sábado, 3 de febrero de 2018

LA ROTONDA


                                     LOS OTROS

                                                                                        

El sol estaba en todo lo alto, y yo regresaba de un viaje de negocios, estaba aproximadamente a unos cien kilómetros de mi destino. Repasaba mentalmente todo cuanto había sucedido en la gestión que venía de realizar. Es muy difícil desconectar mientras se conduce. El repaso a lo que se ha hecho o a lo que se piensa realizar. El recuerdo de un momento te viene a la mente, y que te ha traído la canción que estaba sonando en esos momentos en la radio. O la tertulia encendida entre opiniones encontradas alrededor de un micrófono. Uno sin querer, o termina cansado de discusiones y cambia de canal, o empieza a crearse su propia opinión sobre el tema que se está discutiendo.


En definitiva, parte de uno mismo está desconectada de la realidad que en este caso es la conducción. Se dice que es como una conducción instintiva: miro hacia adelante, observo el espejo retrovisor y los laterales, cambio de marcha mecánicamente, y estoy en modo de alerta ante las normas de conducción y cualquier eventualidad que se presente en la vía. Pero es indudable que parte de tu mente, cuando llevas un tiempo conduciendo, está en otro sitio.

De pronto observo, a unos cien metros, un vehículo en extrañas circunstancias. El vehículo se encontraba entre la calzada y el arcén. Cuanto más me acercaba, confirmaba mis sospechas, más creía que lo que estaba viendo se trataba de un accidente. El cien por cien de mis sentidos estaban en modo de atención. El vehículo se había salido de la calzada y el morro del coche se había incrustado en un árbol. Detuve mi vehículo a unos veinticinco metros de distancia del accidente y observé como fuera del vehículo, sobre el arcén, había una persona tendida bocabajo.

¡Aquí empieza el dilema! ¿Qué debo hacer? ¿Cómo hacerlo? En dos minutos, te cuento que tendríamos que hacer todos ante una situación de accidente:

Es necesario saber que en el artículo 195 del Código Penal se establece que quien no socorra a una persona que se halle en peligro, cuando pudiera hacerlo sin riesgo propio o de terceros, será castigado con una pena de una multa de tres a 12 meses. Y en el caso de que quien cause la lesión no auxilie a la víctima, la pena será de prisión por 6 a 18 meses.

Por lo tanto, es obligatorio auxiliar a las víctimas de un accidente, pero nunca hagas nada que no sepas hacer y que pueda ser contraproducente, a pesar de la buena intención.

Medidas en relación a la seguridad de la circulación:

Si se está conduciendo, se debe parar el vehículo fuera de la calzada si es posible, estacionarlo conforme a las normas (freno de mano y motor apagado) y acudir al auxilio de las posibles víctimas. También se deberán encender las luces de emergencia y poner los dispositivos de preseñalización 50 metros antes del punto donde se ha producido el accidente. De igual manera, se tendrán que encender las luces de posición si es de noche o si las condiciones meteorológicas obligan a ello.

Medidas en relación a las víctimas:

Hay ciertos puntos a evitar. Como norma general, no se debe mover al herido. Antes de actuar hay que valorar los daños reales de alguien que esté atrapado en un vehículo, para ver si se le puede ayudar a salir. Aunque se haga con buena intención, mover a alguien en estas circunstancias podría provocarle daños mayores. En el caso de que una de las víctimas sea un motorista, hay que recordar que nunca debemos quitarle el casco.

Es importante llamar al 112 lo antes posible, ofreciendo la mayor cantidad de datos sobre el accidente (localización, número de heridos y vehículos implicados y cualquier otro dato que pueda resultar de importancia).

En cuanto a la atención de las víctimas, sí que debemos tener en cuenta una serie de primeros auxilios en accidentes: atender en primer lugar a las víctimas que tienen problemas respiratorios (RCP), hemorragias graves (aplicar presión en las heridas más profundas para evitar que se desangren) o aquellas inconscientes (hablarles e intentar que respondan). Asimismo, cubrirlas con una manta ayudará a que no pierdan temperatura corporal. Como norma general, no debemos ofrecerles comida ni bebida.

A cualquiera le puede pasar. Y es verdad, los nervios, intentar hacerlo lo mejor posible, en definitiva, reaccionar ante una circunstancia de estas características, a veces, nos sobrepone o nos sobrepasa.

Son experiencias imprevistas para las cuales nadie está preparado, pero todos debemos saber que sí existen unos protocolos de actuación tendentes a salvar vidas.

Os deseo un feliz día, y no se olviden de  lo que dice el filósofo Confucio:

 “No hagas a los otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti”

Pepe Bejarano
03 de febrero 2018
todomotorsevilla@gmail.com

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