El parabrisas laminado (que
parte de un descubrimiento casual en 1903) es uno de los inventos que más vidas
ha salvado y lesiones ha evitado.
A principios del Siglo XX se
comenzaron a introducir los primeros parabrisas, que pronto se ganaron mala
fama porque se rompían en mil pedazos y generaban lesiones a los ocupantes de
los vehículos.
Siempre que nos ponemos al volante no dejamos de mirar a través de él,
pero el parabrisas sigue siendo un gran desconocido para la mayoría del
público. Sobre todo, en lo que se refiere a su aportación a la seguridad.
Además de por sus evidentes implicaciones en la visibilidad, el parabrisas
aporta hasta el 30% de la resistencia de la estructura del vehículo y es un
elemento clave para evitar el hundimiento del techo en caso de vuelco. La
eficacia del airbag del acompañante también está condicionada por el buen
estado del parabrisas, pues al desplegarse se apoya sobre él, ejerciendo una
enorme presión. Y los sistemas ADAS de seguridad activa, que informan al
sistema de alerta de cambio de carril o de frenada de emergencia, están basados
en multitud de sensores que suelen instalarse en el parabrisas.
Desde que comenzó a utilizarse
en los coches, a principios del Siglo XX, el parabrisas ha sido protagonista de
numerosas historias y curiosidades. En Carglass® España repasamos algunas de
ellas para conocer mejor esta pieza fundamental de cualquier automóvil.
Los primeros parabrisas
Los conductores de los
primeros coches solían usar gafas para protegerse del viento, polvo y de las
piedras que podían saltar de los caminos. A principios del Siglo XX se
comenzaron a introducir los primeros cristales frontales de protección. Estos
parabrisas estaban compuestos por dos hojas de cristal horizontales
desplazables: cuando la mitad superior se ensuciaba, el conductor podía
plegarla seguir adelante.
Pero pronto los parabrisas se
ganaron mala fama, pues en un accidente se rompían en mil pedazos y causaban
lesiones en los ocupantes, viandantes y motoristas; lo que también comenzó a
provocar numerosas demandas. Por este motivo, cuando aparecieron los primeros
coches cerrados, con cristales en los cuatro lados, muchas personas tenían
miedo a subirse en ellos.
Henry Ford marca el camino
En los años ’20 del siglo
pasado Henry Ford se convence de que hay que fabricar cristales de automóvil
-sobre todo, el parabrisas- más seguros;
ya fuera por que varios amigos habían sufrido accidentes, por las demandas
recibidas o porque no le gustaba que la ventana trasera del Modelo T
distorsionara la realidad. A Ford también le preocupaba la escalada del precio
del cristal, cuyos fabricantes no podían absorber la creciente demanda por
parte de los fabricantes.
Por estos motivos, Ford le
encarga a Clarence Avery, el “genio” mecánico de la empresa, que busque una
nueva forma de fabricación que consiga un cristal más resistente y barato.
Junto al especialista Pilkington crean un nuevo proceso de fabricación de
vidrio mucho más resistente y barato, pues se produce en la misma planta de
River Rouge de Ford.
El cristal laminado, una
revolución descubierta por casualidad
El parabrisas laminado es uno
de los inventos que más vidas ha salvado y lesiones ha evitado en la carretera.
Y se descubrió por casualidad en 1903, cuando al inventor francés Edouard
Benedictus se le cayó al suelo un vaso de vidrio y no se rompió en mil pedazos.
¿La causa? Ese vaso había contenido nitrato de celulosa y la película seca que
quedó sobre el cristal mantuvo los trozos unidos cuando este se rompió.
En Inglaterra, John C. Wood
hace un descubrimiento similar en paralelo, pero es Benedictus quien presenta
en 1909 la patente de dos capas de vidrio con una de celulosa entre ellas. En
1911 crea la Société du Verre Triplex, que fabricó un compuesto de vidrio y
plástico para reducir las lesiones en accidentes automovilísticos.
No se decolora
El cristal laminado fue muy
utilizado en las máscaras de gas durante la Primera Guerra Mundial, pero tardó
en popularizarse en el mundo del automóvil por su precio y porque la capa
intermedia se decoloraba con el paso del tiempo. Lo primero cambió tras la
huelga de la Federación de Trabajadores de Vidrio de Estados Unidos de 1937. Lo
segundo se solucionó en 1938, cuando Carleton Ellis fabricó el butiral de
polivinilo. En 1939, un anuncio de Ford decía que “el cristal de seguridad ‘Indestructo’ da la
protección más completa. Además de no romperse en mil pedazos, es cristalino y
nunca se decolora”.
Un gigantesco aumento de la
seguridad de los coches
No fue hasta bien entrada la
década de los ’30 cuando los parabrisas laminados se popularizan y se
convierten en una de las innovaciones de seguridad más importantes de la
historia del automóvil, por varios motivos. El primero, que el cristal ya no se
astilla en mil pedazos, reduciéndose las lesiones a los ocupantes en caso de
accidente. El segundo es que, al ser más resistente, evita que los pasajeros
salgan despedidos fuera del coche en una colisión. Y el tercero, que aumenta la
rigidez estructural del coche y protege del aplastamiento del techo en caso de
vuelco.
Parabrisas pioneros
Oldsmobile fue la primera
marca que incluyó el parabrisas como un elemento de serie en todos sus
vehículos, en el año 1915. Ford lo ofrecía desde 1908 en su Modelo T, como una
opción con un sobreprecio de 100 dólares (en un paquete junto al velocímetro y
los faros), un precio algo elevado si tenemos en cuenta que la versión más
económica de este modelo costaba 825 (18.000 dólares actuales). El primer
parabrisas laminado de serie lo montó un Rickenbacker en 1926, dos años después
de que Lincoln equipara a varios departamentos de policía con el modelo Police
Flyers, que montaba un parabrisas a prueba de balas, realizado en vidrio y
policarbonato, de 2,5 cm. de grosor.
El primer parabrisas de una
sola pieza con formas curvas lo empleó Chrysler en 1934, en su modelo Airflow
Custom Imperial 8. Mucho más tarde llegó el primer parabrisas panorámico, del
que presumía el concept car de General Motors LeSabre, presentado en 1951.
A principios de los años ’30,
Cadillac y Chevrolet comenzaron a diseñar coches con el parabrisas inclinado,
por diseño y aerodinámica. En 1936 General Motors introduce el parabrisas
dividido verticalmente en sus coches. Y hay una patente de esos años del primer
sistema antiempañamiento.
La historia de Ford con los
parabrisas escribió un nuevo capítulo con el impresionante Ford GT de 2016,
primer coche del mundo que monta un parabrisas con cristal ‘Gorilla Glass’.
Desarrollado para las pantallas de los smartphones, es más ligero (hasta un
30%, lo que permite ahorrar 5 kilos de peso), delgado (un 25%) y resistente a
los arañazos que el vidrio tradicional. Está creado con muchas capas: una
interior reforzada, una intermedia termoplástica absorbente de ruido y un vidrio
recocido de capa externa.
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