Miles de conductores se
enfrentarán a autovías y carreteras que sufren la falta de conservación y
mantenimiento de estos últimos años, un problema que supone un sobrecoste anual
para los españoles de cerca de 2.000 millones de euros, según las estimaciones
de la patronal de ingeniería Fidex, que agrupa a nueve de las empresas más
importantes e internacionalizadas del sector.
Este “peaje” es el resultado de circular por
carreteras en mal estado lo que origina gravámenes en forma de un mayor gasto
en combustible, debido a un peor deslizamiento del vehículo y un mayor desgaste
en la rodadura de los neumáticos. Asimismo, un firme bacheado e irregular puede
ser fuente de problemas mecánicos para el coche y conllevar costosas averías.
Además, un pavimento irregular implica tener que reducir la velocidad y por
tanto alargar la duración prevista de los viajes, un tiempo de más que tiene también
un mayor coste hora para los usuarios de la red viaria.
De esta manera, y aprovechando el momento álgido de
tráfico en las carreteras españolas por la Operación Salida, Fidex ha querido
concienciar a la Administración una vez más de la importancia de realizar un
adecuada conservación de las vías con el objetivo de evitar lo que considera un
“impuesto oculto” para los conductores.
Unos costes extras que también se puede ahorrar el
Estado si aumentara su inversión en mantenimiento y conservación de la red
viaria, en tanto conservar es un 70% más económico que reconstruir de cero. En
los últimos años, España ha reducido su inversión en infraestructuras hasta el
1,3% de su PIB, la mitad que otros países desarrollados, que la han dejado en
el 2,5% a pesar de la crisis.
Las líneas rojas en conservación
Precisamente, con motivo de la Operación Salida, la
patronal quiere recordar aquellas líneas rojas que nunca se deben cruzar en el
caso de la conservación y mantenimiento de las carreteras y que, por tanto, no
deben estar sujetas a los vaivenes inversores de las administraciones públicas.
Son aspectos que van más allá de procurar una conducción confortable al
conductor, pues afectan de lleno a la seguridad vial.
Uno de estos puntos innegociables en conservación de
carreteras es la resistencia al deslizamiento y la textura del pavimento, pues
atañen a la distancia de frenado y a los efectos del “aquaplanning”. Asimismo,
las irregularidades del pavimento, además de causar un aumento del consumo de
combustible, pueden aumentar las probabilidades de tener un accidente pues el
control del vehículo se vuelve mucho más inestable.
Tampoco es negociable el estado de las marcas viales
y las señales de tráfico, pues una mala conservación de las mismas puede
complicar la conducción sobre todo en condiciones adversas de lluvia o
nocturnas, cuando la visibilidad es menor y, por tanto, existe un riesgo alto
para la seguridad de los ocupantes del vehículo y la del resto de usuarios de
la vía.
Asimismo, la importancia de invertir en conservación
y mantenimiento de la red viaria no es simplemente subsanar problemas que
surjan en las carreteras, sino también chequear su salud periódicamente para
valorar posibles inversiones futuras para mantenerlas.
Aquí se incluyen labores como evaluar fisuras, que
proporciona información sobre la degradación del firme, y la deflexión, que
indica la capacidad que tiene la vía al paso de los vehículos pesados. Si no se
dispone de toda esta información sobre la salud de la carretera, en un futuro habrá
que afrontar una reconstrucción.
Según el director general de Fidex, Fernando
Argüello, “la escasez inversora de los últimos años no puede suponer el
abandono del patrimonio conseguido y dilapidar los esfuerzos en dinero y tiempo
que ha supuesto su construcción. El aumento de la inversión en ingeniería debe
ir dirigido no solo a crear nuevas infraestructuras sino a conservar aquellas
ya levantadas y evitar así futuros y engorrosos sobrecostes”.
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