TIRAR DE LA MANTA
Hoy en día, por una razón o
por otra, desde distintos sectores de la sociedad parece que todo el mundo está
dispuesto a “tirar de la manta”, eso sí, por dinero o por razones, sociales o
políticas. Solo hay que darse una vuelta por los distintos medios de
comunicación, y raro es el día que alguien no tira de la susodicha manta.
El origen más comentado en las
diversas fuentes consultadas nos lleva hasta Navarra en los Siglos XVI-XVII, en
una época en la que los judíos habían sido expulsados de esos territorios a no
ser que se convirtiesen al cristianismo, razón por la cual podrían permanecer
en la zona casi sin ningún perjuicio; y digo casi, debido a que ahora adquiere
gran protagonismo la “limpieza de sangre” de las familias.
La “limpieza o pureza de
sangre” no era otra cosa que pertenecer a un linaje “puro” cristiano.
Estas personas “limpias” serán
automáticamente capacitadas para desempeñar cualquier tipo de cargo público,
además de otras prebendas.
Pues en 1610 se cuelga en la
Capilla del Cristo del Perdón de la Catedral de Tudela (Navarra, España) una
enorme tela (llamada manta) con el nombre de las familias que no eran “puras”,
y, por lo tanto, gozaban de peor consideración que las otras, a modo de
“recordatorio” y en cierto modo de escarnio público.
Por eso se dice “tirar de la
manta” cuando se quiere sacar a la luz un secreto inconfesable y/o vergonzoso,
pues lo que se hacía no era tirar la manta a ningún lado, sino “tirar” de la
lista que aparecía en la manta para comprobar los antecedentes familiares de
determinados linajes.
Para quien tenga algo
vergonzante que esconder esto constituye un motivo de pánico, pues en la era
digital ya casi nada es secreto. Desde complicados softwares que rastrean las llamadas telefónicas hasta el
clásico micrófono escondido en un centro de mesa, la realidad casi ha superado
a la ficción.
Hay quienes, acorralados por
la justicia o la prensa, llegan al extremo de amenazar públicamente con “tirar
de la manta” en la esperanza de debilitar o sortear el cerco. En otros casos se
ha revelado la existencia de grupúsculos dedicados a obtener información con la
que extorsionar a algún desdichado. Pero hasta un límite, porque cuando al
extorsionado no le queda nada que perder, es cuando más probable resulta que
“tire de la manta”.
En la actualidad, Agencias de
Inteligencias a los Servicios de los países interesados, Servicios Secretos
Internacionales, la expresión, sin duda, ha tomado la misma importancia en las
mismas manos que fueron utilizadas a lo largo de la historia.
Con afecto, y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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