EL MINERO
Sus pulmones respiraban con dificultad. Los cupríferos
le habían dañado de cierta gravedad las vías respiratorias. Su rostro arrugado
le daba una apariencia de incipiente vejez que no se correspondía con su fecha
de nacimiento. La vida lo había tratado mal. Podríamos decir, sin pecar un
ápice de exagerados, que la madre naturaleza había sido algo cicatera con su
persona… Había trabajado con una inusitada dureza… Pero a grandes males,
grandes remedios.