Mini Roadster a simple vista no parece el modelo más
práctico para un uso cotidiano, como puede ocurrir con el Mazda Mx-5. Todo
dependerá de las necesidades de su dueño.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el acceso
es cómodo, más si el vehículo está descapotado. Al estar más pegado al suelo
por su carácter deportivo es necesario agacharse más que en un turismo normal.
SIGA LA INFORMACIÓN...
Una vez acostumbrados, la posición de conducción es muy
cómoda para personas de hasta 1,90 metros de altura. Los mandos son los típicos
de Mini, diferentes del resto de marcas. La principal diferencia de la versión
probada deriva de la opción del cambio automático, ya que las levas emergen de
la parte trasera del volante.
El Roadster ofrece un espacio detrás del respaldo de los
asientos en los que se pueden llevar las bolsas de la compra, un bolso grande
de mujer, la bolsa de la playa e incluso una maleta pequeña de las que caben en
la cabina del avión. Esta capacidad depende de la altura de los ocupantes. Si
una persona mide 1,90 metros este hueco desaparece por completo porque el
respaldo está pegado a la parte trasera del habitáculo.
El maletero del Roadster es más amplio que el del Mini
Cabrio, 240 litros por 170 litros. Caben dos maletas medias para el equipaje de
dos personas para pasar una semana de vacaciones. Detrás de los dos respaldos
hay una pequeña trampilla que da acceso al maletero. Es muy útil cuando llueve
porque se puede sacar la cazadora sin tener que salir del vehículo para abrir
el portón.
Capota
Es textil y negra. La unidad probada incorporaba la
opción semiautomática (820 euros). Con esta variante se abre en dos pasos.
Primero hay que desencajarla de modo manual girando una manilla situada detrás
del espejo retrovisor. Y segundo hay que pulsar un botón, colocado también
detrás del retrovisor interior. En apenas 10 segundos está plegada y se aloja
entre el maletero y los respaldos de los asientos, con lo que la capacidad del
maletero no varía si el Roadster va cubierto o descubierto. La acción de
capotar se hace a la inversa.
El revestimiento interior deja a la vista varios hierros
transversales de la capota. A una persona de 1,90 metros de altura, si circula
con la capota puesta, le queda a ras de la cabeza. Si va descapotado, deberá
encogerse un poco para no sacar la cabeza por encima de la luna delantera.
Si se circula descapotado el aire se siente bastante si
la persona es alta ya que no hay ventanillas traseras como puede ocurrir en
vehículos más grandes como un Golf o Megane cabrio. Hay un pequeño cortavientos
que se encaja entre los dos arcos antivuelco. Es muy pequeño para guarecer.
De todas formas, durante la prueba el acompañante realizó
varias llamadas de teléfono a 130 kilómetros por hora y no tuvo que alzar la
voz ni tuvo problemas para escuchar al otro interlocutor.
Al circular con la capota puesta se aprecian bastantes
ruidos aerodinámicos procedentes del aire. No son molestos y no son mucho
mayores que los que se escuchan en la versión cupé que cuenta con un techo
rígido.
Cooper S
La versión Cooper S (184 CV) es la segunda más potente de
la gama tras la John Cooper Works (211 CV). Exteriormente se reconoce por una
toma de aire en el capó y una salida doble de escape en la parte central
trasera. La unidad probada contaba con el cambio automático y la suspensión deportiva.
La suspensión deportiva es como el Doctor Jekill y Mister
Hide. Es fantástica a la hora de circular con alegría por carreteras viradas e
incómoda cuando el asfalto es irregular como ocurre en los tramos urbanos.
Rebota de forma seca al pasar por badenes o si se pilla un bache.
El Roadster Cooper S es extremadamente directo de
reacciones. La dirección es precisa y su poca batalla (distancia entre los dos
ejes) le hacen un perfecto ratonero y su conducción se asemeja (salvando las
distancias) a la que se puede realizar con un Kart.
Acelera con brío y se puede subir un puerto con bastante
alegría, más si se utiliza el modo Sport que añade agilidad en la respuesta del
cambio y del motor. La conducción se hace más divertida si se manejan las levas
del cambio. Tienen una peculiaridad con respecto a otras marcas. Habitualmente
una sirve para bajar y otra para subir marchas. En el Mini las dos incluyen las
dos funciones. La rapidez de respuesta del cambio es alta, lo que contribuye al
disfrute.
Consumo
El Mini Roadster con esta mecánica no es un vehículo que
gaste poco. en la prueba hemos realizado 600 kilómetros. En los tramos urbanos,
se han superado los 10 litros con una conducción normal para una ciudad como
Madrid. En los tramos de autovía (300 kilómetros de subidas y bajadas leves),
la cota mínima fue de 8,1 litros a una media de 123 km/h.
En los tramos de montaña de carretera convencional a una
media de 68 km/h, promedió 8,8 litros.
Precio y rivales
El Mini Roadster con esta configuración mecánica parte de
un precio de 31.100 euros. Si se le añaden opcionales como la capota
semiautomática, la tapicería de cuero con asientos calefactados, el navegador o
el Mini Connect, suspensión deportiva, y demás, supera los 35.000 euros.
Los dos rivales naturales serían el Mazda Mx-5 y el
Abarth 500C. Estos dos son menos potentes que el Roadster. El Mazda de 160
caballos parte de un precio de 34.750 euros y el Abath 500C, a la espera de
conocer su actualización para el año que viene, no pasaría de los 23.000 euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.