HÉROES PARA SIEMPRE
A tres días de que las Pepas y
Pepes celebren su onomástica quiero hacer mención muy especial hoy a un día que,
aunque también lo celebremos con matices comerciales, es un DÍA que está
marcado en cada uno de los días del año en nuestra memoria y nuestro corazón,
sobre todo para los que ya no podemos disfrutar ni de sus buenos consejos, su
esfuerzo por ser lo que somos, su generosidad, su cariño, y sobre todo sus
ausencias aunque siempre estuviese ahí cuando lo necesitabas, hoy mi homenaje
más sincero para ELLOS, los PADRES.
“El mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de su tiempo cada
día”.
Y él, a pesar de tantas horas
elaborando, siempre tenía esa sonrisa dibujada. Las arrugas del tiempo fueron
las que se dejaron entrever por las preocupaciones. Y no porque la mayoría
hayamos sido especialmente traviesos. No, es algo consustancial a la vida. El
día a día, es el desarrollo, el crecimiento de nuestros hijos, las
responsabilidades, las enfermedades, la falta de trabajo, todo aquello que les
puede hacer daño se clava en nuestro ser más profundo y se refleja en nuestro
carácter. Por eso, ellos siempre están ahí, aunque no estén.
Desde mi primera bicicleta,
hasta llegar a autorizarme el primer permiso del ciclomotor, hasta que me saqué
el permiso de conducir del coche. ¿Cuántos sabores y sinsabores? Ahora me
consta.
Él me enseñó a montar en
bicicleta, primero con cuatro ruedas, hasta que poco a poco fueron
desaparecieron los dos ruedines traseros y pude controlar el equilibrio
pedaleando a dos ruedas. Pero controlar aquel artefacto no fue lo más
importante, sino los cientos de consejos que me dio para su tranquilidad y mi
seguridad:
-
No te subas por las aceras.
-
Ten cuidado con la gente
-
¡No corras!
-
¡Cuídala! Tenla siempre limpia y engrasada.
- Los coches y las motos tienen prioridad, aunque
no la tengan, ¡tu seguridad es lo primero!
Y así, uno tras otro, ¿Por
dónde vas?, y sobre todo antes de meterte en la carretera, quiero ver que
controlas perfectamente a la máquina y no la bicicleta a ti.
Pero, cuando llegó el
ciclomotor, tanto de lo mismo, ¡ahora me doy cuenta de lo que sufriría! Estoy
convencido de que desde que salía de mi casa hasta que volvía el sufrimiento
era constante.
Y del coche, ni hablamos.
Recuerdo las primeras clases que él me daba, tendría yo unos 16 o 17 años. ¡Qué
paciencia, qué confianza! Fueron mis primeros flirteos con el Seat 850
especial. Con el mismo que di las clases del coche, pero el día que fui a
examinarme con uno de las mismas características, la placa de la autoescuela
estaba caducada, y me tuve que examinar con un Seat 133. Era entonces, cuando
el mismo día, si ibas aprobando te examinabas del teórico, la pista y la prueba
real, ¡vamos! que recuerdo que literalmente ese mismo día te venías con el
permiso en el bolsillo, es más, hasta donde llegó la confianza en mí de mi pobre
padre, que lo necesitaba por la noche para realizar una prueba deportiva, y me
dejó el coche con mi reluciente permiso de conducir.
Todos tendremos una historia
interior que contar, y seguro que a muchos de ustedes les habrán ocurrido otras
tantas experiencias que guardarán como oro en paño en el baúl de su memoria.
Por eso con el permiso de los
José y las Josefa, en mi vida cada día del año es 19 de MARZO. Porque no
hay un día que no lo recuerde a él.
Unas manos encallecidas por el
trabajo, unos ojos con lenguaje propio que verbalizaban las alegrías y las
penas y un corazón grande, el de un PADRE con mayúsculas que ejercía sin libro
de instrucciones y que acertó plenamente con seguridad, experiencia,
generosidad y mucho amor.
Hoy, mañana, igual que pasado
mañana, irá aumentando mi admiración por ti, lo mucho que te echo de menos. ¡Ah! y cómo él decía, ”soy el mejor conductor de España” y la
verdad fue muy objetivo con esta afirmación: no recuerdo que le pusieran
ninguna multa en todos los años que condujo, era muy educado al volante y
respetaba escrupulosamente las normas de circulación, de ahí, la ausencia de
accidentes.
Para mí, todo un ejemplo,
PADRE, ahora que he vivido tu experiencia y estoy en el disfraz de abuelo, me
consta por experiencia de cada día “que
la mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos”,
gracias por todo.
Con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com
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