Para conducir un vehículo hay
que tener todos nuestros sentidos al cien por cien. Los sentidos son el
mecanismo fisiológico de la percepción, y permiten percibir lo que está a
nuestro alrededor, les aseguro que no podemos
darle tregua ni descanso a ninguno de ellos.
Disfrutar de un hermoso
atardecer en la playa, la sonrisa de un niño u observar la paleta de colores de
un cuadro hacen que abramos los ojos para disfrutar de lo que vemos y al mismo
tiempo poner en marcha los engranajes del
sentido de la vista.
Escuchar una melodía de un
insigne compositor, o sencillamente una canción en la voz de un prodigioso
cantante, o dejar que el rumor de las olas te envuelva a la orilla de la playa
disparan el sentido del oído.
La textura de la piel, de una
fruta o el agua fresca en el cuenco de tus manos hacen del tacto un sentido
único.
El sabor de nuestra comida
preferida, aquella que nos preparaba con tanto cariño nuestra madre, ese vino
con cuerpo solo para paladares exquisitos, hacen que el sentido del gusto sea
enorme.
Y, por último, adentrarnos en
una primavera cuajada de flores que elevan al mismo cielo los recuerdos más
sinceros de gitanilla, dama de noche, jazmín o azahar, nos evocan, repletas de recuerdos
y vivencias, situaciones
que hacen del sentido del olfato un manantial de
aromas.
Si este ramillete de sentidos
que nos hacen percibir todo aquello que ocurre a nuestro alrededor en un
momento dado, y que por separados nos producen una serie de sensaciones que nos permiten
reaccionar de forma conjunta podrían dar lugar a un hermoso e idílico mensaje:
“Observar una puesta de sol,
mientras el rumor de las olas llega a nuestros oídos, saboreamos una fruta
fresca y nuestros pies entran en contacto con las olas que llegan dormidas a la
playa, y cerca muy cerca la dama de noche se hace presente en el ambiente.”
Si nuestros cinco sentidos son
capaces de hacernos sentir lo más hermoso, ¿Por qué no los utilizamos para
percibir y sentir aquello que nos puede acarrear cierto peligro en la conducción?
Durante la conducción, existen muchos factores visuales que son
fundamentales. La mayor parte de siniestros se produce por no prestar atención
visual en la carretera.
El sentido del oído trabaja
como complemento de la visión al permitir
mantener el equilibrio y situar los estímulos visuales en tiempo y espacio.
El olfato actúa
científicamente sobre los sistemas emocionales e influye en las operaciones
lógicas que realiza el cerebro.
El tacto influye en la calidad
del manejo de los vehículos que vayamos a conducir, así como la postura que
elijamos para hacerlo.
Y el gusto, es importante
evitar la ingesta de comida u otros productos (como alcohol o medicamentos)
mientras estamos al volante.
Todos son importantes cuando
manejamos un vehículo, carecer de algunos de ellos nos puede conllevar graves
riesgos.
Pero no me negarán que existe
un sexto sentido para el conductor: ese que sabe que, si se cruza una pelota
por delante del vehículo después llega el niño; ese que nos alerta cuando vamos
abrir la puerta del vehículo cuando estamos estacionados y antes de abrirla hay
que mirar por el retrovisor por si llega alguien y se come la puerta, ese sexto
sentido que nos avisa que un ciclista puede salirse de la fila y hacer un
adelantamiento imprevisto. Y uno de los más habituales, cuando delante nuestro circula un vehículo y sabemos que va a girar o
adelantar antes de que lo haga sin haber puesto el indicador para avisarnos.
A ese sexto
sentido le llamo yo EXPERIENCIA, y como todo en la vida se adquiere con el
tiempo.
Dejen fluir sus sentidos este
fin de semana.
Y fíjense lo que decía el
inventor e ingeniero eléctrico croata Nikolas Tesla:
“Nuestros sentidos nos
permiten percibir sólo una pequeña porción del mundo exterior”
Hay que estar atentos siempre.
PpBejarano
28 Abril 2018
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