FERIA DE SEVILLA
La primavera en Sevilla
destaca por poner todos los sentidos que conocemos al máximo volumen de un
potenciómetro imaginario.
Más de trescientas mil
bombillas le darán luz a esta miniciudad con más
de mil casetas. Una infraestructura dentro de otra, para que todos los que la
visiten estén más cerca de la felicidad.
“Feria, Feria de Abril”,
color, baile, cante, manzanilla, paseo de caballos y mucha, mucha alegría.
¿Quién da más? Es algo que
ocurre en todos los pueblos de la provincia, es algo que ocurre en toda España,
pero aquí pasamos del azahar al clavel en un suspiro.
Nunca he tenido oportunidad de
criticar, o dejar negro sobre blanco, una reflexión que he sentido, pero nunca
he podido exponer.
Sevilla es una ciudad
clasista, pero da igual, si los sevillanos hacen un círculo alrededor de sus
tradiciones, o si son más peligrosos aquellos
que no son de aquí, y cierran el círculo en torno a ellos.
Ahora, con la hornada de
políticos y funcionarios que han venido a trabajar a la capital de Andalucía,
se han trabajado una sociedad elitista a la que todo el mundo no tiene acceso.
Si la Semana Santa de Sevilla
es una sociedad cerrada a las hermandades que la componen, y a todos los que
forman parte de las hermandades, estoy en total desacuerdo en abrir una carrera
oficial solo para aquellos que se la puedan permitir. Es cierto, que aquí,
según, el humorista malagueño, Manolo Sarria, no todo está delimitado como en
Málaga.
Pero, nos encanta, pasar de un
tramo a otro de la hermandad, no por antigüedad de un cirio a una bocina, o a
ser maniguetero, no por antigüedad, sino porque
conocemos a alguien en la Junta de Gobierno de la Hermandad. Y lo cuenta uno
que, en su hermandad, a los 50 años pudo coger a su Virgen titular.
En apartado de Feria, gracias
a mi trabajo, he llegado a conocer a muchas personas socias de casetas a las que te invitaban siempre por tu
trabajo o porque el anfitrión quería contar con
tu presencia, por amistad o porque le venía muy bien tu presencia en la caseta.
Les puedo contar como
sevillano, que he tenido el privilegio de conocer a muchas personas que estaban
relacionadas con otras
casetas, pero les puedo prometer que la mejor feria que he pasado ha sido de la
mano de un amigo catalán, que debido a su trabajo tenía más relación en la
propia feria que yo que era de la propia ciudad. Si no conoces a nadie, siempre
puedes utilizar las casetas públicas, que son las menos y divertirte en ellas o
en Real. Una vez más, Sevilla en sus fiestas se convierte en clasista, y
aquellos que no son de la propia ciudad tienen más posibilidades que el propio
sevillano.
Partidos políticos,
asociaciones deportivas, toreras, culturales, casetas privadas, empresariales, en
todas sonarán unas sevillanas, en todas el albero dejará su impronta, en todas, la tortilla de patatas, y el rebujito se darán la
mano, eso nunca faltará ni dentro ni fuera de las casetas, porque la feria
siempre la hará la gente, la alegría la pondrá la gente, y la feria es de la
gente, esa que sea o no más o menos pudiente, se divierte a su manera, y hace
que haya menos recorrido entre unas clases y otras.
No obstante, hágame un favor,
venga a la Feria de Sevilla y diviértanse, no le puedo garantizar que le vamos
a recibir con los brazos abiertos, pero sí, que va a disfrutar del color de la
alegría de una ciudad que lleva más de cien años divirtiéndose, y eso que la
crearon un vasco y un catalán.
Con afecto y respeto, que
empiece la fiesta,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
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