La Dirección General de
Tráfico prevé cerca de 6,1 millones de desplazamientos este fin de semana.
Muchos accidentes podrían
evitarse con una correcta visibilidad y estrategia de exploración visual, que
nos permita anticiparnos a posibles riesgos. Y todo esto sucede a través del
parabrisas y del resto de los cristales de nuestro vehículo.
Este fin de semana tendremos una nueva ‘Operación Retorno’ de verano, en
la que habrá un notable aumento de desplazamientos por carretera (la Dirección
General de Tráfico prevé cerca de 6,1 millones). Por cómo han caído las fechas este
año, tanto los desplazamientos de salida de vacaciones como los retornos se
realizarán aprovechando el fin de semana, razón por lo que la DGT ha ampliado
su dispositivo los tres primeros días del mes de septiembre. Según el Director
General de Tráfico, Gregorio Serrano, “el
dispositivo que tenemos preparado, tendrá verdadero sentido si la totalidad de los distintos usuarios de las
vías somos conscientes de la responsabilidad que tenemos cuando nos ponemos en
carretera”.
El parabrisas, clave en la
seguridad
Como siempre, desde Carglass
queremos recomendar precaución al volante y revisar el parabrisas antes de
emprender el viaje. Además de por sus evidentes implicaciones en la
visibilidad, el parabrisas aporta hasta el 30% de la resistencia de la estructura
del vehículo y es un elemento clave para evitar el hundimiento del techo en
caso de vuelco. La eficacia del airbag del acompañante también está
condicionada por el buen estado del parabrisas, pues al desplegarse se apoya
sobre él, ejerciendo una enorme presión. Y los sistemas ADAS de seguridad
activa, que informan al sistema de alerta de cambio de carril o de frenada de
emergencia, están basados en multitud de sensores que suelen instalarse en el
parabrisas.
Tampoco hay que olvidar
revisar el estado de las escobillas de los limpiaparabrisas. Unas escobillas en mal estado afectan a la
visibilidad en carretera, con el consiguiente riesgo para la seguridad vial. En
estas fechas las condiciones del clima suelen ser muy cambiantes, con numerosas
precipitaciones en toda la geografía española, y unas escobillas en mal estado
pueden arruinar un viaje. Carglass recomienda sustituir las escobillas, al
menos, una vez al año o incluso con mayor frecuencia si se realiza un elevado
kilometraje.
Además, hasta el 9 de
septiembre regalamos un aspirador portátil Casals a cada cliente que repare o
sustituya un parabrisas, tanto en un centro de servicio oficial o mediante un
taller móvil de la compañía. Para aprovecharse de esta magnífica promoción, se
puede pedir cita para ser atendido en uno de los 222 centros propios y 98
talleres móviles de Carglass® en España, a través de la página web de la
compañía, del teléfono 902 107 343 o de Whatsapp, a través del número 609 061
847.
Las recomendaciones de
Carglass para evitar accidentes
El 90% de la información que
recibimos al conducir nos llega al cerebro a través de la vista. Los continuos
cambios de condiciones del tráfico (entorno, posición relativa, orientación,
velocidad, dirección…) exigen al conductor constantes ajustes de su foco de
visión para poder comprender lo que le rodea, y tomar las mejores decisiones
para mantener el coche dentro de la vía y sin colisionar con otro objeto.
Muchos accidentes podrían evitarse con una correcta visibilidad y estrategia de
exploración visual, que nos permita anticiparnos a posibles riesgos. Y todo
esto sucede a través del parabrisas y del resto de los cristales de nuestro
vehículo. Por este motivo, desde Carglass queremos darte unos consejos que
mejorarán tu seguridad al volante.
1. Levantar la barbilla y
mirar a lo lejos
Mirar al frente y a lo lejos
–no a lo que sucede justo por delante del capó- ayuda a mantener la trayectoria
sin necesidad de hacer constantes correcciones en el volante para mantenernos
en el carril. Más importante aún, es que mirar a lo lejos nos permite
anticiparnos a todo lo que pueda suceder por delante de nosotros y tener un
valioso tiempo de reacción extra para evitar un accidente. La habilidad de
mirar bien al frente hay que entrenarla, y requiere de otras estrategias de
exploración visual complementarias, como los barridos.
2. Realizar constantes
barridos visuales
Si sólo mirásemos a lo lejos,
apenas obtendríamos información de lo que pasa a izquierda y derecha del
vehículo, y entre el capó de nuestro coche y el punto hacia donde apuntamos la
mirada. Por este motivo es necesario realizar barridos de mirada transversales
(de lado a lado) y longitudinales (desde cerca hacia más lejos). En autopistas
y autovías debemos llegar lejos con la mirada y realizar frecuentes barridos
longitudinales hacia el capó de nuestro coche. Al hacer pocas entradas y
salidas, los barridos transversales serán poco frecuentes. En carreteras
convencionales, con más entradas y salidas, así será más necesario mirar a
izquierda y derecha con relativa frecuencia.
