En 2004 apenas representaban
tres de cada 10 muertos
Limitar la velocidad a 30 km/h
en ciudad y a 90 en carretera, una solución
El año pasado, el último con
cifras consolidadas de siniestralidad, el 47% de las personas fallecidas en un accidente de tráfico
pertenecían a los colectivos
vulnerables. Es decir, aquellas personas cuya carrocería es básicamente
su cuerpo: peatones, ciclistas y
usuarios de motos y ciclomotores. Cuando acabe 2017, ese porcentaje
habrá superado ya la mitad del
total de víctimas, según Pons Seguridad Vial.
La consultora ha llevado a
cabo un estudio de la siniestralidad de estos colectivos que revela que en 2004 apenas representaban tres de
cada 10 muertos. Lo chocante es que ese año, España iniciaba un
descenso vertiginoso que habría de reducir
la siniestralidad general en un 67% hasta el pasado año; pero
"solo" en un 47% en los usuarios vulnerables. Es más, en los
ciclistas, el número de fallecidos es parecido: 67 ahora por 78 entonces.
Carecer de la protección que
ofrece la carrocería de un turismo, una furgoneta, un autobús o un camión es
determinante ya que -lo recuerda la DGT- el riesgo de morir en un accidente es 17 veces superior en una moto que en un
coche. Además, el factor velocidad es crucial y, por ejemplo, está
demostrado que la mayoría de atropellos a 50 kilómetros por hora son fatales.
Ramón Ledesma, asesor de la
consultora, conjuga esos dos elementos al señalar que "la fiscalización eficiente de la velocidad y
la mejora en la seguridad de los vehículos ha tenido una especial importancia
en esa diferenciación de la siniestralidad" entre unos y otros usuarios.
"A menor velocidad, un fallecido pasa a ser herido grave, y un herido
grave a leve", puntualiza antes de recordar que "si en 2002 el
porcentaje de vehículos que circulaban en autopista a más de 150 km/h era del 6%, ahora
está por debajo del 1%".
Además, si a comienzos de la década pasada el control de estabilidad ESP era
muy poco común y casi siempre con sobreprecio, hoy es obligatorio en todos los
nuevos modelos.
El efecto de estos dos hechos
ha sido especialmente visible en autovías y autopistas, donde el número de
usuarios no vulnerables pasó de 812 en el año 2000 a sólo 186 en 2015, con una
reducción del 78% en dicho periodo.
Fenómeno 'Scooter'
En cambio, si miramos a las
motos ha habido que esperar a este año para que un simple ABS sea obligatorio.
Y el número de motoristas no ha dejado de crecer, especialmente por la
irrupción de los versátiles scooter y por la norma que, desde 2004, permite que
un modelo de hasta 125 centímetros cúbicos pueda ser conducido por quien tenga
tres años de permiso de coche. De modo que esos modelos suponen más de seis de cada 10 matriculaciones de
motos en España, ayudando a que su parque represente un 15,2% del total de vehículos.
En cambio, sus usuarios
aportan el 22% del total de
fallecidos en accidentes. Para acabar con esa situación, José María
Riaño, secretario general de la patronal Anesdor, propone "mejorar la formación de los conductores de
motos y ciclomotores", si bien los expertos también reclaman al
Estado y entidades que el tiempo y recursos dedicados a la seguridad vial de
este colectivo debería ser, al menos, equivalente a la representatividad de sus víctimas en el tráfico.
En el caso de las bicicletas,
su boom ha sido todavía más espectacular, ya que 19 millones de españoles dicen
usarla, más de la mitad para moverse a diario, según el último barómetro de
este mismo año. "La principal medida para reducir su siniestralidad es
precisamente lograr que haya muchos más ciclistas y para ello es preciso calmar el tráfico en la ciudades, además
de ejecutar de una vez un plan estatal para este medio de transporte que
también contribuye a reducir la
mortalidad derivada de la contaminación", apunta Manuel Martín,
director técnico de ConBici.
Esta última estrategia está
muy vinculada a la de los peatones, un colectivo en el que hay que valorar la
influencia de los mayores de 65 años, que cada vez tienen un peso más
importante en la población y son los protagonistas de la mayor parte de los
atropellos fatales en ciudad, creciendo también su presencia en los accidentes
de bici. "Como colectivo más vulnerable de todos, reclamamos un cambio en
la jerarquía de la movilidad, especialmente la urbana, donde el vehículo motorizado debe perder su
hegemonía a favor de peatones y ciclistas. Asimismo, deben predominar
calles donde la velocidad no
exceda los 30 km/h en el mejor de los casos. Estas cuestiones y
otras no pueden quedar al amparo de la voluntad de cada ayuntamiento, sino que
necesitamos de manera urgente una ley de rango estatal" demanda Ana
Montalbán, presidenta de Andando, asociación estatal de peatones.
Desde Pons Seguridad Vial
consideran que esa ley debería incluir a todos los vulnerables, con medidas muy
similares a las ya citadas y con el añadido entre sus peticiones de una
propuesta que está en el tejado del Ejecutivo desde hace varios años: la reducción de la velocidad máxima en
carretera a 90 km/h.
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