La higienización o desinfección de los coches ha adquirido una gran importancia en estos tiempos. Los usuarios exigen, cuando llevan su coche a cualquier operación de servicio, que se lo entreguen desinfectado para evitar cualquier posibilidad de contagio. Lo mismo sucede en la entrega de un vehículo nuevo, o en los coches de exposición de los concesionarios, que tienen que ser higienizados cada vez que una persona entra en ellos. Todas las marcas de coches han establecido unas medidas especiales para que sus clientes y empleados estén seguros.
La higienización es absolutamente clave en el carsharing, por su propia naturaleza de coche compartido. En Wible, por ejemplo, se han introducido medidas como el uso de mascarillas, el gel en los vehículos o la desinfección con mayor frecuencia en cada coche. Arval ha ido más allá, “podemos instalar un higienizador en los coches que podemos activar por control remoto cuando vemos que está parado”, asegura Manuel Orejas, Director de Marketing y Business Development.
Pero no todas las higienizaciones son iguales. En la actualidad se están empleando tres métodos para higienizar vehículos: limpieza de superficies con un biocida, tratamiento con ozono y nebulización con biocida. Las dos primeras son las más empleadas en la industria, pero los tratamientos con ozono tienen algunos puntos oscuros que conviene aclarar. La fumigación con biocidas ha sido la última en llegar y empresas como Carglass la han comenzado a emplear a nivel mundial.
Limpieza manual de superficies
La limpieza manual de superficies con un biocida es eficaz para desinfectar los puntos normales de contacto (en Lexus, por ejemplo, limpian 45 puntos del interior y exterior del vehículo, además de tratar el coche con ozono). Es un método sencillo y económico, pero no asegura una desinfección completa del interior de un coche, porque hay muchas zonas que no se desinfectan.
Tratamiento con ozono
Los tratamientos con ozono sí llegan a todos los rincones del interior. Pero el ozono no está probado ni regulado para su uso en el aire y en superficies. De hecho, no aparece la lista oficial de viricidas acreditados y reconocidos por el Ministerio de Sanidad, que recomienda no usar biocidas que no hayan sido expresamente acreditados y registrados. El ozono está en proceso de evaluación en la Unión Europea permitiéndose su comercialización a la espera de finalizar este procedimiento.
El gran problema del ozono es que es muy tóxico. En concentraciones muy bajas ya provoca irritación de los ojos, la nariz y la garganta, tos, ataques de asma y dolores de cabeza. Y en concentraciones más altas puede producir daños pulmonares severos, alteraciones del sistema inmunológico e incluso la muerte. Las personas que lo aplican han de estar muy protegidas, tras su aplicación hay que realizar una profunda ventilación y en el interior de un coche puede ser absorbido por los tejidos de la tapicería o depositarse sobre otras superficies de contacto, y el periodo de tiempo en el que desaparece es muy complicado de determinar.
Otro problema es que no se ha acreditado cuánto producto y durante cuánto tiempo hay que aplicarlo, ni qué homologación tienen que tener las máquinas que lo generan. Y tampoco se ha determinado si realmente es eficaz como biocida para el aire y las superficies, en concentraciones no tóxicas.
Ganvam ha creado un protocolo de protección y prevención laboral para los trabajadores del sector de la venta y posventa del sector automoción, que aborda el proceso de higienización de un vehículo. Según les ha aclarado el Ministerio de Sanidad, “si bien el ozono ha sido notificado y defendido, y entienden que tiene actividad en este sentido, no existe todavía información bajo la legislación de biocidas. Los responsables de su puesta en el mercado, lo hacen bajo su responsabilidad, con el único requisito de notificarlo como marca la ley”.
Fumigación de un biocida
La tercera vía es la fumigación de un producto biocida autorizado y recomendado por las autoridades durante un periodo de tiempo en el interior de un coche. Este método no es tóxico para las personas y parece combinar las ventajas de los dos anteriores: su eficacia contra virus, bacterias y hongos está demostrada, y llega a todos los rincones del vehículo. La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) asegura que el ozono es “un riesgo innecesario” y recomienda emplear otros tratamientos, de eficacia probada y que cuentan con el respaldo de los organismos competentes oficiales.
Los biocidas están absolutamente regulados y la normativa especifica claramente para qué usos están permitidos. Los que tienen el peróxido de hidrógeno y ácido peracético, por ejemplo, están aprobados para la aplicación directa para la higiene humana, aplicación indirecta a personas y animales, y superficies en contacto con alimentos; por lo que son completamente seguros para la salud de los trabajadores que los manipulan y para el cliente. De hecho, no es necesario realizar un aclarado tras la fumigación.
También es importante el propio protocolo de aplicación, desde el tipo al tiempo de nebulización, pasando por cómo ha de configurarse el sistema de climatización en las diferentes fases de la higienización para que ayude a la difusión del producto y para que el biocida también lo desinfecte. En Carglass, por ejemplo, emplean un viricida con peróxido de hidrógeno y ácido peracético, y han desarrollado un protocolo científico de aplicación, con su manual de formación para los técnicos de los talleres, que emplean por igual en todo el mundo. En ese protocolo se detallan los pasos precisos a seguir, herramientas a emplear y tiempos de cada etapa de la desinfección. Se ha estudiado desde cuál es la mejor posición para nebulizar el interior del vehículo, hasta las posiciones en las que tiene que estar el sistema de climatización del coche en cada fase de la desinfección, pasando por los tiempos de nebulización y el correcto uso de la máquina nebulizadora.
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