Land Rover sigue jugando con
inteligencia con las familias que ha creado de sus diferentes modelos y ha
dotado de un nuevo integrante a la del Range Rover.
El
Range Rover Velar, que se sitúa, por medidas, entre el Sport y el Evoque.
Mide de largo 4,80 metros, de
ancho 2,03 metros, de alto 1,66 metros y su batalla es de 2,87 metros.
Es, por tanto, más largo que
el Evoque (4,37 metros) y se queda a siete centímetros del Sport (4,87 metros).
Siguiendo con la comparativa,
es más ancho que el Evoque (1,90 metros) y el Sport (1,98 metros); pero menos
alto que el segundo (1,80 metros), mientras que la distancia al suelo con su
hermano pequeño es la misma (1,66 metros).
La batalla más grande es para
el Sport (2,92 metros), seguida de la del Velar (2,87 metros) y la del Evoque
(2,66 metros).
Las diferencias con el Evoque
también son destacables en precio y en gama de motores. Mientras que el Velar
(desde 60.249 euros a 124.750) puede elegirse con motores gasolina y diésel
desde 180 a 381 CV, la tarifa para hacerse con un Evoque parte de los 36.250
(puede llegar hasta los 77.650 euros) y los propulsores de ambos combustibles
están comprendidos entre los 150 y 290 CV.
Un escalón más arriba en
precio y potencia está el Sport: desde 71.100 euros a 151.400, y de 241 a 575
CV.
Por tanto, hay que mirar mucho
la calculadora y el espacio del que se dispone en el garaje para acertar con el
Range de los sueños de cada uno.
También si se va a utilizar
como único coche o como segundo vehículo de la familia, caso éste último, en el
que parecería la solución más acertada el Evoque.
Pero como cada familia y cada
persona es un mundo, es momento de centrarse en el universo Velar. Solo estará disponible durante el primer
año completo de ventas del nuevo modelo (se comercializa desde verano).
Es la más equipada, ya que
está por encima de la lujosa terminación HSE.
Lo primero que llama la
atención es que, al ser más bajo y más ancho que un Sport, y más largo que un
Evoque, el Velar es el hermano más amplio para viajar con unas medidas más
compactadas para circular por la ciudad. Y todo ello sin perder ni un ápice en
cuanto a lujo y exclusividad.
A pesar de las similitudes que
presenta en diseño exterior (rejilla delantera amplia y horizontal, faros
estrechos y alargados, techo con forma de coupé…) hay un rasgo que hace único
al Velar: los tiradores de las puertas se ocultan en la carrocería cuando se cierra
el coche.
Es un elemento muy original
que sorprende a quienes no conocen el modelo, ya que no saben cómo acceder al
vehículo hasta que con el mando se libera el cierre centralizado.
Cuando se pone en marcha el
vehículo, los tiradores vuelven a ocultarse para mejorar la aerodinámica del
vehículo (cx de 0,35) y guardar la esencia de su diseño.
También a semejanza del Evoque
se puede elegir la carrocería en bitono (con el techo en negro), como es el
caso de la edición First Edition, lo que le da un toque más juvenil al Range,
que siempre ha gozado de un porte clásico y señorial.
El coste de la pintura Flux
Silver, exclusiva del Velar First Edition, es de 7.896 euros.
Con el Velar, Land Rover
parece apostar por un cliente que busca el lujo en un tamaño más racional y con
el que llamar algo menos la atención en unos momentos en que los vehículos
parecen ser mal vistos por el centro de las ciudades.
En el interior, el lujo y el
cuidado de los detalles están a un nivel por encima de las marcas premium. Los
acabados clásicos, como el cuero, contrastan con las dos pantallas (de 10
pulgadas cada una) que presiden el centro del salpicadero. El cuadro de relojes
también es digital.
La primera, la más alta e
inclinable para una mejor visión, es la destinada al sistema de
infoentretenimiento de este SUV de alta gama. Es táctil y desde ella debemos
emparejar el teléfono y acceder a la conectividad y el sistema de navegación.
La que está inmediatamente
debajo, también táctil, es la que nos permite configurar la climatización
(también de los asientos delanteros) y acceder a los distintos modos de conducción
con los que cuenta esta versión: Eco, Comfort y Dinamic.
