El decreto ley aprobado
recientemente entrega en exclusiva la manipulación de los automóviles a los
estibadores pese a que la Ley de Puertos de 2010 les eximió de ello.
Los fabricantes contrataron en
los puertos del norte a empresas privadas que cobraban la mitad por el mismo
trabajo. A partir de ahora, volverán a depender de los estibadores.