sábado, 23 de diciembre de 2017

LA ROTONDA



HAY QUE CELEBRALO


Tenemos que vivir. Una copa de más o una vivencia de menos, da lo mismo.
 El árbol de Navidad, con sus motivos navideños, el Belén en España, con sus figuritas y todo lo que hemos vivido desde pequeños. Tradiciones que vamos pasando de padres a hijos con nuestra mejor intención.

Una buena cena en Nochebuena, una comida de Navidad o despedir el año con alegría, para bien o para mal, depende como nos haya ido a cada uno.

Una uva tras otra, hasta doce, o un concierto de Año Nuevo, desplegamos todas nuestras tradiciones, un año tras otro con la intención de que el próximo sea por lo menos distinto.


Unos celebrarán que la salud les haya sido propicia a ellos y a la familia, otros no estarán para muchas celebraciones, aunque hayan tenido que asistir obligados a las comidas de empresa. Sí, allí donde uno no quiere verle la cara al jefe/a, y donde otros están deseosos de mostrar todas sus habilidades para llamar la atención de compañeros y equipo directivo de la empresa. Es verdad que hay algunos muy habilidosos, y otros que están deseando salir corriendo.

Otros, por una circunstancia u otra, beben y beben y vuelven a beber, hasta que son sometidos a un control de alcoholemia que recordarán toda su vida. Pero qué más da, unos puntos menos y unos euros de más, si ha sido protagonista por un día de la atención de los jefes.

No se equivoque. Las normas están para cumplirlas. Diviértase, páselo bien. Pero deje su vehículo en casa.


Sea el amo/a de la fiesta, pero no deje su piel delante de sus compañeros y su vida en el asfalto, ¡no merece la pena! ¡Utilice estos días el transporte público! Y viva intensamente estos fantásticos momentos de alegría y de fiesta, pero no utilice su coche o su moto, y se va de fiesta. Son muchos los que dejan, estos días tan señalados en los recuerdos de las personas que quieren, uno de los momentos más amargos de su vida.

CONCLUSIÓN:

Viva sin morir; viva intensamente sin perder; viva sin volver la vista atrás; pero viva ahora y para siempre.

Conducir un vehículo es secundario en su vida, motivo más que insipiente para la gente que nos quiere no nos recuerde por lo que hicimos, por lo que luchamos, o por lo que conquistamos, sino por equivocarnos.

La sangre en el asfalto se nos clava en nuestra memoria como cualquier gesta importante. Él o ella, joven o mayor, vivieron y lucharon por seguir. El punto y aparte de nuestra vida en la calzada solo hace que hagamos un paréntesis en nuestra memoria para que, cada vez que llegue esta fecha, volvamos a recordar a esa persona que, un día, por no llevar el cinturón de seguridad, manipular el navegador o radio de nuestro coche, o hacer un adelantamiento prohibido, o ir a más velocidad de la cuenta, sesgó sus cualidades y nunca pudieron demostrar el recorrido real de su vida. Pero sí, cada Navidad, a lo largo de nuestra vida, estarán en nuestra memoria. Para todos ellos, y para todos los que han dejado su vida en la carretera durante este año, nuestro más querido y emocionado recuerdo. Sobre todo, sus familiares que serán los realmente damnificados por siempre.

Tengamos un poco más de cuidado, seamos más prudentes, y  un poco más respetuosos. Nuestra libertad termina cuando empieza la de los demás.
 
Un beso para ellos, pero sobre todo para los que se quedaron con el recuerdo.

Pepe Bejarano
23/12/2017
todomotorsevilla@gmail.com

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