En el pasado Salón de Ginebra,
Peugeot presentó orgullosamente un mastodóntico león de 12,5 metros de longitud
y 4,8 metros de altura, una obra cumbre realizada por el pionero Peugeot Design
Lab pero, ¿por qué un león?, ¿por qué ha acompañado a todos los productos
Peugeot durante tres siglos, conformándose como testigo excepcional del
desarrollo industrial humano?
Peugeot es la marca
automovilística en activo más antigua del sector, con 160 años a sus espaldas.
Un largo periodo de la historia del desarrollo industrial en el que la marca
francesa ha estado siempre presente de muy diversas maneras: sierras,
herramientas, tractores, molinillos, bicicletas, motos… y, por supuesto,
automóviles.
Una variedad de productos
única, compartida por muy pocas marcas actuales, en la que siempre se repetía
un elemento común: el logotipo del león. Desde 1858, cuando Emile Peugeot,
padre del futuro fundador de la marca Armand Peugeot, registró el león como
símbolo de una emergente compañía industrial, este imperioso animal ha
encabezado todo producto salido de la factoría Peugeot.
Por aquel entonces, las
sierras eran la estrella en la casa francesa, famosas por ser resistentes,
flexibles y rápidas en el corte, igual que los dientes, espinazo y agilidad de
este felino animal, de ahí que Peugeot adoptase esta simbología y la registrase
en el Conservatorio Imperial de Artes y Oficios de Francia.
Desde ese momento, el logotipo
de Peugeot ha pasado a ser fiel reflejo de las corrientes artísticas de cada
instante histórico, y testigo de los eventos que han cambiado la identidad
humana durante los siglos XIX, XX y XXI.
El primer león conocido es el
que aparece posado en una flecha mirando hacia la izquierda, invitando a un
movimiento de la sierra hacia esa dirección. Aparece en 1872, y se va
implantando en otros productos de la marca como molinillos (1881), bicicletas
(1882) y motos (1898). Curiosamente el primer automóvil fabricado por Peugeot,
el Serpollet-Peugeot (1889), no lució el león en su frontal. Se tuvo que
esperar hasta 1905 para ver esta circunstancia, utilizándose el mismo logotipo
del león sobre la flecha.
En 1923, los escultores Marx y
Baudichon dieron un paso más para la marca. Siguiendo los patrones artísticos
de la época, el león pasaría a ser tridimensional y funcionaría como tapón para
el radiador de todos los automóviles Peugeot con dos versiones: el león
dispuesto a saltar, y el león rugiendo.
En los años 30, Peugeot adoptó
una estética más aristocrática, común en todos los vehículos por aquel
entonces, símbolo del desarrollo industrial como elemento diferenciador entre
clases sociales. La cabeza del león con las fauces abiertas coronaba la
calandra de modelos míticos como el Peugeot 301, 401 y 601.
El mismo emblema, pero más
estilizado seguiría siendo el patrón normal en los modelos de los años 40,
destacando el Peugeot 402, el automóvil que cambiaría la historia de la casa, y
que recibió el nombre popular de ‘el cohete de Sochaux’, ciudad francesa donde
se ubicó la primera factoría de Peugeot para la fabricación casi en exclusiva
de vehículos.
En 1948, el logo de Peugeot
adoptó un estilo heráldico y, por primera vez, mostraba el león apoyado sobre
sus dos patas, recordando el estilo actual del mismo. Además, en modelos como
el Peugeot 203, el bisabuelo del actual 208, el emblema se puede ver por
primera vez en el volante, manteniéndose hasta la década de los 60, cuando por
motivos de seguridad -era demasiado grande y volátil- se volvió a modificar.
Llega Pininfarina, y con ellos
el moderno Peugeot 404, con un nuevo logo del león más imponente y con las
crines al viento. Es un momento de libertad cultural en la práctica totalidad
de Europa, imperaba el movimiento ‘hippy’, y aparece la inscripción de Peugeot
junto al león en tonos dorados. Ya en el 68, con la gran berlina de la marca
-el Peugeot 504- este león tan brioso se dejó de “encorsetar” en el
característico marco que le había acompañado durante décadas.
Fue un período de trazos más
minimalistas y depurados, quitando elementos superfluos hasta desembocar en lo
que se ha conocido como el ‘león de alambre’, una figura delineada que, desde
1975, ha liderado los frontales de modelos con los que los amantes del motor
han ido creciendo, como el Peugeot 604, el 306 o, sobre todo, el Peugeot 205,
icono de la década de los 80.
Las siguientes revisiones del
emblema de Peugeot, en 1998 y en 2010, han ido redondeando y limpiando las
líneas, creando formas y texturas con relieves metálicos dando la sensación de
firmeza y solidez, grandes paradigmas de la marca francesa en sus modelos
actuales. Aparece sobre el capó de los mismos, aunque en los modelos más
actuales como los SUV 2008, 3008 o 5008 y en el avanzado Peugeot 508 esta
tónica parece haberse olvidado situándolo de nuevo en el centro de la calandra,
creando formas junto a la rejilla delantera, un guiño en toda regla a dos
siglos de, probablemente, el logotipo más reconocible del mundo del motor.
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