NAVIDAD Y EPIFANÍA
Nochebuena de 2019. Las familias preparan opíparas y suculentas cenas con sus entrantes de mariscos, chacina, queso, ensaladilla, vino, cerveza, bebidas carbónicas… Después, el calor de la sopa de picadillo, el pescado al horno, el estofado de carne, el pavo relleno, la macedonia de frutas, los frutos secos, los dulces navideños y la copita del dorado cava para brindar por la salud de los comensales. En algún lugar, no muy lejos de la mesa, el portal de Belén con sus decorativas figuras o las centelleantes lucecitas del árbol de Navidad… Ciertos hogares comparten árbol y portal. Mientras tanto, en la calle se oyen los inevitables petardos, tan divertidos para algunos y tan molestos para otros. Los niños esperan inquietos la llegada de Papá Noel —A las 12:00 dejará los regalos que trae en el saco mágico—, ese personaje del Polo Norte vestido de rojo y blanco con larga barba nevada… Vieja tradición en otros lugares, pero que no se popularizó en España hasta la década de los 90.
Es fecha de reencuentros, de estar juntos, de disfrutar de la familia. De no desaprovechar ni un momento de convivencia. Se celebran también los almuerzos de empresas o de amigos. Entre comidas y reuniones nos situamos en la Nochevieja… Otra opípara y suculenta cena que finaliza con las 12 uvas de la suerte —leyenda de origen desconocido que se atribuye a un improbable excedente de agricultores alicantinos—; una uva por cada una de las doce campanadas del reloj de alguna plaza; sonidos retransmitidos por cualquier emisora de televisión. Finalizadas las campanadas y la ingesta de las uvas se suceden los besos, los abrazos y los deseos de que el 2020 sea próspero y venturoso. ¿Quién va a sospechar la triste realidad que guarda en su interior el nefasto año que acaba de comenzar? Aunque algunos digan ahora que eso se sabía desde hacía meses. Son los que adivinan los hechos cuando ya han sucedido.
Y por fin, el día de Reyes. En la tarde/noche del día 5 de enero, pasea por las calles de todas las ciudades o pueblos de España un lujoso cortejo de beduinos y carrozas de cuentos populares… En Sevilla, salen 33 carrozas ocupadas por aproximadamente 1.000 niños de uno y otro sexo, desfilan 900 beduinos, se lanzan 100.000 kilos de caramelos, acompañan siete formaciones musicales, abre el cortejo la Estrella de la Ilusión y, naturalmente, cuenta con la presencia de los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar… Aunque la mayor belleza del espectáculo se contempla en los rostros felices de los pequeños que en los brazos de sus padres o cogidos de la mano miran embelesados a uno y otro lado para no perderse un detalle.
El día 6 de enero, tienen su protagonismo las cabalgatas de los barrios sevillanos, menos lujosas, pero más cercanas y con mayor acopio de regalos y caramelos. El cielo se convierte en un misceláneo de colores con la lluvia de golosinas y la elevación de los globos. Los reyes y sus acompañantes lanzan balones de goma, pequeños juguetes, crujientes gusanitos con palomitas de maíz, chorizos, salchichones… Cuando ya el desfile llega a su final, el rey Baltasar en un gesto de dispendio, y ante la sorpresa de los asistentes, hace volar por los aires un número de paletillas que no sería fácil de contar. Lo único cierto es que ninguna cae al suelo, pues habilidosas extremidades las atrapan al vuelo.
El 14 de marzo de 2020, comienza una pesadilla que aún no ha terminado. El Gobierno decreta el estado de alarma para hacer frente a la expansión del coronavirus. Durante quince días, la circulación deberá realizarse individualmente y se limitará a actividades de primera necesidad, la hostelería podrá prestar exclusivamente servicios a domicilio, deberán suspender su apertura los locales donde se realicen actividades artísticas, culturales, deportivas o similares. Se suspenden las clases presenciales en todos los niveles educativos…
Lo cierto es que con altibajos, nos hemos plantado en la Navidad de 2020 con unas medidas restrictivas que nos depararán unas fiestas atípicas y, los días 5 y 6 de enero de 2021, no tendremos cabalgatas, ni habrá globos, ni caramelos, ni beduinos. Bueno, en Sevilla, para no apagar la ilusión por completo, los Reyes Magos llegarán en globo.
Y, mientras tanto, algunos a lo suyo: El 26 de diciembre de 2020, El juez envía a prisión al conductor ebrio que causó la muerte de su mujer en un accidente ocurrido en Tomares a las dos menos veinte de la madrugada en plena Nochebuena. El conductor de 40 años triplicaba la tasa de alcohol permitida y en el coche viajaban seis personas… Para qué seguir.
Que el año 2021, con la llegada de la vacuna, la responsabilidad ciudadana y la cordura y coordinación de la clase política, suponga el final de la pandemia. Así que, amigos lectores, en la medida de lo posible, feliz año 2021.
Fernando Monge
fmongef@gmail.com
3/enero/2021
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