…DÍGALA AGAMENÓN O SU PORQUERO
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Vamos con los conductores noveles… Comienzan
con 8 puntos en su permiso de conducir, la tasa de alcoholemia
será inferior a la del resto de los conductores —0,15 mg/l— y, por supuesto, tienen
la obligación de llevar la señal “L” durante un año.
Continuamos con las rotondas… Cuando
exista más de un carril, saldremos siempre por el carril derecho, pues las
salidas desde un carril interior comportan mucho riesgo. La preferencia en las
glorietas es del que ya se encuentra dentro de ellas… El que se incorpora debe
ceder el paso.
Ahora, los peatones… Siempre deberán
cruzar la calle por un paso de cebra o semafórico, no importa lo alejado que
esté del lugar en el que se encuentren. Es muy peligroso atravesar la vía por
el sitio que más nos convenga… Esta imprudencia la veo todos los días, y con
mucha frecuencia.
Y terminamos, con los ciclistas… A la
hora de cruzar un paso de peatones, tienen que bajarse de la bicicleta, poner sus manos en el manillar y cruzar la
calle como otro peatón… Debo confesar que yo eso no lo he visto casi nunca.
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—¿Y eso dónde está escrito?
—Eso está recogido en las normas de Seguridad
Vial—le contesta uno de los viandantes, que ha tenido que esquivar al
infractor.
—Pues yo tengo dudas sobre la existencia de
esa norma, y no me voy a creer lo que me diga cualquiera en la calle —insistió
el impertinente.
—¿Sabes una cosa, maleducado? ¡Que “la verdad es la verdad, dígala Agamenón o
su porquero”! —le replicó con acritud otro viandante… El velocipedista se
aleja, hace una cabriola y sube a la
acera para continuar su recorrido.
—Oiga, señor, me podría explicar esa expresión que
acaba de pronunciar… La de Agamenón y su porquero —dijo un hombre de mediana estatura, al que le sobraban
algunos kilos y que superaba los sesenta años.
El autor de la expresión se vuelve,
invita al curioso a sentarse en un banco de hierro que se cobija bajo la sombra
de un árbol y comienza su explicación:
—Homero, escritor griego del siglo VIII a.C., fue el
autor de la epopeya griega “La Ilíada” —aunque a estas alturas, también se duda de su autoría—. En esa obra, Agamenón, rey de
Micenas, por su poder, dignidad y majestad, está por encima de todos los
griegos. Tiene cualidades que son propias de los dioses y es entre los héroes
griegos lo que Zeus es entre los dioses del Olimpo.
—¿Y lo del porquero?
—Esa locución, que a usted le ha despertado la
curiosidad, se debe al genial escritor sevillano Antonio Machado… En su obra “Juan
de Mairena” —publicada en el verano de 1936—, un sabio ignoto pronuncia la
siguiente frase: “La verdad es la
verdad, dígala Agamenón o su porquero”. Al escucharla, Agamenón dice: “Conforme”, y el porquero
replica: “No me convence”.
—Ya voy cogiendo el hilo.
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Con mis mejores deseos, saludos cordiales.
Fernando Monge
14/julio/2019
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