La DGT
achaca este incremento de siniestralidad al aumento de desplazamientos por
carretera, pero hay más alcohol, más drogas, más distracciones, más excesos …
La
siniestralidad en las carreteras españolas, que en los últimos años se había
reducido de manera notable, vuelve a repuntar con fuerza en 2016: 53 víctimas
mortales más hasta julio con respecto a los siete primeros meses del año
anterior, según las estadísticas oficiales de la DGT. O lo que es lo mismo, 669
fallecidos, una cifra inasumible en una sociedad avanzada como se supone que es
España.
La
Dirección General de Tráfico achaca este notable incremento de víctimas en lo
que va de año al aumento de los desplazamientos por carretera. Según los datos
de la DGT, desde enero se han producido 222 millones de desplazamientos por
carretera, con un incremento de 12 millones respecto a las cifras del mismo periodo
de 2015. Y comparando las cifras solo del mes de julio, en 2016 han sido 41,7
millones de desplazamientos, es decir 2,5 millones más que un año antes,
siempre según las cifras facilitadas por Tráfico.
Hay más
desplazamientos por carretera, pero también los coches nuevos son mucho más
seguros por incorporar sistemas de ayuda a la conducción más sofisticados, como
el freno de emergencia automático o el control de crucero adaptativo, y porque
su estructura es mucho más resistente, llevan más airbags y son más seguros en
caso de un choque.
Durante
los últimos años, la crisis ha hecho que hubiera menos desplazamientos y la
política de más radares de la DGT ha permitido que la tendencia a la baja de la
siniestralidad tuviera su continuidad, pero todos estos años el organismo
encargado de la vigilancia del tráfico en España no ha hecho casi nada para
mejorar la seguridad en las carreteras. Y ahora florecen nuevamente los
problemas que siempre han estado de forma latente en torno a la conducción en
España.
El
mantenimiento en las carreteras españolas es casi nulo, no se hace nada para
señalizar bien las carreteras, para poner las señales necesarias y quitar los
miles de señales que lo único que hacen es incordiar y despistar a los
conductores. No se arreglan los baches, tampoco se reparan los guardarraíles y
los motoristas, que cada día sufren una mayor siniestralidad, siguen reclamando
unas defensas en las carreteras adaptadas a las motocicletas, que por cierto
casi nunca llegan.
Pero lo
peor de todo es la falta concienciación de los conductores sobre los peligros
que supone sentarse al volante de un coche o a los mandos de una moto y sobre
la poca responsabilidad. Ayer, nuestros lectores tenían acceso a un estudio
elaborado por Ford en base a unas encuestas realizadas a conductores jóvenes
europeos que ponen los pelos de punta. Se trata de un informe a nivel europeo,
pero en el que se advierte que el 57% de
los conductores jóvenes, de entre 18 y 24 años, admite superar los límites de
velocidad, el 43% envía mensajes con el móvil y, lo más grave, un 11% reconoce
haber visto videos o series de televisión mientras conduce.
Seguimos
sin tener educación vial en los colegios españoles y las estadísticas de la DGT
son escalofriantes. El 43,1 % de los conductores fallecidos en accidente de
tráfico en carretera durante el pasado año que fueron analizados por el
Instituto Nacional de Toxicología y Ciencia Forenses (INTCF) dio positivo en
alcohol, drogas y/o psicofármacos. De los 275 conductores fallecidos que dieron
positivo, el 66,9 % había ingerido alcohol; al 31,6 % se le detectó algún tipo
de droga y un 26,5 % había consumido psicofármacos.
Los datos
reflejan un aumento del consumo de alcohol, psicofármacos y drogas entre los
conductores fallecidos en carretera comparados con los resultados de la memoria
de 2014. La presencia de alcohol ha aumentado del 26,2 % en 2014 al 29,3 % en
las víctimas de 2015. El 70 % de los conductores fallecidos con alcoholemia
positiva presentó una tasa de alcohol superior a 1,2 g/L, un porcentaje que se
eleva al 74,5 % en el caso de los peatones atropellados.
Otro
factor muy importante es la edad del parque español de vehículos, con una media
de 11,6 años y subiendo. Un factor de riesgo muy importante como lo demuestra
el hecho de que la media de edad de los coches implicados en un accidente con
víctimas mortales fue de 13,7 años para los coches, 11,1 años en el caso de las
motos y 12,1 años para la furgonetas. Además, muchos de estos coche viejos ni siquiera
tienen un mantenimiento acorde con su edad.
Si se
quiere solucionar el problema de la siniestralidad hay que mejorar las
infraestructuras, rejuvenecer el parque de vehículos y sobre todo concienciar a los conductores de
los peligros que supone sentarse al volante tras beber unas copas o drogarse,
del peligro de llevar el móvil en la mano, de circular muy pegado al coche de
delante, de sentarse en el coche sin cinturón, de llevar a los niños sin el
cinturón o sin su sillita correspondiente. Y por supuesto cumplir las normas,
los límites de velocidad, los “stop” o los semáforos rojos. Cumpliendo todo
eso, con una conducción responsable, algo que es bastante sencillo de lograr,
las víctimas mortales podrían ser casi cero.
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