La escasez de semiconductores y chips está golpeando de lleno a la industria automovilística. Si este jueves Stellantis anunció la suspensión de su actividad en las plantas de Zaragoza y Vigo y Seat actuará de la misma manera en Martorell, este viernes se ha conocido que Toyota recortará en septiembre su producción mundial un 40% y Audi mandará a un total de 10.000 empleados a ERTE en dos factorías de Alemania.
Según ha informado el diario Nikkei, la empresa automotriz japonesa se marcó como objetivo producir unos 900.000 vehículos el próximo mes, pero ahora contempla reducirlo a entorno 500.000 unidades.
La razón principal sería el impacto de la carestía de chips en su cadena de suministro y el impacto del aumento de los casos de covid-19 en el Sudeste Asiático por la variante delta del virus en su aprovisionamiento de otros componentes.
El recorte de producción conllevará la suspensión temporal de algunas de sus líneas de montaje en varias fábricas de Japón. De hecho, la compañía remitió un calendario con los parones en 12 de sus plantas domésticas y los modelos afectados, unos 50, pero no ha querido realizar declaraciones con respecto al resto de operaciones. Según Nikkei, también se llevará a cabo cierto recorte en las plantas que la empresa tiene en Norteamérica, China o Europa, aunque no ofreció cifras concretas.
Con este recorte, la producción de Toyota en septiembre será muy inferior a las 840.000 unidades que produjo en el mismo mes de 2020, cuando la demanda empezaba a recuperarse tras los confinamientos y bloqueos que conllevó el estallido de la pandemia.
El fabricante japonés ya había estado llevando a cabo suspensiones temporales en líneas de montaje de ámbito nacional entre julio y principios de agosto por un aumento de las infecciones de covid en Vietnam que afectó a sus cadenas de suministros de componentes.
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