Estos vehículos cuentan con un
motor de combustión sumado a otro eléctrico y una batería, siendo de gasolina el
bloque principal en la mayoría de los casos. Sin embargo, también aparecen
algunos híbridos enchufables diésel para ofrecer una alternativa diferente.
Aunque esta tecnología pueda parecer novedosa, hay un antecedente que se
remonta más de dos décadas atrás en el tiempo: el Audi Duo.
Fue en 1989 cuando la marca de
los cuatro aros comenzaría su andadura híbrida con la presentación del primer
Audi Duo en el Salón de Frankfurt. Se empleaba el familiar Audi 100 Avant (C3)
con el motor de gasolina 2.3 de cinco cilindros y 136 CV. Sumaba un pequeño
motor eléctrico de 12 CV y una batería de níquel-cadmio (NiCd). De ese primer
Audi Duo se hicieron apenas diez ejemplares para ir probando y mejorando la
tecnología.
De esta forma, en 1991
llegaría un segundo prototipo con avances notables. En este caso se cambió el
cinco cilindros por un bloque de cuatro cilindros de 2.0 litros y 116 CV. El
motor eléctrico llegaba a los 29 CV y la tracción era diferente. Mientras que
el anterior era delantera, en este se optó por la tracción quattro. Conseguía
una autonomía eléctrica de unos 80 kilómetros (la velocidad máxima en eléctrico
era de 65 km/h) y la carga llevaba en torno a ocho horas, como se puede
apreciar, cifras que nada tienen que envidiar a los actuales ().
Pero el proyecto de los
híbridos enchufables quedó un poco apartado en Audi y no hubo mejoras en los
años siguientes. Fue en 1997 cuando llegaría el tercer Audi Duo, el que suponía
un cambio radical respecto a lo que se había trabajado anteriormente. En este
aso se optó por una nueva base, la del Audi A4 Avant (B5) de primera
generación. También se utilizó otro motor de combustión, el diésel de cuatro
cilindros 1.9 TDI con 90 CV.
Se le instaló un motor
eléctrico de 29 CV, aunque en este caso toda la potencia iba para el eje
delantero. Anunciaba una autonomía eléctrica de alrededor de 50 kilómetros, con
la velocidad limitada a 80 km/h en este modo. Lo cierto es que en Audi creyeron
que la idea tenía potencial y lo llevaron a producción con la intención vender
unas 500 unidades, a flotas de empresas principalmente. Sin embargo, su alto
precio comparado con el diésel convencional y que su eficiencia no fuera mucho
mayor, hicieron que apenas se vendieran 90 unidades y que se cancelara su
producción. Aún así, asentó las bases de la tecnología y fue todo un precursor
para la época.
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