Los estudios sobre salud vial
y conducción realizados hasta la fecha, revelan que el 77% de los conductores
españoles conducen estresados
Attitudes ha presentado nuevos
estudios centrados en la salud vial y su influencia en la conducción de los que
se concluye que:
- El 22% de los conductores españoles conduce bajo estados de depresión.
- El 11% de los conductores españoles conduce bajo estados de ansiedad.
La incidencia de las enfermedades psíquicas en la conducción
Las
enfermedades mentales y las lesiones por accidente de tráfico constituirán los
dos principales problemas de salud de la población mundial en el primer cuarto
de siglo XXI, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y esta relación
entre enfermedades mentales y accidentes de tráfico no es una casualidad, ya
que los efectos de muchas enfermedades producen una importante alteración en
las capacidades cognitivas, motoras, conductuales, etc.
El estrés modula en buena
medida la forma de conducir de las personas y es la causa de un número
considerable de accidentes.
Sin embargo, ninguna normativa
de tráfico alude explícitamente al estrés como un elemento incapacitante para
la conducción, y teniendo en cuenta las reflexiones presentes, el estrés
debería ser considerado como un relevante factor de riesgo de accidente. Y lo
mismo sucede con la depresión y la ansiedad, que aunque aparecen tipificadas
como trastornos psicológicos en los sistemas convencionales de clasificación de
las enfermedades mentales, deberían ser objeto de atención y motivo suficiente
para la adopción de precauciones o medidas especiales en situaciones de
interacción con el tráfico.
Las misma situación se plantea
con su tratamiento farmacológico. Y es que un 15% de conductores reconoce estar
medicamentándose para tratar la depresión, la ansiedad, los trastornos del
sueño o para relajarse o dormir. Se trata de un dato muy relevante dadas las
grandes repercusiones que los efectos secundarios de estos fármacos tienen para
la conducción. Se estima que en, aproximadamente una cuarta parte de los casos,
estos medicamentos contienen una advertencia sobre su posible relación con la
capacidad de conducir (DGT y Universidad de Valladolid, 2003).
En gran parte de los casos, el
paciente desconoce el riesgo potencial de esos medicamentos, puesto que con
frecuencia el personal sanitario no informa acerca de los efectos del
tratamiento sobre la capacidad para conducir. Eso supone que casi tres cuartas
partes de los conductores no son conscientes de la influencia de los fármacos
utilizados para combatir el insomnio, para relajarse/dormir; mientras que más
del 60% desconoce los efectos de los medicamentos utilizados para tratar la depresión
(66%) y la ansiedad (64%) en la conducción.
La indisposición de los
conductores
Si tenemos en cuenta que una
gran parte de la población, por no decir toda, interacciona con el tráfico ( ya
sea como peatón, conductor o pasajero de vehículos), podemos advertir la
relación negativa que los problemas de salud pueden tener con la conducción.
Centrándonos en los
conductores, se puede afirmar que no existe una concienciación clara de las
alteraciones psicológicas y mentales (especialmente la depresión, la ansiedad y
el estrés) con la conducta en el tráfico y las consecuencias que puede suponer
para uno mismo y para el resto de conductores.
Según nuestro estudio, el 44%
de los conductores españoles reconoce que se ha sentido alguna vez indispuesto
para conducir. Entre las principales razones que llevan a los conductores
españoles a pensar que no están en condiciones para ello, están las
relacionadas con molestias físicas (77%), y no tanto con las molestias
psicológicas (14%).
Del 44% de conductores
españoles que se han encontrado indispuestos para conducir alguna vez, el 37,5%
ha seguido conduciendo y el 62,5% no ha seguido conduciendo. Los conductores
que deciden conducir, aunque son conscientes de no estar en condiciones para
hacerlo, son en mayor medida mujeres, conductores con elevada exposición al
riesgo y aquellos que actualmente están laboralmente activos. Los conductores
que deciden no conducir cuando piensan que no están en condiciones para ello
son, mayoritariamente: hombres, mayores de 65 años, no asumen riesgos durante
la conducción, actualmente no están trabajando o trabajan por cuenta propia.
En cuanto a la percepción o
reconocimiento del tipo de indisposición (física o psicológica) para conducir,
son los hombres quienes manifiestan en mayor medida que el malestar físico ha
sido la causa de haber pensado " no estoy en condiciones para
conducir", con un 58,6% mientras que las mujeres destacan en mayor medida
que un malestar psicológico o emocional les ha llevado a pensar que no estaban
en condiciones para conducir (60%).
Por lo tanto, se puede afirmar
que los hombres están menos sensibilizados, y por tanto son menos conscientes
que las mujeres, de la influencia de los aspectos psicológicos y emocionales en
nuestro bienestar o malestar subjetivo.
Podemos concluir, pues, que
existe un colectivo de conductores españoles (aproximadamente la mitad de la
población) que es consciente del peligro y reconoce "desde la
experiencia" que la conducción se deteriora si perciben que no está en
condiciones de salud óptimas, pero que la necesidad imperiosa de cumplir
obligaciones laborales y/o personales puede llevarles a conducir aun cuando
piensen que no están en condiciones para ello.
El cansancio, el alcohol, las
emociones negativas (preocupaciones), el sueño, los dolores de cabeza y los
resfriados o gripes son las causas que más afectan la conducción para el 78% de
los conductores españoles. En el curso del estrés, la ansiedad y la depresión
son razones planteadas únicamente por el 4,8% de los entrevistados.
Estos resultados ponen de
manifiesto que los conductores son mucho más conscientes del efecto del
alcohol, drogas y fármacos sobre la conducción, pero carecen de información
sobre el deterioro cognitivo, psicológico y motor de muchas alteraciones
psicofísicas que, evidentemente, afectan de modo negativo a la conducción.
Incompatibilidad entre la baja
laboral y la conducción
La OMS estima que para el
2020, el estrés laboral se incrementará y será la tercera causa de mortalidad,
tras las enfermedades coronarias y los accidentes de tráfico, y la primera
causa de incapacidad laboral. En España, actualmente, es ya la segunda causa de
baja laboral.
Por esa razón, resulta
especialmente preocupante el dato que nos indica que un 22% de los conductores
españoles manifiesta seguir conduciendo cuando se encuentra en una situación de
baja laboral.
Y es preocupante porque si
consideramos que muchos de los motivos laborales son razones suficientes, desde
un punto de vista práctico (que no legal, tal y como está actualmente en la
normativa) para dejar de conducir, con esta situación se está incrementando
artificialmente el riesgo en el tráfico (para los usuarios que están de baja y
para el resto).
En el otro extremo, sólo un
porcentaje muy escaso de conductores (10,8%), piensa que hay una evidente
incompatibilidad/afectación entre conducción y el estado de baja laboral.
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