Para evitar que el conductor
retire más de lo necesario la vista de la carretera, el Velar cuenta con dos
ruedas con las que subir y bajar los grados de la climatización o la velocidad
de calefacción de los asientos delanteros.
También la segunda pantalla es
la apropiada para disfrutar del sistema 4×4 (de serie en todas las versiones)
de este verdadero todoterreno.
El Terrain Response 2 permite
elegir entre distintos modos de tracción para tierra, nieve, gravilla o roca;
así como elevar o bajar la carrocería (en la posición normal está a 251
milímetros respecto al suelo).
Con este sistema, uno de los
mejores del mercado y que incluye control de descenso y de inclinación de la
carrocería, no hay obstáculo que se le atragante al Velar.
Los cruces de puente no son
problema para este lujoso SUV, ni las pendientes pronunciadas o los terrenos
con poca adherencia, así como los vadeos.
El principal inconveniente lo
ponen las enormes ruedas que monta -y que le dan un impresionante aspecto
musculoso y deportivo- en llanta de 22 pulgadas y medidas 265/40.
Pero como la mayoría de sus
propietarios lo conducirán por carretera, decirles que es un coche muy cómodo y
muy amplio en el que cinco personas viajarán como en una berlina de las
grandes.
Es muy confortable por el
sistema de suspensión que emplea y que es independiente en ambos ejes. La
suspensión neumática es de serie para los seis cilindros (3.0 D y 3.0 P),
mientras que la tecnología de amortiguación Adaptive Dynamics se monta en
todos.
Las irregularidades del
terreno por el que pise no son problema para él y las filtra rápidamente sin
que lleguen al interior del vehículo.
No sucede lo mismo en el paso
rápido por curva donde transmite ligeramente los balanceos de la carrocería, lo
que es lógico en un coche de este tamaño y de este peso (casi dos toneladas)
con el que hay que ser prudentes con el acelerador para no superar con creces
los límites de velocidad.
Es un SUV bastante rápido en
cualquiera de los modos de conducción de los que dispone gracias al motor
diésel sobrealimentado que lo propulsa, un 3.0 de 300 CV a 4.000 rpm.
Esta potencia está gestionada
por una caja automática (de serie en todas las versiones) de convertidor de par
de ocho velocidades que firma ZF y que hace muy agradable la conducción. Tiene
levas en el volante.
Cuando se acelera con
contundencia, la sensación que transmite es que el morro parece elevarse, por
lo que hay que dosificar el gas en un vehículo que puede pasar de 0 a 100 km/h
en 6,5 segundos (cifras de compacto vitaminado).
Esta respuesta inmediata,
unida a un sonido ronco del motor, oculta su origen diésel e intenta asemejarle
a un V8 de gasolina.
Conducir esta versión First
Edition por la noche es también un placer, ya que monta de serie las luces
Matrix-Laser LED con un alcance de 550 metros. Están compuestas de ledes que se
encienden y se apagan individualmente para reducir el deslumbramiento a otros
vehículos.
Esto posibilita ir detrás de
un coche y que el asistente automático de luces conecte las de carretera sin
molestarle. Se apagan los ledes que se proyectan directamente sobre el vehículo
que nos precede, mientras que los de los lados siguen iluminando en la larga
distancia.
El maletero, con 673 litros y
espacio para la rueda de repuesto, también invita a hacer largos recorridos, ya
sea de día o de noche.
En definitiva, el Velar es un producto
muy exclusivo -se ha creado desde cero con la arquitectura de aluminio ligero
de Jaguar Land Rover- cuyas señas de identidad son “una simplicidad elegante y
un cuidado milimétrico de cada detalle”.
Acceder a uno de ellos,
especialmente con la terminación analizada en esta prueba, es bastante
prohibitivo sin una cuenta bancaria saneada.
A cambio lo que se recibe es
un vehículo cómodo para carretera con avanzados sistemas de ayuda a la
conducción (frenado de emergencia autónomo con detección de peatones, detector
de tráfico de marcha atrás o monitor del estado del conductor…) y casi sin
contrincantes en conducción off road, como buen Land Rover que es.
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