La manera de sentir cada uno
ante una vivencia determinada nos hace a cada uno singulares, y determina
nuestra propia vida o nuestras propias experiencias con una sensación distinta,
diferente a los demás.
La lluvia en el rostro en una
tarde de verano. La sensación que nos produce el color en un cuadro. Ver a una
persona en la calle que nos recuerda a alguien de nuestro pasado… Cada uno de
nosotros experimentamos la vivencia de los qualia en nuestra cotidianidad sin
saberlo, porque son experiencias difíciles de comprender y, sobre todo, de
expresar en palabras.
De ahí sin duda el valor de la
filosofía que, combinada a menudo con la psicología, puede describir
situaciones que vivimos en piel propia, pero que cuesta poner en voz alta. Un
qualia es una cualidad singular de una experiencia consciente. Se trata de un
término desconocido para muchos, pero que describe sensaciones y percepciones
muy comunes.
Para comprenderlo mejor
pondremos un ejemplo. Estamos viendo un amanecer junto a nuestra pareja y, sin
embargo, cada uno experimenta unas sensaciones diferentes ante un mismo
escenario. Son vivencias subjetivas que parten de la propia consciencia,
sensaciones únicas que cada uno siente de manera particular y que no siempre se
pueden describir.
A la hora de tomar contacto
con un estímulo, como es el caso de la lluvia, solo podría procesar su
temperatura, intensidad o dirección. Pero no tendría una experiencia emocional.
Esa vivencia consciente no reflejaría una sensación inconsciente, automática y
sensitiva a la vez.
Sin embargo, aquello que
sucede cada vez que tomamos contacto con un estímulo concreto despierta en
nosotros sensaciones únicas e irrepetibles. Y esto, no se puede medir en un
laboratorio. Los qualia son la esencia de la propia consciencia y nada resulta
tan complejo de comprender.
Cabe señalar que el término
qualia ya fue un tema tratado por Galileo y Descartes. Fueron ellos quienes
distinguieron, por ejemplo, los qualia primarios de los qualia
secundarios. Los primeros hacen referencia a lo que percibimos de manera
objetiva, como la forma, el tamaño o la extensión. Mientras, los qualia
secundarios son los que generan sensaciones subjetivas.
No parten del aprendizaje, los
qualia son el resultado de la experiencia directa con los estímulos.
Esas sensaciones repentinas se
manifiestan a veces en escalofríos de placer o de miedo, en percepciones, en
inquietudes, admiraciones, sentimientos extraños, cogniciones súbitas y sin
sentido…
Lo complicado de todo ese
universo subjetivo que parte de nuestra interacción con el mundo consciente, es
que no se puede demostrar científicamente
Personas y animales sentirán y
procesarán cada estímulo de una manera concreta y singular. Esas subjetividades
también edifican lo que somos, son parte de nosotros. Puede que alguien al ver
el color azul sienta paz, otra inspiración y algunos,
desasosiego.
La mente es una entidad tan
compleja como desafiante, y aún lo es más la entidad que la sostiene, que le da
sentido: la consciencia. Todo lo que somos y la forma en que percibimos,
integramos e interpretamos lo que nos ocurre reside en esa entidad tan
misteriosa…
El hecho de que una persona
haya vivido una experiencia negativa con su economía, puede hacerle empático
con ese tipo de personas que estén pasando por su misma situación. Sin embargo, aquellos que disfrutan de una economía
saneada, difícilmente se ponen en la piel de aquellos que no pasan por un buen
momento económico. Ser corresponsables con las
sensaciones de los demás hacen que los QUALIA sean protagonistas.
Es como rebuscar en el archivo
interpersonal de cada individuo, esas experiencias hacen que “algo” nos haga
sentir a cada uno de forma diferente.
Diferentes sensaciones
experimentamos cada uno, unas pueden ser positivas o negativas, depende de
nuestra sensibilidad, ante la misma circunstancia.
Por eso, que importante es
nuestras vivencias presentes, que forjan QUALIA de futuro.
Con mis mejores deseos,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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