Todo el mundo sabe que Mazda
hace coches que cautivan a los conductores. Y, aunque pueda parecer que eso
está reñido con la necesidad actual de una movilidad más sostenible, lo cierto
es que Mazda ha trabajado desde sus comienzos en el desarrollo de vehículos
cada vez más limpios y eficientes.
Ahora bien, nunca a costa de
sacrificar el placer de conducción. Debido a esa actitud, Mazda ha tenido que
derrochar imaginación a lo largo de las décadas. Como resultado —y más allá de
su afición a los motores inusuales—, la marca ha explorado innumerables maneras
de mejorar la eficiencia de sus coches.