SABER CONDUCIR
“Soy un gran conductor”. Es
una afirmación que regalamos a nuestros más allegados de vez en cuando. Nos
reafirmamos especialmente de forma cualitativa y cuantitativa: Nuestro coche,
moto, o camión no tiene secretos para nosotros. Y que me dicen, tengo 15 puntos
en mi permiso de conducir (lo máximo), no me han puesto nunca una multa. “Es
que soy un genio al volante”. Es verdad que si sumamos los dos aspectos dice
mucho de nosotros, ¡la verdad es que sí!, pero no es suficiente. Es cierto que
manejas muy bien tu vehículo, pero si no respetas las normas, no eres un buen
conductor, ni de lejos. Y que tengas pocas sanciones por infracciones, tampoco
dice nada. Es posible que seas de aquellos conductores que, mientras te puedan
ver, lo hagas de forma excepcional, y después seas un irresponsable, distraído,
bebedor o temerario. Mientras no te vean.
No sé si estarán conmigo, pero
para ser un buen conductor, se presupone que sabes conducir un vehículo, si
tienes permiso para ello y, sobre todo, debes ser una persona conocedora de las
normas, responsable, equilibrado y respetuoso con tus semejantes. Cualquier
clasificación sobra, ya que si haces las cosas como debes cuando conduces, lo
normal es que no seas un acumulador de sanciones.
Pero si queremos hilar más
fino, si queremos redondear el significado de buen conductor, deberíamos:
- Para conducir bien hay que empezar por
el principio: sentarse bien al volante. Pierda un minuto y ganará seguridad.
- No hay que fiarse jamás de lo que no se
ve con los propios ojos. Y adecuar siempre la velocidad a lo que se pueda ver y
desconfiar de las curvas con poca o nula visibilidad.
- Para detener el coche, en caso de
posible colisión, solo hay que hacer dos cosas, pero hacerlas bien: frenar muy
fuerte, como si tuviéramos que romper el pedal y dirigir el coche con el
volante hacia un sitio seguro.
- Hay que evitarlas y no manipular en
marcha ningún tipo de dispositivo de entretenimiento de los actuales. Por
supuesto, el navegador hay que programarlo en parado, antes de salir.
- Mantener la distancia de seguridad es
vital para evitar colisiones por alcance y facilitar los adelantamientos de los
coches que vienen por detrás y que van a un ritmo superior.
- En toda curva, una vez la tenemos
delante, hay que imaginar un punto de entrada para iniciar el giro, un punto
ideal de contacto en el interior de la curva y una zona para empezar a
acelerar, a la salida, al tiempo que deshacemos el giro del volante.
- Más del 60% de los accidentes que se
producen por fallos mecánicos se deben al mal estado de los neumáticos. Son el
único punto de contacto entre el automóvil y la carretera.
- Aunque se puede conducir un automóvil
sin saber dónde tiene el motor, los conocimientos técnicos ayudan mucho a
entender su comportamiento.
- Es fundamental que el conductor sepa
cómo funciona el control de estabilidad, el avisador de vehículos en el ángulo
muerto o el dispositivo que mantiene el vehículo en el carril en caso de
despiste del conductor.
- Gastar menos combustible también es, por
supuesto, ser un buen conductor. Hay que comprobar la presión de los neumáticos
regularmente. Después de arrancar, ponerse en marcha enseguida suavemente, sin
acelerones bruscos.
- Aprender a conducir sin nervios es mucho
más fácil si te subes al coche sabiendo lo que tienes que hacer, entendiendo el
vehículo, como se desarrolla la circulación, a que tienes que prestar especial
atención y que reacciones te produce para poderlas controlar.
No es fácil ser un buen
conductor, sobre todo, porque utilizamos el vehículo como si fuera un apéndice
más de nuestro cuerpo, sin tener en cuenta todos los motivos externos e
internos que inciden en la conducción. ¡Claro, en la buena conducción! Por eso
hay que poner todos nuestros sentidos desde que ponemos en marcha el vehículo,
hasta que lo estacionamos.
Sigo pensando que, además de
las pruebas que se están realizando actualmente para obtener el permiso de
conducir de cualquier vehículo, habría que pasar un test psicológico, ¡es
fundamental! Todos no estamos preparados para conducir un vehículo, igual que
todos no estamos preparados para tripular un avión, o estar en posesión de un
arma. Incluso voy más allá, a lo largo de nuestra vida, hay momentos que,
muchos de los que sí pasarían esas pruebas, no podrían conducir por estar sometidos a vaivenes de la vida (depresiones, estrés, o enfermedades
transitorias que no nos permitirían conducir, sobre todo si estamos consumiendo
algunos fármacos que no nos permitirían tener todos nuestros sentidos al 100%. Aunque
se ha legislado ya en este sentido: La esquizofrenia también tiene consecuencias
graves en la conducción. La legislación no permite obtener o prorrogar la
licencia para conducir a las personas que sufren este trastorno que provoca
alteraciones del pensamiento, comportamiento desorganizado, alucinaciones y
delirios. No obstante, los avances en el tratamiento de la enfermedad han
creado nuevas expectativas de integración de estos pacientes. Por este motivo,
el Reglamento General de Conductores establece, con carácter excepcional y con
el dictamen favorable de un psiquiatra o psicólogo, la obtención o prórroga del
permiso con una vigencia máxima de un año.
Ser un buen conductor, solo
depende de nosotros y de lo responsable que seamos a la hora de poner en marcha
un vehículo, y echarnos a la carretera.
Con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornoticias@gmail.com
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