LOS OTROS
El sol estaba en todo lo alto,
y yo regresaba de un viaje de negocios, estaba aproximadamente a unos cien kilómetros
de mi destino. Repasaba mentalmente todo cuanto había sucedido en la gestión
que venía de realizar. Es muy difícil desconectar mientras se conduce. El
repaso a lo que se ha hecho o a lo que se piensa realizar. El recuerdo de un
momento te viene a la mente, y que te ha traído la canción que estaba sonando
en esos momentos en la radio. O la tertulia encendida entre opiniones
encontradas alrededor de un micrófono. Uno sin querer, o termina cansado de
discusiones y cambia de canal, o empieza a crearse su propia opinión sobre el
tema que se está discutiendo.
En definitiva, parte de uno
mismo está desconectada de la realidad que en este caso es la conducción. Se
dice que es como una conducción instintiva: miro hacia adelante, observo el
espejo retrovisor y los laterales, cambio de marcha mecánicamente, y estoy en
modo de alerta ante las normas de conducción y cualquier eventualidad que se
presente en la vía. Pero es indudable que parte de tu mente, cuando llevas un
tiempo conduciendo, está en otro sitio.
De pronto observo, a unos cien
metros, un vehículo en extrañas circunstancias. El vehículo se encontraba entre
la calzada y el arcén. Cuanto más me acercaba, confirmaba mis sospechas, más
creía que lo que estaba viendo se trataba de un accidente. El cien por cien de
mis sentidos estaban en modo de atención. El vehículo se había salido de la
calzada y el morro del coche se había incrustado en un árbol. Detuve mi
vehículo a unos veinticinco metros de distancia del accidente y observé como
fuera del vehículo, sobre el arcén, había una persona tendida bocabajo.
¡Aquí empieza el dilema! ¿Qué
debo hacer? ¿Cómo hacerlo? En dos minutos, te cuento que tendríamos que hacer
todos ante una situación de accidente:
Es necesario saber que en el
artículo 195 del Código Penal se establece que quien no socorra a una persona
que se halle en peligro, cuando pudiera hacerlo sin riesgo propio o de
terceros, será castigado con una pena de una multa de tres a 12 meses. Y en el
caso de que quien cause la lesión no auxilie a la víctima, la pena será de
prisión por 6 a 18 meses.
Por lo tanto, es obligatorio
auxiliar a las víctimas de un accidente, pero nunca hagas nada que no sepas
hacer y que pueda ser contraproducente, a pesar de la buena intención.
Medidas en relación a la
seguridad de la circulación:
Si se está conduciendo, se
debe parar el vehículo fuera de la calzada si es posible, estacionarlo conforme
a las normas (freno de mano y motor apagado) y acudir al auxilio de las
posibles víctimas. También se deberán encender las luces de emergencia y poner
los dispositivos de preseñalización 50 metros antes del punto donde se ha
producido el accidente. De igual manera, se tendrán que encender las luces de
posición si es de noche o si las condiciones meteorológicas obligan a ello.
Medidas en relación a las
víctimas:
Hay ciertos puntos a evitar.
Como norma general, no se debe mover al herido. Antes de actuar hay que valorar
los daños reales de alguien que esté atrapado en un vehículo, para ver si se le
puede ayudar a salir. Aunque se haga con buena intención, mover a alguien en
estas circunstancias podría provocarle daños mayores. En el caso de que una de
las víctimas sea un motorista, hay que recordar que nunca debemos quitarle el
casco.
Es importante llamar al 112 lo
antes posible, ofreciendo la mayor cantidad de datos sobre el accidente
(localización, número de heridos y vehículos implicados y cualquier otro dato
que pueda resultar de importancia).
En cuanto a la atención de las
víctimas, sí que debemos tener en cuenta una serie de primeros auxilios en accidentes:
atender en primer lugar a las víctimas que tienen problemas respiratorios
(RCP), hemorragias graves (aplicar presión en las heridas más profundas para
evitar que se desangren) o aquellas inconscientes (hablarles e intentar que
respondan). Asimismo, cubrirlas con una manta ayudará a que no pierdan
temperatura corporal. Como norma general, no debemos ofrecerles comida ni
bebida.
A cualquiera le puede pasar. Y
es verdad, los nervios, intentar hacerlo lo mejor posible, en definitiva,
reaccionar ante una circunstancia de estas características, a veces, nos
sobrepone o nos sobrepasa.
Son experiencias imprevistas
para las cuales nadie está preparado, pero todos debemos saber que sí existen
unos protocolos de actuación tendentes a salvar vidas.
“No hagas a los otros lo que no te gustaría
que te hicieran a ti”
Pepe Bejarano
03 de febrero 2018
todomotorsevilla@gmail.com
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