sábado, 16 de marzo de 2019

LA ROTONDA


HÉROES PARA SIEMPRE




A tres días de que las Pepas y Pepes celebren su onomástica quiero hacer mención muy especial hoy a un día que, aunque también lo celebremos con matices comerciales, es un DÍA que está marcado en cada uno de los días del año en nuestra memoria y nuestro corazón, sobre todo para los que ya no podemos disfrutar ni de sus buenos consejos, su esfuerzo por ser lo que somos, su generosidad, su cariño, y sobre todo sus ausencias aunque siempre estuviese ahí cuando lo necesitabas, hoy mi homenaje más sincero para ELLOS, los PADRES.
El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada día”.


Y él, a pesar de tantas horas elaborando, siempre tenía esa sonrisa dibujada. Las arrugas del tiempo fueron las que se dejaron entrever por las preocupaciones. Y no porque la mayoría hayamos sido especialmente traviesos. No, es algo consustancial a la vida. El día a día, es el desarrollo, el crecimiento de nuestros hijos, las responsabilidades, las enfermedades, la falta de trabajo, todo aquello que les puede hacer daño se clava en nuestro ser más profundo y se refleja en nuestro carácter. Por eso, ellos siempre están ahí, aunque no estén. 

Desde mi primera bicicleta, hasta llegar a autorizarme el primer permiso del ciclomotor, hasta que me saqué el permiso de conducir del coche. ¿Cuántos sabores y sinsabores? Ahora me consta.



Él me enseñó a montar en bicicleta, primero con cuatro ruedas, hasta que poco a poco fueron desaparecieron los dos ruedines traseros y pude controlar el equilibrio pedaleando a dos ruedas. Pero controlar aquel artefacto no fue lo más importante, sino los cientos de consejos que me dio para su tranquilidad y mi seguridad:

-      No te subas por las aceras.
-      Ten cuidado con la gente
-      ¡No corras!
-      ¡Cuídala! Tenla siempre limpia y engrasada.
-   Los coches y las motos tienen prioridad, aunque no la tengan, ¡tu seguridad es lo primero!

Y así, uno tras otro, ¿Por dónde vas?, y sobre todo antes de meterte en la carretera, quiero ver que controlas perfectamente a la máquina y no la bicicleta a ti.

Pero, cuando llegó el ciclomotor, tanto de lo mismo, ¡ahora me doy cuenta de lo que sufriría! Estoy convencido de que desde que salía de mi casa hasta que volvía el sufrimiento era constante.

Y del coche, ni hablamos. Recuerdo las primeras clases que él me daba, tendría yo unos 16 o 17 años. ¡Qué paciencia, qué confianza! Fueron mis primeros flirteos con el Seat 850 especial. Con el mismo que di las clases del coche, pero el día que fui a examinarme con uno de las mismas características, la placa de la autoescuela estaba caducada, y me tuve que examinar con un Seat 133. Era entonces, cuando el mismo día, si ibas aprobando te examinabas del teórico, la pista y la prueba real, ¡vamos! que recuerdo que literalmente ese mismo día te venías con el permiso en el bolsillo, es más, hasta donde llegó la confianza en mí de mi pobre padre, que lo necesitaba por la noche para realizar una prueba deportiva, y me dejó el coche con mi reluciente permiso de conducir.

Todos tendremos una historia interior que contar, y seguro que a muchos de ustedes les habrán ocurrido otras tantas experiencias que guardarán como oro en paño en el baúl de su memoria.

Por eso con el permiso de los José y las Josefa, en mi vida cada día del año es 19 de MARZO. Porque no hay un día que no lo recuerde a él.
Unas manos encallecidas por el trabajo, unos ojos con lenguaje propio que verbalizaban las alegrías y las penas y un corazón grande, el de un PADRE con mayúsculas que ejercía sin libro de instrucciones y que acertó plenamente con seguridad, experiencia, generosidad y mucho amor.

Hoy, mañana, igual que pasado mañana, irá aumentando mi admiración por ti, lo mucho que te echo de menos. ¡Ah! y cómo él decía, ”soy el mejor conductor de España y la verdad fue muy objetivo con esta afirmación: no recuerdo que le pusieran ninguna multa en todos los años que condujo, era muy educado al volante y respetaba escrupulosamente las normas de circulación, de ahí, la ausencia de accidentes.

Para mí, todo un ejemplo, PADRE, ahora que he vivido tu experiencia y estoy en el disfraz de abuelo, me consta por experiencia de cada día que la mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos, gracias por todo.

Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com









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