrían almacenarse, en caso necesario, en la red de gas
siguiendo el principio de acoplamiento de las redes de electricidad y gas, tal
y como se contempla en el proyecto Audi e-gas que la marca pone en marcha este
mismo año en Werlte (Alemania).
Audi e-power también se compromete con aquellas empresas
que fabriquen componentes necesarios para las centrales eléctricas
termosolares, una tecnología que posibilita la producción flexible de
electricidad.
Audi e-fuels: combustibles sintéticos
Una movilidad con emisiones neutras de CO2 sólo puede
conseguirse con nuevos combustibles sostenibles que puedan reemplazar a los
combustibles fósiles derivados del petróleo. Una posibilidad es el etanol y el
diésel procedentes de materias primas renovables, como el maíz o la colza.
Estos combustibles tienen un mejor balance medioambiental, puesto que las
plantas ya han fijado anteriormente el CO2 que se libera en la combustión. Pero
no parecen una solución a largo plazo, al rivalizar con los cultivos de
alimentos.
Audi promueve el desarrollo de una innovadora tecnología
junto con la empresa estadounidense de biotecnología Joule Unlimited, mediante
la cual es posible producir diésel sintético y etanol sintético a partir de
microorganismos. El proceso de fabricación consiste en generar combustibles
líquidos partiendo de CO2 –que puede proceder, por ejemplo, de gases de
combustión– y agua –que no tiene que ser potable, puede ser agua salada o agua
residual– con ayuda de energía solar y unos microorganismos especiales capaces
de desencadenar una reacción denominada fotosíntesis oxigénica.
Modificando este proceso especial de fotosíntesis es
posible que los microorganismos especiales sinteticen directamente etanol o
alcanos de cadena larga, importantes componentes del combustible diésel. El
combustible sintético e-diesel así obtenido destaca por su pureza –no contiene
azufres–, y por su alto índice de cetano, y su naturaleza química permitiría
mezclarlo con el diésel fósil. En cuanto al e-etanol, tiene las mismas
propiedades químicas que el bioetanol disponible en el mercado, pero con la
ventaja decisiva de que se produce sin biomasa, y se puede mezclar con la
gasolina fósil o utilizarse como base para el combustible E85.
La colaboración entre Audi y Joule Unlimited está en
marcha desde 2011. La empresa estadounidense ha asegurado su tecnología con
patentes, mientras que la marca de los cuatro aros ha adquirido los derechos
exclusivos en el sector automovilístico. La colaboración abarca también el
soporte técnico. Especialmente con su know-how en el ámbito de las pruebas de
combustibles y de motores, los ingenieros de Audi ayudan a desarrollar
combustibles aptos para el mercado.
La producción comercial de los nuevos combustibles podría
comenzar en un plazo máximo de cinco años.
El proyecto Audi e-gas
Con el proyecto Audi e-gas, la marca de los cuatro aros
se convertirá en el primer fabricante de automóviles del mundo en desarrollar
toda una cadena de energías sostenibles. Sus productos finales son hidrógeno y
el Audi e-gas sintético.
La instalación de Audi e-gas, que ultima su fase de
construcción en Werlte (Emsland, Alemania), funcionará con electricidad
renovable, procedente por ejemplo del viento o de la energía solar. A causa de
la creciente expansión de las energías renovables crece la cuota de fuentes de
energía volátiles; en algunos momentos hay una oferta excesiva de corriente y
en otros una escasez de corriente. La instalación recibirá energía eléctrica
preferentemente en momentos de oferta excesiva, contribuyendo también al
almacenamiento a largo plazo de energías renovables, y con ello a dar una
solución a uno de los principales problemas de la transición energética.
En una primera fase, la electricidad se transforma en
hidrógeno producido de modo regenerativo por medio de la electrolisis, resultando
Audi e-hydrogen, el combustible para los futuros automóviles de pila de
combustible. Hoy en día falta sin embargo la infraestructura necesaria para el
suministro de hidrógeno. Audi soluciona este problema con otra innovadora etapa
del proceso: mediante un sistema especial de metanización, combinando hidrógeno
con CO2 se obtiene metano sintético renovable: el Audi e-gas, un sustituto del
gas natural que puede alimentar a la red de gas natural.
La instalación de Audi e-gas será por lo tanto la primera
instalación del mundo a escala industrial que transforme la electricidad
obtenida mediante fuentes renovables y CO2 en un gas natural sintético que se
puede almacenar. La instalación utiliza CO2 residual de una planta de
producción de biogás cercana, por lo que el Audi e-gas es un combustible
climáticamente neutro; en la combustión en el motor se libera exactamente la
misma cantidad de CO2 que anteriormente se ha fijado en la instalación de
producción de e-gas.
El Audi e-gas es un combustible con mucha energía y con
unas características químicas idénticas a las del metano fósil, principal
componente del gas natural, por lo que resulta ideal para propulsar motores de
combustión. Se estima que la planta de Werlte producirá unas 1.000 toneladas de
metano al año, fijando así 2.800 toneladas de CO2.
El Audi A3 g-tron será el primer representante de los
Audi propulsados por combustibles alternativos. Cuando el A3 Sportback g-tron
circula con Audi e-gas no se emite ningún CO2 que antes no haya sido fijado en
la producción. Y si en el concepto global se incluye el consumo de energía
requerido para la edificación de la instalación de e-gas y para la construcción
de las instalaciones eólicas, las emisiones de CO2 siguen estando por debajo de
los 30 gramos por km. Con el Audi e-gas generado a partir de fuentes
renovables, 1.500 Audi A3 Sportback g-tron podrán recorrer anualmente 15.000
kilómetros cada uno con emisiones neutras de CO2. Y en 2015 Audi lanzará al
mercado un segundo modelo g-tron, basado en el A4.
También la industria energética podría beneficiarse a
medio plazo del concepto del Audi e-gas, ya que da respuesta a la cuestión
todavía abierta de cómo almacenar electricidad ecológica de modo eficiente e
independientemente del lugar en el que se produce: siempre que exista un
excedente de electricidad, se podría utilizar para producir Audi e-gas, que sí
puede almacenarse en la red pública de suministro de gas para su posterior
utilización. Y si se desea, desde la red de gas se puede volver a transferir la
energía a la red eléctrica en cualquier momento.
El proyecto Audi e-gas puesto en marcha en Alemania se
puede trasladar fácilmente a otros países en los que existan redes de gas
natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.