El amortiguador monocross y el ingenioso sistema de
anclaje del motor no hacen más que potenciar todas las ventajas inherentes a
este tipo de scooter Si existe alguna categoría en la que Yamaha no había
jugado bien sus cartas esa era, hasta ahora, la misma que ha visto florecer el
más coloso entre los colosos, el SH 125i de Honda.
Su precio promocional es de 2.999 euros con un año de
seguro incluido. Y por 150 euros más tenemos el Urban Edition, que incluye una
maleta topcase y una pantalla protectora. Los colores disponibles son el azul
cielo, el blanco y el negro.
Primeras diferencias
De entrada, no hace falta escudriñarlo mucho para darte
cuenta de que el frontal es bastante original; ni rastro de la típica rejilla.
En su lugar vemos un doble faro muy de Yamaha, aunque sus formas son tan
abombadas que le confieren cierto aspecto de lo que podría ser la cabeza de un
alienígena. Esto mismo no habría sido posible si no fuera porque el radiador se
ha desplazado a un lateral.
Una pantalla digital con números muy visibles nos informa
de la temperatura ambiente, la hora y el nivel de combustible Pero su
originalidad no acaba aquí, pues la pequeña guantera se ha desplazado del
contra escudo al manillar. Esto, además de aumentar la disponibilidad de
espacio en la zona de las piernas, también le da cierta personalidad al cuadro
de instrumentos.
Es decir, que en lugar del típico velocímetro de esfera y
aguja vemos una pantalla digital con números muy visibles, y que además nos
informa de la temperatura ambiente, de la hora y del nivel de combustible.
Pero conscientes de que la disponibilidad de espacio en
la zona de las piernas era un punto clave llamado a compensar la falta de un
hueco decente bajo el asiento, Yamaha ha recorrido de nuevo a su ingenio.
En primer lugar, los tubos verticales del chasis son muy
rectos y no le restan espacio al suelo, que es donde solemos apoyar la carga.
Por su parte, el manillar se ha situado en una posición elevada y el asiento se
ha rebajado en lo posible para facilitar las maniobras, y eso también genera
disponibilidad de espacio.
Motor y frenos
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El nuevo scooter de Yamaha también se diferencia de los
demás porque prescinde de disco de freno trasero. Aunque suene a debilidad
frente a los modelos de la competencia, lo cierto es que el sistema de frenada
unificada lo suple bastante bien: cuando presionamos únicamente la maneta
izquierda, también notamos en la mano derecha cómo hacemos trabajar al freno
delantero.
Se puede decir que en casi todas las situaciones basta
con presionar la maneta izquierda, pues la frenada resultante es rápida y
equilibrada. Esto mismo creemos que es más mérito del tambor que del disco
delantero, ya que este, por sí solo, tampoco muestra un gran mordiente.
La frenada con ruedas de 16 pulgadas siempre es más
estable, segura y rápida que con ruedas de menor diámetro La presencia en el
disco de algún cable adicional da a entender la tecnología empleada para que
este sistema funcione correctamente, como es el caso.
Además, cabe recordar que la frenada con ruedas de 16
pulgadas siempre es más estable, segura y rápida que con las ruedas de diámetro
menor.
En cuanto al motor, la prioridad de la marca japonesa ha
sido la suavidad de funcionamiento más que las prestaciones. De este modo han
podido montar el pivote del motor directamente en el bastidor, sin piezas
intermedias cuya función sea únicamente la de reducir vibraciones.
Para lograrlo, se ha recurrido a un pistón de aluminio
forjado, a un recubrimiento cerámico en el cilindro, a un sistema de
accionamiento de las válvulas mediante balancines con rodamientos de agujas, e
incluso a la culata desplazada, un sistema introducido en la YZ 450 F de
motocross de 2010.
Así y todo, sus 12,5 caballos de potencia le dan una
buena capacidad de aceleración en los primeros metros (sin ser la mejor), pero
sobre todo unas recuperaciones a medio régimen muy buenas, y siempre con la
agradable ausencia de vibraciones.
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