La DGT prevé para el
mes de agosto unos 45,7 millones de desplazamientos, un gran número trayectos
que hace aún más imprescindible llevar a cabo un correcto mantenimiento del
vehículo antes de emprender el viaje. Uno de los elementos más importantes para
preservar la seguridad son los neumáticos dado que son el único punto contacto
directo del coche con la carretera.
Estos, además, se ven
especialmente 'castigados' en verano por la mayor frecuencia de uso y la
sobrecarga de los vehículos, las altas temperaturas y los largos recorridos que
se realizan, por lo que el distribuidor de neumáticos Grupo Andrés ha recopilado
los daños y problemas más frecuentes que se detectan en estas fechas en
relación con las gomas:
1. MAYOR DESGASTE. Los
distintos componentes del neumático sufren mucho más por el uso en trayectos de
largo recorrido y por las altas temperaturas que alcanza el asfalto, que llega
hasta 10 grados por encima de la temperatura ambiente. En verano, esta
situación proporciona un terreno abonado para los pinchazos que se producen con
más frecuencia en los meses de calor.
2. DEFORMACIÓN. El desgaste
es, en ocasiones, irregular debido a errores en la alineación, problemas de
amortiguación o presión inadecuada. Por tanto, se observan deformación de las
ruedas. Cuando el neumático adquiere forma ovalada y se desgasta más en la
banda central es porque la presión es excesiva o la alineación de la dirección
es demasiado abierta. Si el desgaste se produce en los bordes, significa que la
presión es muy baja, hay sobrecarga o una alineación va muy cerrada.
3. PÉRDIDA DE PRESIÓN. La
disminución de la presión pueden deberse a la pérdida de los tapones de
válvula, lo que, además, puede provocar que entre agua al interior de esta. La
cubierta va perdiendo su hermetismo y no puede mantener la presión correcta.
4. MALA AMORTIGUACIÓN. Los
amortiguadores se van deteriorando progresivamente y casi de forma
imperceptible repercuten en la duración del neumático, reduciéndola hasta en un
50%.
5. APARCAMIENTO INADECUADO.
Las maniobras de aparcamiento también son un riesgo para los neumáticos. Por un
lado, los golpes con los bordillos son una auténtica tortura que daña mucho la
goma y abren paso a los peligrosos 'reventones' en pleno viaje. Por otro lado,
girar las ruedas del coche parado para 'enfilarlo' hacia el espacio elegido
para estacionar es una costumbre muy perjudicial porque el roce es mucho mayor
que cuando están en movimiento, con lo que conviene girar las ruedas al mismo
tiempo que movemos despacio el coche para maniobrar.
6. FRENAZOS BRUSCOS. En los
atascos o en momentos en los que hay tráfico intenso en la carretera se
comenten muchos errores de conducción que perjudican igualmente el estado de
los neumáticos, como frenazos bruscos, cambios constantes de marcha, o
incorrecto trazado de las curvas que puede provocar un esfuerzo extra de las
cubiertas para sujetar el coche en el desplazamiento lateral.
7. DISTANCIA DE FRENADO y
'AQUAPLANING'. La presión baja también conlleva un aumento en la distancia de
frenado y, si el suelo está mojado, se incrementan los riesgos
exponencialmente: las imprevistas tormentas de verano pueden dar lugar al
temido 'aguaplaning', ante el que debe estar prevenido.
8. MENOR ADHERENCIA AL
ALFALTO. Si la presión de las ruedas es demasiado elevada, disminuye la
capacidad de adherencia al asfalto con el peligro que eso conlleva, además de
hacer la conducción más dura e incómoda.
9. ARENA. Un factor externo
que desvirtúa la eficacia de los neumáticos es la arena -muy común en esta
época de vacaciones, inevitable tanto en zonas rurales como en costeras-. La
arena se acumula en las bandas de rodadura lo que interfiere en la capacidad de
agarre cuando se pasa al asfalto; en la carretera se acumula más cantidad de
polvo y arena que van soltando los propios vehículos. Conviene evitar
movimientos bruscos para no derrapar.
10. MULTAS. No revisar el estado
de las ruedas del coche puede repercutir en su bolsillo ya que si la
profundidad del dibujo es inferior a 1,6 milímetros, se expone a una multa de
200 euros por cada neumático afectado. Si el deterioro es en los cuatro, puede
llevar a la inmovilización temporal del vehículo para evitar males mayores.
En definitiva, unas cubiertas
mal atendidas son un peligro para la seguridad de todos los usuarios de la vía
por lo que se deben vigilar los siguientes aspectos básicos:
1. Comprobar la presión de las
ruedas (con el coche en frío y según las recomendaciones del fabricante).
2. Medir la profundidad de la
banda de rodadura (que nunca debe ser inferior a 1,6mm).
3. Revisar que los neumáticos
no tengan deformaciones, golpe, grieta o estría en la carcasa.
4. Supervisar el estado de la
rueda de repuesto, o la de emergencia/rueda galleta, o que el kit antipinchazos
este completo.
Fuente: Ecomotor.es
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