Hasta
ahora, todos los responsables de compañías del automóvil con fábricas en el
Reino Unido se habían mantenido prudentes respecto a los efectos del Brexit
sobre su negocio. Pero las
vibraciones que empiezan a tener no son buenas y eso les pone nerviosos.
El
primero en alzar la voz fue Bob
Shank, vicepresidente de finanzas de Ford Motor Company que indicó que
en el segundo semestre había que apuntar una pérdida de unos 55 millones de
euros por el deterioro de la libra esterlina tras el triunfo del Brexit.
Pero
además hay que contar con que, si bien no se producen coches enteros en el
Reino Unido, sí se producen en la planta de Dagenham más de 1,5 millones de
unidades de motores y cajas de cambio que se exportan a otras factorías de la
marca, incluida la de Valencia, en España. Y esto supondrá un descalabro de
unos180 millones de euros en este
primer año y, se estima, de unos 350 millones de euros el año próximo.
Para Toyota y Honda, en el corto
plazo el inconveniente se reduce a un incremento de los costes de producción
que los primeros estiman en un 10%. Y esto es algo que no debería afectar
exageradamente a Jaguar Land Rover que barajan un impacto similar en los
costes.
En lo que
se refiere a BMW, que
produce allí sus Mini, antes de hacer comentarios prefieren ver como
evolucionan las cosas pues señalan que, de momento, no ha pasado nada.
De esa
misma opinión se había manifestado hasta ahora Carlos Ghosn, el presidente de la Alianza Renault-Nissan. Señalaba
que todo el proceso de salida del Reino Unido llevará al menos un par de años y
que, además, hay que ver a que acuerdos comerciales es capaz de llegar el
Gobierno británico con sus antiguos socios europeos. Pero empieza a advertir ya
que la nueva situación va a pesar en la adjudicación de nuevas inversiones y de
nuevos modelos.
De la
fábrica de Nissan en Sunderland
sale uno de cada tres coches que se fabrican en el Reino Unido, es
decir, unos 500.000 al año. Y casi el 60% de esa producción es del modelo Qashqai
cuya renovación debería producirse a finales de 2019 y comienzos de 2020. Esto
implica que la decisión de mantener su producción en Sunderland o trasladarla a
alguna otra factoría europea se debería tomar a finales de 2017 o comienzos de
2018, momento en que todavía no se sabrá cuales serán los acuerdos entre el
Reino Unido y la Unión Europea y si los británicos seguirán jugando un papel
importante, desde el punto de vista industrial, en el continente. Por cierto,
la planta de Palencia, que
hace el Renault Kadjar sobre la base del Qashqai, podría ser una opción a
considerar.
Quienes
se están replanteando el asalto a Europa son los chinos de Saic con sus MG, a los que se les
desbarata su política de precios agresivos. Pero sobre todo, los británicos ya
pagan los coches más caros.
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