sábado, 5 de enero de 2013

Biogás: cuando basura y estiércol dejan de ser desechos para propulsar coches



Las 85 toneladas de estiércol que a diario se producen en la granja San Ramón de Valencia, lejos de ser molestos o una carga pesada, son muy apreciadas, pues resultan ser su suministro energético gracias a su posterior conversión en biogás.

Toda materia orgánica es potencialmente putrefacta y cuando empieza este proceso, el de la descomposición, la materia en cuestión emite gases nocivos a la atmósfera, en especial, metano (60%) y CO2 (30-35%).

Ese gas, originado por procesos naturales, se puede emplear como fuente de energía, sin olvidar que durante la transformación se desprende calor "que también se puede aprovechar", destaca el presidente de la Asociación Española de Biogás (AEBIG), Francisco Repullo.


Al quemar el metano en un motor, como combustible o para producir electricidad, desaparece este gas, uno de los causante del efecto invernadero, con una capacidad 21 veces superior a la de CO2.

En España hay 16 plantas de tratamiento de biogás agroalimentario, casi 10 Mw de potencia instalada, explica el presidente de AEBIG, quien señala que "más o menos equivale a tres aerogeneradores".

Cualquier residuo orgánico es válido
No obstante, no es sólo el sector agroalimentario el que puede desarrollar esta fuente energética, sino que deviene de todo tipo de basura orgánica, de modo que plantas de reutilización de residuos sólidos urbanos (RSU) o depuradoras, también aplican estos tratamientos.

Un ejemplo de esto último es la estación depuradora de aguas residuales madrileña (EDAR) Sur Oriental, gestionada por el Canal Isabel II -entidad que se encarga de otras 153 depuradoras- y que cuenta con una instalación de biogás.

Esta planta tiene un coeficiente de autosuministro que "está fuera de los libros", afirma orgulloso a EFEverde el jefe del departamento de depuración metropolitana, Eduardo Elio, quien, por otro lado, prefiere no desvelar datos concretos.

El socio director del Grupo San Ramón, Miguel Ángel Cerdá, destaca las mejoras en ahorro energético alcanzado con la construcción y puesta en funcionamiento de la planta de biogás, dado que los 4 Gwh que produce al año -a base de estiércol y otros residuos agroalimentarios-, permiten que la granja se autoabastezca. De hecho, sólo usa una quinta parte de la energía producida por la planta de biogás, mientras que el resto se vierte a la red eléctrica, informan desde la Granja San Ramón.

Fundamental en países en vía de desarrollo
El biogás es fuente energética fundamental en algunos países en desarrollo, gracias a los biogestores anaerobios familiares una tecnología simple que permite capturarlo para su uso doméstico.

Sin embargo, en España resulta muy improbable el empleo de esta tecnología a tan baja escala, explica la profesora de la Universidad Politécnica de Cataluña, Ivet Ferrer, "porque disponemos de fácil acceso a la red eléctrica".

Por contra, el Intituto para la Diversificación y Ahorro Energético (IDAE) establece como objetivo en su Plan de Energías Renovables 2011-20, la instalación de unas 400 plantas de tamaño medio (0,5Mw), explica Repullo.

Conseguir este objetivo "equivaldría a evitar la contaminación que producen 4 millones de automóviles", destaca el presidente de AEBIG.

La tecnología de estas plantas es barata y producir biogás es sinónimo de reutilizar de forma eficiente los residuos, completa el jefe del Departamento de Calidad y Medio Ambiente de AINIA - centro tecnológico-, Andrés Pascual.

Los desechos de la putrefacción de residuos aparecen en tres estados: gaseoso, usado como fuente energética; sólido, que es buen abono inodoro; líquido, agua fertilizante de uso agrícola.

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