Cuando el equipo de Cartivator
concibió su coche volador SkyDrive en una de sus sesiones de lluvia de ideas
hace ya más de cuatro años, nunca imaginaron que un gigante como Toyota se convertiría
en uno de sus inversores.
Lo confiesa a Efe Ryutaro
Mori, jefe de planificación de negocio de esta "comunidad voluntaria, que
no compañía" de ingenieros cuyo principio básico es "dar sueños a las
generaciones futuras".
340.000 euros en tres años
Toyota les ha garantizado una
financiación de 42,5 millones de yenes (340.000 euros/380.000 dólares) en los
próximos tres años para que alcancen su objetivo: que el SkyDrive encienda el
pebetero olímpico durante los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020.
"Es cierto que nunca
hubiéramos imaginado exactamente esto, pero estábamos seguros de que podíamos
hacer cualquier cosa posible siempre y cuando soñemos alto y trabajemos duro
hacia nuestra meta", expone con entusiasmo Mori.
La implicación de Toyota,
dice, "representa un gran impulso para que los ingenieros jóvenes sueñen a
lo grande y lo materialicen". Con los fondos obtenidos, que les permitirán
"invertir más tiempo en el desarrollo y menos en preocuparse por los
costes", tienen planeado construir un prototipo tripulado para finales de
2018.
¿Quiénes forman Cartivator?
Los cerca de 20 ingenieros que
componen Cartivator pertenecen a múltiples compañías del país asiático,
empresas cuyo nombre guardan celosamente, y poseen perfiles en sectores que van
desde la automoción y la aviación hasta las tecnologías de la información.
Todos trabajan en el SkyDrive al margen de sus horas laborales.
Entre los modelos que buscan
pintar una estampa futurista y en los que trabajan grandes empresas como Airbus
e independientes como la holandesa PAL-V o la eslovaca AeroMobil -cuyo híbrido
de coche y avión ya se puede reservar en Europa-, el de Cartivator presume de
ser el vehículo volador eléctrico más pequeño y ligero del mundo.
El equipo comenzó a trabajar
en el proyecto en septiembre de 2012 después de que en una sus primeras
reuniones creativas alguien propusiera desarrollar coches voladores. La
escogieron por ser "la idea más emocionante", rememora su jefe de
planificación.
¿Un modelo comercial para
2025?
Más de cuatro años después y
con su objetivo más cerca, el equipo trabaja en un coche volador monoplaza,
cuya apariencia recuerda a un dron -con hélices donde deberían estar las cuatro
ruedas de un coche convencional- de 2,9 metros de largo, 1,3 de ancho y 1,1 de
altura.
Los sueños de los ingenieros
de Cartivator no se extinguen con la llama olímpica. El equipo quiere entrar de
lleno en este sector y aspira a lanzar un modelo comercial de coche volador en
2025. El grupo es consciente de que para ello es necesario "trabajar mano
a mano con las agencias reguladoras".
Los ingenieros nipones tienen
grandes planes para el dispositivo volador y aunque "todavía es pronto
para discutir públicamente los detalles del primer modelo comercial", dice
Mori, les encantaría "ver a gente de todo el mundo beneficiándose de este
nuevo tipo de movilidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.