CONTROLES DE VELOCIDAD
Una carretera
curvilínea separa las poblaciones onubenses de Hinojos y Almonte. El agradable
olor de los pinos deja una fragancia que penetra por las ventanillas abiertas
del Simca 1000 que se dirige a la playa de Matalascañas. El tórrido día de
agosto obliga a bajar los cristales… Es el aire acondicionado de la década de
los 70 en casi todos los vehículos. Después de la obligada travesía por la
población almonteña, enfilo la carretera de la costa y veo una señal que me
indica el final de la limitación a 60 km/h. Voy acelerando progresivamente,
pero, ¡oh sorpresa!, de nuevo aparece la prohibición de 60, y aunque levanto el
pie del acelerador y pico el freno, no sé si he sido respetuoso con la
sorpresiva placa… De pronto, otra sorpresa, la Guardia Civil de Tráfico me hace
las correspondientes indicaciones para que detenga el vehículo.
—¿No ha visto usted la
señal de limitación de velocidad? —dijo uno de los agentes.
Para no entrar en innecesarios detalles del diálogo mantenido
con la Benemérita, les diré que me sancionaron con una cantidad que,
francamente, no recuerdo.
Cuando ya percibo el
frescor de la brisa marinera en un chiringuito cercano a las aguas azuladas del
Atlántico, los ocupantes del Simca 1000 entablamos conversación con una familia
que veranea en el lugar y con la que nos une una amistosa relación. Como uno de
los veraneantes es guardia civil, le cuento el episodio ocurrido en el camino y
me dice con una enorme seguridad:
—Esos aparatos fallan
mucho. Si quieres nos vemos la próxima semana en Huelva y hacemos una
reclamación en la que tú mantienes que tu cuentakilómetros no superaba la
velocidad permitida y lo entregamos en el departamento de Tráfico. Cuando vean
la reclamación, como ellos son conscientes de la poca fiabilidad de los
radares, archivarán la multa.
Efectivamente, después de la gestión realizada en el cuartel
de la Guardia Civil de Huelva, no tuve ninguna noticia de la sanción, y el
asunto quedó archivado y olvidado.
Un Opel Kadett de color
gris metalizado circula por el carril derecho de la Avenida de Kansas City en
la ciudad de Sevilla. Las señales prohíben superar los 70 km/h en casi toda la
avenida… Eran los últimos años de la década de los 90. El conductor del Kadett mira
el cuentakilómetros e inicia el adelantamiento de un vehículo que parece no
tener prisa. Cuando está en plena maniobra, el lento vehículo acelera y el que
pretendía adelantar acelera aún más para finalizar el adelantamiento. A unos
quinientos metros, la Policía Local indica a ambos que reduzcan la velocidad
para que se detengan en el arcén. Los dos conductores son sancionados por
circular a 80 km/h. Un radar móvil había detectado la infracción y se la había
comunicado al agente que en ese momento escribía en el formulario de multas:
—Les advierto que los
radares de los que disponemos ahora están homologados y garantizan su
fiabilidad. Con esto les quiero decir que cualquier reclamación que hagan no
prosperará, así que lo más sensato es pagar la sanción cuanto antes para que
les hagan un descuento.
Con estos dos relatos pretendo únicamente reflejar los
avances de los controles de velocidad… Pienso que esos controles son necesarios
para evitar accidentes. Según datos de la DGT, “está demostrado que un descenso
del 5% en la velocidad media supondría una reducción del 30% en el número de
accidentes de tráfico con víctimas mortales” y, lamentablemente, muchos
conductores reducen la velocidad permitida solamente cuando se percatan de la
presencia de los radares. Con el paso del tiempo el sistema de radares en
España ha experimentado una importante evolución, tanto en su funcionamiento
como en su proliferación, y ahora les voy a dar algunos detalles:
Actualmente la DGT cuenta con más de 2.000 radares que están
repartidos por toda la geografía de nuestro país. Como pueden ver no son pocos
los controles de velocidad y su funcionamiento es muy variado: fijos, móviles,
drones y helicópteros. Por si esto fuera poco, dispone de cámaras que pueden
detectar cualquier tipo de infracción al volante: uso del teléfono móvil,
adelantamientos indebidos, no ajustarse el cinturón de seguridad… Además, la
compañía tecnológica Tradesegur ha puesto a disposición de la DGT un nuevo
detector más potente que el resto: puede registrar cualquier infracción, el
radar detecta los excesos de velocidad hasta una distancia de 1.500 m y ofrece
imágenes de alta definición.
Por favor, no olviden la repetida expresión: “lo importante
es llegar”. Y al margen de los radares, no excedan los límites de velocidad…
Piensen en ustedes mismos, en sus familias, en los que transitan por la vía
pública... Miren por el bien común.
Con mis mejores deseos, saludos cordiales.
Fernando Monge
fmongef@gmail.com
23/febrero/2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.