Aprende a usar los cinco sentidos
para descubrir con antelación fallos mecánicos que pueden costarte un disgusto.
Vamos a poner nuestros cinco
sentidos en encontrar los posibles fallos y averías de nuestro coche.
LA VISTA
La observación de lo que nos rodea
es una práctica que siempre nos pondrá un paso por delante de todo.
1. Una revisión visual cada vez que
te subes al vehículo es fundamental, sobre todo la parte exterior, donde muchas
veces y por las prisas no prestamos la atención debida.
En esta pequeña ronda podríamos
encontrar un parachoques suelto, la matrícula colgando, que falta el
limpiaparabrisas trasero y otras cuestiones que una vez en marcha son un
problema.
Comprobar visualmente, al menos de
vez en cuando, que todas las luces funcionan (intermitentes, largas, cortas,
posición, freno…) puede incluso evitarte una buena multa.
2. Durante la conducción, la
observación visual que debemos hacer gira más alrededor del color del humo que
sale de nuestro coche. Aquí podemos distinguir tres colores:
Humo negro: se está quemando
combustible en exceso, por lo que hay alguna avería en el regulador de entrada
del mismo, en el filtro del aire o en los inyectores.
Humo blanco: si es una nube densa y
abultada es señal de que hay una fuga de líquido de refrigeración en el motor y
que se está quemando. Esto indica una avería grave que debes solucionar cuanto
antes, ya que puede afectar a la junta de culata o provocar un
sobrecalentamiento del motor debido a la pérdida de refrigerante. No confundir
con el humo blanco propio de la condensación habitual del tubo de escape, más
fino y que tiende a desaparecer. Este tipo de humo no predice, a priori, ningún
peligro.
Humo azul o gris: en este caso
indica que hay un exceso de aceite quemándose. Esto puede ser porque las piezas
están poco lubricadas, porque hay una pérdida, porque hay piezas defectuosas
que ruedan mal o porque el turbocompresor está dañado. Conviene revisar el
aceite de manera continua si vemos nuestro humo en esta gama de gris azulado.
averías de coches
EL OLFATO
Al igual que en el caso de la
vista, el olfato nos puede ayudar a identificar cuándo el aceite se quema en
exceso o bien cuándo la combustión de gasolina no está siendo la adecuada.
3. Si detectamos un olor intenso a
gasolina, lo normal es que miremos bajo el coche a ver si hay una fuga de
carburante.
4. El olor a caucho quemado puede
venir de una correa de transmisión que roza mal; y un olor químico pero dulzón
es característico de líquido de refrigeración saliendo por una grieta.
5. Un olor más mineral y con un
toque algo picante puede indicar un problema en el sistema hidráulico de la
dirección.
6. El olor a humedad indica que los
filtros de aire tienen un serio problema de moho, algo que solo se puede atajar
con una limpieza adecuada a base de un tratamiento de ozono. Si necesitas más
consejos para hacer que tu coche huela bien, aquí hay varios.
EL OÍDO
Cuántas veces nos habrán dicho
nuestros mayores que hay que escuchar al coche para saber qué le pasa. Eso nos
conduce a la siguiente clave para detectar averías.
7. Prestar atención a ciertos
sonidos. Nos advierten de que algo no va bien. Las posibilidades van desde una
pieza que no encaja y emite un ruidito molesto al vibrar, hasta una correa
floja que chirría, pasando por el conjunto de sonidos que emite el tubo de
escape y que pueden decirnos más de lo que parece.
8. Aprender a identificar los
ruidos. Igual te resulta complicado conocer el significado de tanto sonido.
Para ayudarte, la web Mycarmakesnoise recopila estos sonidos en una biblioteca
virtual y los clasifica por su situación o procedencia. Bajo el capó (motor,
batería, engranajes…), debajo del coche (suspensión, tubo de escape, frenos…) y
fuera del coche (neumáticos, carrocería…).
averías de coches
EL TACTO
La percepción de averías mecánicas
a través del tacto también es una buena herramienta de diagnóstico. El volante,
los pedales y la palanca de cambios nos ponen en contacto directo con partes
importantes del vehículo.
9. El volante transmite fallos de
la dirección, del fuelle de goma de la transmisión, de la suspensión si rebota
mucho en los badenes y del estado de las ruedas, que con poco aire constará
mucho moverlas y con exceso de aire parecerá que la dirección flota.
10. Los pedales nos hablan del
estado de los frenos: cuando el pedal vibra mucho, significa que las pastillas
están deformadas. Cuando está muy blando y requiere mayor recorrido, quiere
decir que el líquido de frenos está en mal estado.
El pie también nos ayuda a
averiguar el estado del embrague: cuando el recorrido que hace es demasiado
largo y patina, está llegando a su fin. Por último, la aceleración: si por mucho
que pisamos el acelerador no obtenemos potencia, algo malo está pasando.
11. La palanca de cambios: debemos
notar que engrana todas las marchas por igual y que lo hace de manera suave. Si
transmite vibraciones excesivas al arrancar, podría deberse a un soporte del
motor deteriorado.
EL GUSTO
Ya solo nos queda un sentido de los
cinco que utilizar para averiguar averías, pero el gusto poco nos puede ayudar
con esto. A no ser que seas uno de esos casos insólitos de personas que tienen
el placer de ingerir gasolina y puede que así determines si hay o no averías.
Fuente: http://motor.elpais.com/Miguel Angel Corcovado
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