3. Visión periférica
La visión periférica es la
habilidad de captar y reconocer la información o movimiento que se desarrolla
alrededor del objeto o punto concreto sobre el que hemos fijado la visión. En
otras palabras, es lo que somos capaces de ver “por el rabillo del ojo” mientras vamos conduciendo. Con la visión
periférica, aunque no vemos los objetos que aparecen en los extremos de nuestro
campo de visión enfocados y definidos; sí podemos percibir que ahí sucede algo
que llama nuestra atención. A partir de ese momento se suele tardar 0,5
segundos en girar la cabeza y enfocar esa situación, para poder evaluarla y
tomar una decisión.
4. El “efecto túnel”
A mayor velocidad, llega al
cerebro más cantidad de información por segundo. Para poder procesarla, nuestra
menta limita esa información, descartando la que entiende que es menor
importante por estar más lejos del foco de atención y más a los extremos de nuestro
campo visual. Si en parado nuestro campo de visión es de 120º, en movimiento el
denominado campo de visión cinético va reduciéndose con la velocidad. Por
ejemplo, a 65 km/h se reduce hasta los 70 grados, mientras que a 100 km/h el
campo de visión baja hasta solo 42°. A partir de 130 km/h, comienza a parecer
el efecto túnel: es como si a nuestros lados solo hubiera paredes negras.
5. Vas hacia donde miras
En momentos de tensión
tendemos instintivamente a dirigir nuestro vehículo justo hacia el lugar al que
apuntamos la vista. Y en una situación de riesgo, ese lugar suele ser el más
peligroso: por ejemplo, el coche que se ha cruzado en nuestro camino y contra
el que vamos a chocarnos. Al volante hay que ser conscientes de este fenómeno,
y tener la mente fría para dirigir la vista, y nuestro vehículo, hacia los
puntos de escape de una situación de peligro.
6. Evaluar todo lo que nos rodea
Conducir de forma segura
implica ir con mil ojos, mirando y evaluando constantemente todo lo que nos
rodea para detectar posibles amenazas y estar prevenido frente a ellas. También
analizar el entorno: el asfalto (sucio, baches…), si hay cruces, salidas de
caminos o de casas, zonas con mucha afluencia de personas… Y todo ello, sin
despistarnos en cosas que desvíen nuestra atención de lo importante, como las vallas publicitarias, un coche parado en
el sentido contrario…
7. Ver los ojos de los demás
En muchas ocasiones no sabemos
si otro conductor nos ha visto y va a tener en cuenta nuestra presencia antes
de ejecutar una maniobra que podría acabar en una colisión. A veces, podemos
asegurarnos de que nos han visto mirando a sus espejos retrovisores y buscando
el contacto visual. A nosotros, ese rápido cruce de miradas nos confirmará que
nos ha visto; y él también será consciente de que nosotros sabemos que nos ha
visto.
8. Ver a través de otros
coches
No se trata de tener
superpoderes, sino de saber mirar a través de los cristales de los vehículos
que nos preceden. Muchas veces lo hacemos instintivamente y solo nos damos
cuenta de ello cuando nos sentimos molestos circulando detrás de un furgón
opaco. En estas circunstancias lo mejor es aumentar la distancia de seguridad,
para tener la máxima información de lo que ocurre por delante de dicho
vehículo. Mirar a través de los otros vehículos nos permite anticipar
acontecimientos, por ejemplo, ver las luces de frenado del coche que va dos
coches por delante de nosotros, y así poder frenar antes; o ver un obstáculo en
la vía y no “comérnoslo” cuando el coche que nos precede lo esquiva en el
último momento.
9. Los malditos ángulos
muertos y “zonas oscuras”
Hay objetos y situaciones que,
por mucho que queramos verlas, se escapan a nuestro ángulo de visión por
diferentes motivos. El más común es el denominado “ángulo muerto” de los
retrovisores, que es la zona que no alcanzan a recoger por el propio diseño del
coche. Especialmente sensibles a introducirse en estos ángulos muertos son las
motocicletas, cuando circulan entre hileras de vehículos. La mayoría de
automóviles modernos ofrecen –de serie o como opción con sobrecoste- un sistema
que nos alerta de la presencia de objetos en ese ángulo muerto, mediante
alertas visuales o sonoras. En Carglass opinamos que esos sistemas deberían ser
de montaje obligatorio en todos los coches, pues evitan numerosos accidentes.
10. Los molestos y peligrosos
deslumbramientos
Para tener la mejor
visibilidad posible en situaciones de deslumbramiento por el sol es clave, en
primer lugar, llevar gafas de sol y el parabrisas en perfecto estado. Por un
lado, el cristal debe estar limpio; y por otro, no tener rayones ni impactos,
pues tanto la suciedad como los desperfectos en el parabrisas provocan
peligrosos reflejos que dificultan la visión. Ya sea a causa sol, o por las
luces largas, o mal orientadas, de otro vehículo por la noche; un
deslumbramiento puede cegarnos momentáneamente y ser muy peligroso. En esas
situaciones, lo primero es no mirar directamente a la fuente de luz, y dirigir
la vista hacia una referencia que nos permita seguir circulando sin salirnos
del carril. Lo mejor suele ser bajar la vista hacia la derecha, y buscar la
línea de la carretera o el borde del arcén; usando la visión periférica para
controlar el resto de la vía.
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