Es muy probable que cualquiera de vosotros conduzca al
amanecer o al anochecer. Por la mañana, cuando vamos hacia el trabajo o a
llevar a los niños al colegio; y por la
tarde, de vuelta a casa, es frecuente encontrarse de frente con el sol, ya se
esté poniendo, o bien esté saliendo.
Dejando de lado la obviedad de que por las mañanas acabamos de despertar, y no
estamos de un gran humor (o sí, en cuyo caso, ¡enhorabuena!), y que por las
tardes ya estamos deseando llegar a casa, hay otras preocupaciones típicas que
hemos de tener en cuenta al salir en coche a determinadas horas.
La luz, el gran problema