El sector de automóvil
descarta alcanzar el objetivo anual
La batalla medioambiental
abierta en Europa y el resurgir de las políticas proteccionistas en Estados
Unidos y el Reino Unido han obligado al motor a abandonar el objetivo de
producir tres millones de coches al año en España. Los fabricantes de
automóviles lanzaron en 2012 el Plan 3 Millones para reindustrializar nuestro
país y aumentar en un milllón de unidades la producción de vehículos, un
objetivo que no solo no se ha cumplido si no del que ya se ha desistido.
"Ya no hablamos del Plan
3 Millones en la industria. No se cumplió el año pasado y no se alcanzará este.
Se ha desistido de poner un objetivo númerico de fabricación de coches porque
estamos en un momento de incertidumbre y ebullición de normativas y cambios
políticos que pueden afectar a los planes de producción de las plantas. Ahora
se apuesta por ganar competitividad para atraer nuevos modelos", explican
fuentes de la patronal de fabricantes de vehículos Anfac a este diario.
Así, pese a que en 2016 se
alcanzó un máximo de producción en España de 2,89 millones de coches, en 2017
el ritmo bajó a los 2,84 millones de vehículos ante la caída de la demanda en
el Reino Unido por el efecto Brexit y los cambios normativos. Una tendencia que
se ha agravado en 2018, año en el que ya se ha descartado que se vaya a
alcanzar dicho objetivo.
El motor augura cierres
temporales de plantas por la campaña antidiésel
El motor augura cierres
temporales de plantas por la campaña antidiésel
Y es que la guerra contra el
diésel y el surgimiento de cientos de normativas tanto a nivel europeo como
local que tratan de limitar la circulación y rebajar las emisiones de
particulas contaminantes han afectado de lleno a la demanda, que en el primer
trimestre del año se ralentizó. En los últimos meses se ha vivido un impulso de
la fabricación de vehículos y de las matriculaciones porque las plantas han
acelerado la producción para sacar todos los coches posibles antes de que
entrara en vigor en septiembre el nuevo protocolo europeo de control de
emisiones que, entre otras cosas, implica un alza de los impuestos y unas
homologaciones más estrictas y complicadas, que ya están generando problemas de
abastecimiento de motores.
Por ejemplo, Renault retrasó
las vacaciones de la plantilla de sus plantas de Valladolid y Palencia del 20
de julio al 13 de agosto para cubrir un pico de demanda. No en vano, las
principales patronales del sector advirtieron que habría un repunte de las
matriculaciones en verano que aminoraría en septiembre ya que los
concesionarios optaron por automatricular vehículos aprovechando que el sistema
de medición de emisiones NEDC, con el que tres de cada cuatro coches quedan
exentos de impuestos, sigue vigente. Así, solo en julio las matriculaciones se
dispararon un 20% peses a que la demanda del diésel entre particulares se
volvió a hundir.
Así, fuentes del sector
alertan de que el "ataque injustificable al diésel" y los constantes
cambios normativos hacen peligrar la competitividad de la industria en España y
en Europa ya que no es tan fácil que las plantas se adapten a las reglas del
juego en poco tiempo. Desde el grupo PSA -el mayor productor de coches en
España tras la compra de Opel- explican que "no se pueden hacer cambios
bruscos porque afectan a la producción y al empleo en las fábricas. Hay cambios
en la demanda en detrimento del diésel y nos estamos adaptando, pero si se hace
de forma brusca habrá problemas", señalan fuentes de la compañía en
España.
"Es imposible cumplir
todos los reglamentos de un año para otro puesto que tenemos periodos de
desarrollo de los vehículos o los nuevos motores de cinco o seis años"
Una postura con la que
coinciden desde la filial de Mercedes Benz, que tiene una planta en Vitoria
donde emplea a 4.500 personas y en 2017 produjo 148.000 vehículos (explota otra
de chasis en Cantabria). "Los cambios en las normativas influyen en los
ritmos de fabricación. Es imposible cumplir todos los reglamentos de un año
para otro puesto que tenemos periodos de desarrollo de los vehículos o los
nuevos motores de cinco o seis años. A día de hoy tenemos tres niveles de
reglamentación: europea, nacional y local. Los distintos gobiernos no se ponen
de acuerdo y legislan a golpe de popularidad para solucionar el problema de hoy
y hay que tener una visión estructural a largo plazo para no dañar a la
industria", según explicó Roland Schell, presidente de Mercedes Benz
España, en una entrevista con este diario.
En los últimos meses, el
Gobierno de Pedro Sánchez ha asestado un fuerte golpe al diésel en España con
el anuncio de que la tecnología "está muerta" y del alza de los
impuestos para elevar su precio al de la gasolina. A su vez, se ha anunciado
que se limitará el acceso de los vehículos al centro de las ciudades y se quiere
primar la compra de los eléctricos con ayudas a través del lanzamiento del plan
VEA. Este ataque al diésel está provocando una gasolinización del parque de
cara al futuro que puede aumentar las emisiones de CO2 y que, según explican
desde el sector, "no es justa" puesto que los nuevos motores diésel,
en los que se han invertido cientos de millones, "son muy eficientes y
poco contaminantes", sentencian.
"No se pueden vender
coches eléctricos si no hay puestos de recargas en las ciudades. Forzar cambios
rápidos desde los gobiernos a golpe de ayudas o de prohibiciones van en contra
del sector. PSA tiene previsto producir tres modelos eléctricos en España pero,
por ejemplo, para adaptar la planta de Madrid necesitamos tres o cuatro años e
inversiones muy fuertes", explican fuentes del fabricante francés. Así, la
dueña de Opel que tiene plantas en Figueruelas, Villaverde y Vigo, quiere que
todos los vehículos que produce tengan una versión eléctrica o híbrida, pero
eso no será posible hasta 2025.
Por su parte, desde Seat, que
tiene la mayor planta de vehículos de España con casi 12.000 trabajadores,
también está notando en su demanda el ataque al diésel, lo que está afectando a
sus planes de producción que se tienen que "ajustar" a las nuevas
tendencias de demanda. Otra marca que ha reducido su producción en España este
año es la japonesa Nissan, cuya fábrica de Barcelona -la mayor de las tres que
tienen en España- ha dejado de fabricar el modelo Pulsar, que ha concentrado la
producción en los últimos años.
Aún así, en España se fabrican
más de 40 modelos de vehículos. 20 de ellos en exclusiva para todo el mundo.
Nuestro país sigue siendo el octavo mayor fabricante mundial, un lugar que
podría arrebatarle Brasil, que el pasado año disparó su producción un 25%.
Fuente:ElEconomista.es
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