Los
bosques son un ecosistema repleto de vida. De ellos dependen un 80% de los
animales o vegetales que se encuentran en ellos, además del ser humano, quien
lo ha necesitado a lo largo de los años para su supervivencia. Según Naciones
Unidas, más de 2.000 culturas indígenas viven de ellos. Hace solo ocho mil
años, estas vastas extensiones naturales ocupaban prácticamente la mitad de la
tierra. Hoy, a causa de la imparable deforestación, los bosques solo cubren un
tercio de la superficie del planeta.
Hoy en TODOMOTOR VIAJERO, PASEAMOS POR LOS BOSQUES DEL MUNDO:
Juegos de luz en la Selva de
Tailandia
Salir de Bangkok, la capital
tailandesa, y dirigirse hacia la provincia de Kanchanburi, 120 kilómetros al
oeste, equivale a penetrar en un paraíso de bosques caducifolios y murmullos de
agua. De los siete parques nacionales de Kanchanburi, el de Erawan es sin duda
el más espectaular. El 80% de su superficie está tapizada de árboles que en
otoño mudan el color de sus hojas del verde al oro. En medio de esta espesura,
la cascada Erawan vuelca sus aguas en un lago esmeralda. Ardillas voladoras,
monos y numerosas aves habitan este idílico rincón de Tailandia.
El bosque mágico de Broceliande
El «espejo de las hadas», la «roca
de los falsos amantes» y el «árbol de oro» parecen lugares imaginarios y, sin
embargo, existen en el bosque de Paimpont, más conocido como de Broceliande. La
leyenda del mago Merlín reside en cada árbol, arroyo y piedra de esta área
forestal de 7.000 hectáreas situada a 30 kilómetros de Rennes, en el corazón de
Bretaña. El lugar lleva habitado más de 5.000 años, desde el neolítico, como
demuestran los numerosos menhires dispersos por la zona. Uno de ellos ha
acabado siendo considerado la tumba de Merlín, el lugar donde el hada Viviene
encantó a su amado mago para que no abandonara nunca Broceliande.
Araucanía, la gran floresta chilena
La araucaria, la conífera que da
nombre a toda una región en Chile, caracteriza el paisaje del Parque Nacional
de Conguillío, emplazado 800 kilómetros al sur de Santiago. Una red de senderos
cruza los bosques en torno al gran lago Conguillío y se acerca hasta la base
del volcán Llaima, cuya última erupción fue en enero de 2008.
Pasear entre los bambús de Sagano
en Japón
Apenas media hora de tren separa la
preciosa ciudad de Kioto del magnífico bosque de bambú de Sagano, en el
distrito de Arashiyama. Mencionado en La historia de Genji, libro del siglo XI,
este parque despliega en otoño una amplia gama de colores que convierten en una
delicia pasear a pie o en bicicleta entre bambús de 50 especies y hasta 20
metros de altura.
Parque Nacional de los lagos de
Plitvice, Croacia
Visto desde el aire, el Parque
Nacional de Plitvice muestra claramente cómo el bosque llega hasta el mismo
borde de las cascadas y lagos que lo conforman. Esta invasión vegetal es una
agradable evidencia a lo largo del paseo que sube desde la entrada sur hasta la
norte o durante el recorrido en barca por el lago Kozjak. Su peculiaridad
reside en la variedad de árboles y colores: el inmutable verde de los pinos y
abetos se mezcla en otoño con las hojas de las hayas, primero doradas y luego
inflamadas de rojo.
Ruta por la Selva Negra alemana
Cerca de 6.000 kilómetros cuadrados
de abetales se extienden entre las ciudades de Friburgo y Basilea, en el estado
de Baden-Wurtemberg. Es la Selva Negra, cuyo nombre no hace honor a la variedad
cromática que la cubre a lo largo de todo el año: del verde intenso veraniego a
los ocres otoñales y al blanco del invierno. El sur alberga los paisajes más
cálidos de Alemania, además de una naturaleza casi intacta de colinas y bosques
que dan paso a prados y cultivos en torno a monasterios, granjas y pueblos; en
las tierras bajas aparecen las ciudades de comerciantes, emplazadas a orillas
de los grandes ríos navegables.