domingo, 22 de agosto de 2021

CEDA EL PASO


TIEMPOS DIFÍCILES





Me gustaría que las cosas fuesen de otra manera, que se tratase de un mal sueño de esos que terminan en un agitado despertar. Pero cuando salgo a la terraza que da a la carretera para levantar las persianas y escucho el sonido de las poleas que recogen las cintas, apenas interrumpido por el ruido de los motores de los pocos vehículos que transitan, alternando con largos silencios; cuando no veo un alma por la amplia acera o, si acaso, atisbo el caminar tranquilo de un una esbelta mujer que sigue a un lanudo perro al que lleva sujeto con una correa extensible; cuando sé que, un día más, tendré que permanecer en el dulce hogar que ya se está volviendo amargo, no tengo más remedio que escribir sobre el maldito coronavirus. Esa pandemia que se ha ensañado con la humanidad y que está vendiendo cara su derrota.



Las medidas ampliamente difundidas por los medios de comunicación son conocidas por todos ustedes y, por tanto, no les voy a insistir en el conocimiento de las mismas ni en su necesario cumplimiento, aunque sí les voy a recordar la importancia de respetarlas y a detallar algunas de sus inevitables consecuencias. No porque ustedes no las conozcan, sino por la conveniencia de que no olvidemos que la situación es grave. La economía se tambalea y los batacazos de las bolsas las sitúan por debajo de los peores registros estadísticamente conocidos.

Recordando que estamos en una revista de motor, les voy a describir la reacción de la industria del automóvil ante la crisis del coronavirus. Podemos considerar que es unos de los sectores más castigados en las últimas horas, con cierre de concesionarios y paradas en las fábricas con el consiguiente perjuicio para los trabajadores del sector: Renault ha decidido paralizar la actividad industrial en Francia y en España mientras dure la situación de estado de alarma y ha previsto la presentación de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para sus empleados… Seat utilizará medidas muy similares, si bien dice que “analizará de forma continuada la necesidad del personal en cada centro de trabajo que permita asegurar la continuidad del negocio durante este periodo y retomar la actividad normal lo antes posible”… Los sindicatos de Ford proponen adelantar las vacaciones de Semana Santa a la próxima semana, como medida paliativa… El grupo PSA (Peugeot, Citroën, Opel, DNS) cierra todas sus plantas de producción en Europa de forma progresiva hasta el 27 de marzo… Mercedes o Volkswagen proponen actuaciones semejantes a las adoptadas por las marcas mencionadas anteriormente… Evidentemente, la situación es espinosa y la podríamos trasladar a cualquier otro sector de la industria española y mundial.

Hay que admitir que las restricciones de los Gobiernos europeos son necesarias,  con sus discrepancias entre los distintos países y dentro de cada uno de ellos. En estos momentos difíciles hay que arrimar el hombro y no poner chinitas en el camino. “Aquí todo lo hacemos tarde y mal”. “¿Por qué se permitieron las manifestaciones del 8-M?”, son las dos frases más repetidas por la opinión pública. Sin dejar de considerar que las dos expresiones pueden llevar aparejadas sus dosis de razón, creo que sería conveniente centrarnos en lo que en este momento tenemos entre manos y cumplir cada uno con la misión que las circunstancias actuales exigen… Los que tenemos la obligación de quedarnos en casa, solidarizándonos con los que acuden cada día a sus trabajos para que el país no caiga en una parálisis total. Todos los días brindamos un justo y merecido aplauso a los empleados de la Sanidad y, sin ánimo de menoscabar el digno y arriesgado desempeño de los que están en la vanguardia, no debemos olvidarnos de las Fuerzas de Seguridad, de los agentes de Tráfico, del Servicio de Limpieza, de los empleados de los supermercados, de los funcionarios de prisiones, de los medios de comunicación, de los vendedores de prensa… Por ese motivo, hagamos extensivo nuestro aplauso de reconocimiento generalizado a todos los que continúan en su cotidiana labor… Parece más justo.

Mientras tanto, las redes echan humo. Corren bulos perniciosos e inoportunos, bulos divertidos como la verticalidad de la escoba en un día determinado debido a la inclinación del eje de la Tierra… Voces cantoras entonan temas populares tras las rejas de sus balcones y propician el acompañamiento de sus convecinos, se oyen instrumentos musicales, se improvisan bingos, clases de zumba… Algunos se desesperan y huyen a la sierra esto es verídico—. Dos personas fueron rescatadas por la Guardia Civil en el Puerto de Cotos situado en la Sierra de Guadarrama entre Segovia y Madrid, y estaban enfermas por las condiciones climatológicas.

En fin, estamos viviendo tiempos difíciles y no sabemos cuánto van a durar. No nos queda otro remedio que —cada uno con su cuota de responsabilidad activa o pasiva— tener paciencia. Pues como dijo el líder pacifista indio Mahatma Gandhi (1869-1948): “Perder la paciencia es perder la batalla”.

Paciencia, responsabilidad, solidaridad y saludos cordiales.

Fernando Monge
fmongef@gmail.com
22/marzo/2020

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