“Las ciudades son libros que
hay que leerse con los pies”. Estoy convencido de que la única forma de
empaparse de la vida y milagros de una ciudad es caminando de un lugar a otro:
museos, callejuelas, monumentos, en definitiva, rincones ocultos e ignotos que
solo pueden revelarse ante nosotros andando.
Cuando queremos sumergirnos en
las aguas procelosas de una ciudad, lo hacemos con todas las consecuencias, por
eso, tenemos que tener todos nuestros sentidos alertas. No en todas las ciudades
se conduce igual, aunque las normas sean exactamente las mismas. ¿Ha tenido la
oportunidad de conducir en Lisboa o Roma? Seguro que si ha sido así, lo
recordaría.