La Lambretta es uno de esos vehículos que no se envejecen
sino que se vuelven clásicos. ¿Será por el formato de motoneta, que permite
poner los pies adelante y no irse acaballado sobre ella como en las
motocicletas? ¿Será por su fuerza, resistencia y calidad, las cuales se
confirman con sus edades, que superan los 40 años y siguen tan campantes?
FOTOS CORTESÍA Y EDWIN BUSTAMANTE |
Lo cierto es que este
vehículo, fabricado por la firma italiana Innocenti, se volvió objeto de culto.Y la “culpable” de tal fiebre,
una fiebre que se ha demorado entre nosotros, que se transmite de una
generación a otra, es Auteco, la empresa que se encargó de importarlas y
distribuirlas desde 1954. Se vendían a 1.600 pesos, según cuenta Juan Villegas
en su blog Club Lambretta Colombia.
Auteco, acrónimo que resume el nombre de la empresa
Autotécnica Colombiana S.A., fue fundada el primero de septiembre de 1941 por
Paul Vásquez Uribe, un antioqueño formado en Inglaterra.
Al principio era un almacén de repuestos y una bomba de
gasolina, situados cerca del hospital San Vicente de Paúl.
Datos suministrados por la oficina de comunicaciones de
la compañía señalan que en esa sede se vendían repuestos Ford y Chevrolet,
había una sala de exhibición y talleres de servicio modernos en esa época y “llegó
a ocupar el segundo lugar en venta de repuestos en toda Latinoamérica”.
Vásquez Uribe no se conformó con la venta de repuestos.
En 1945, año del final de la guerra mundial, comenzó a importar y distribuir
motocicletas Indian. Lo hizo en la primera sede propia. Varias de ellas las
vendió a la guardia presidencial, para escoltas de Alberto Lleras Camargo y
Mariano Ospina Pérez, pero fueron destruidas el 9 de abril de 1948, en los
disturbios bogotanos sucedidos tras el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer
Gaitán.
Y en 1946 empezó a importar automóviles Nash, camiones
Federal y motocicletas Ariel, Monark y Excélsior. Conocedor de la dinámica del
transporte por sus viajes por el mundo, el fundador de Auteco entendió pronto
que las motonetas constituirían un medio individual, económico y moderno.
La era Lambretta
Por eso, en 1954, estableció contacto con la firma
Innocenti, situada cerca del río Lambro, de Italia —del afluente se deriva la
marca de la motoneta—, para distribuir en Colombia las célebres Lambrettas.
Desde ese año comenzó a venderlas. Y hasta la policía adquirió grandes
cantidades para los agentes, un año después.
Este mismo año, la compañía solicitó al gobierno nacional
licencia para ensamblar automotores. Y ensambló los Nash. Dos años después, su
dueño hizo parte de la fundación de Colmotores, la cual comenzó su actividad
armando los camiones Austin, de origen inglés, y que con el tiempo se
convertiría en la ensambladora de Chevrolet en el país.
Hasta vehículos Renault importó Auteco, antes de que se
estableciera la ensambladora Sofasa en nuestro país.
Era 1962 cuando la firma adquirió su sede de Itagüí, que
aún conserva. Allí vivió la época gloriosa de las Lambrettas, los años 60 y 70,
y en vista del auge de esta motoneta, creó el Club Auteco Lambretta: “Una
experiencia que fue muy positiva y que le dio gran reconocimiento a este
modelo, fue la creación del Club Auteco Lambretta, que organizaba diferentes
actividades para sus usuarios, entre ellas paseos por todo el país, que con seguridad
serán gratamente recordados por los aficionados de aquella época, en especial
el viaje del 62 al Nevado del Ruiz, donde las Lambrettas tocaron nieve”.
De esta manera habla Mauricio Gallego del Club en el blog
De Motos www.demotos.com.co.
El mismo autor señala: “Las Lambrettas incursionaron en
las competencias gracias a corredores como Álvaro Cano, Orlando Vélez, Jaime
Echevarría y Horacio Piza, (trabajador de Auteco), quienes les hicieron todo
tipo de modificaciones consiguiendo que fueran muy rápidas, con lo cual
sorprendieron a más de uno y lograron importantes victorias en los circuitos
nacionales de velocidad”.
Y dice que, incluso en la actualidad, las motonetas
ocupan un importante renglón en mercado del usado.
Un ejemplo de este comentario es que en Internet ofrecen
compra y venta constantemente. Hablan de algunas bien restauradas y en muy buen
estado por valor de 15 millones de pesos.
La decadencia de las ventas de esa moto emblemática —de
acuerdo con algunas versiones, tal bajón en ventas se debió a que la firma
Innocenti quebró y dejó de producirlas; en su lugar las siguieron haciendo en
la India y en España— hizo que Auteco buscara alternativas.
La era Kawasaki
En la historia oficial de la empresa explican que “los
directivos de la compañía viajaron a Japón y establecieron contactos con las
cuatro grandes marcas, llegando finalmente a un acuerdo de ensamble y
asistencia técnica con Kawasaki Heavy Industries, productora de equipo pesado,
barcos, aviones, trenes y también motocicletas”.
El ensamble de motocicletas Kawasaki comenzó en 1972. Y
al igual que la motoneta, esta marca también llegó a ser emblemática en nuestro
medio, especialmente la Korrecaminos G7-100.
Una de esas, la Kawasaki KH 500, de tres cilindros, era
conocida popularmente como “la asesina”, por la velocidad que alcanzaba.
Y con las Kawasaki, Auteco también participó en
competencias. Recuerdan corredores como Alfonso Blanco, Ricardo “Cuchilla” Londoño,
Pacho Bolívar, Efraín González y Mauro Corradini, quien llegó a ser campeón
nacional y ganador de algunos latinoamericanos.
En los años noventa, muy reconocido fue el competidor
Martín Cárdenas, aún vigente. En los 80, por una devaluación fuerte del peso,
la restricción del gobierno al ensamble, y la entrada de varias marcas, como la
Yamaha, Auteco sufrió otra baja en ventas, que también sorteó con ingenio.
Historia del transporte
Comenzó a importar las motonetas Bajaj, de la India, que,
en su formato, recuerdan las Lambrettas, y sacó su marca Auteco Plus, a partir
de 1993.
Posteriormente, desde 2003, comenzó a ensamblar las motos
Kymco, de China. Hace un año, la empresa emblemática que hoy nos ocupa empezó a
traer y ensamblar motos KTM, marca austriaca de las más vendidas del mundo.
Sin embargo, Auteco es más que motos: desde el año pasado
también expende accesorios para los motociclistas, como chaquetas, cascos y
guantes.
La historia de Autécnica de Colombia está ligada a la del
transporte terrestre a motor en Colombia, aunque los primeros autos hayan
llegado al país desde el despunte del siglo XX. Total, durante los primeros 50
años de esa centuria, apenas se fueron definiendo las normas para la
construcción y conservación de carreteras y caminos.
En 1941, cuando Paul Vásquez Uribe abría las puertas de
su negocio, la mayor parte de las vías interdepartamentales apenas estaban en
dibujos. Él trajo las motos para que hombres y mujeres disfrutaran de buena
compañía, paisajes maravillosos y de la inefable sensación de recibir el viento
en la cara.
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