sábado, 8 de octubre de 2016

LA ROTONDA

EL ÚLTIMO BESO


Vamos reduciendo las víctimas en carretera, y eso es una buena noticia.
Salir de casa cada mañana con la esperanza de volver, no solo depende de nosotros. Algunos vivimos a una velocidad, que a veces no nos da tiempo pensar en las cosas importantes que tiene la vida.

Pero es cierto, que no solo depende de nosotros, son otros los que, por falta de atención en la conducción o exclusivamente al cruzar una carretera ponen en riesgo sus vidas y también las nuestras

Dicen que uno de los inventos tecnológicos más importantes, el dispositivo móvil, es causa de accidentes tanto dentro como fueran del vehículo.
Todavía no somos capaces de retrotraernos a la utilización del teléfono móvil mientras conducimos nuestro vehículo, lo pueden comprobar en el día a día, como ese señor o esa señora circula de una forma extraña por la vía mientras manipula el aparato para recibir o realizar llamadas, o enviar o recibir mensajes o desproporcionadamente jugar  a algún  videojuego.

No puedo entender como es tan complicado para algunos, no utilizar el cinturón de seguridad, no utilizar el móvil en el coche, o no quitar el píe del acelerador cuando te lo demanda la vía por donde vas circulando.

Creo que si somos capaces, de proponernos relajarnos en el coche o en la moto, no dejarnos apremiar por factores exógenos, el tiempo, la actitud de otros conductores, o los condicionantes de la climatología o de la vía, podemos ser capaces de disminuir, los accidentes cada día, tantos en vías urbanas como interurbanas.

¿Hay algo tan importante como para perder nuestra vida en la carretera o quitarle la vida a alguien por descuido, imprudencia o temeridad?
No seré yo quien conteste a esta evidencia. Hay tan pocas cosas en la vida que la mayoría de los casos depende tanto de nosotros.

CONCLUSIÓN:
Cuando decimos adiós cada mañana, tenemos que tener la seguridad que ese beso de despedida, a nuestra madre, padre, esposa, o hijos,  es una promesa de que nos volveremos a ver más tarde.

Eso no ocurre siempre. Por nuestra culpa o por la locura de otros, ese beso se convierte en despedida para siempre.
Tenemos en nuestra mano, de que eso no sea así, podemos hacer las cosas como deben ser tanto como conductores o peatones, tenemos las normas, nuestra responsabilidad y la balanza de la vida. ¿Merece la pena perder la vida en un minuto o somos capaces de quitar la vida en un  minuto? No.
Somos seres humanos normales, que somos los que pierden la vida en el asfalto, o los que nos llevamos toda una vida pensando en algo que hicimos e irremediablemente y nunca debimos actuar de esa forma.

Amigos y amigas, tenemos la varita mágica en nuestras manos, y podemos cambiar las vidas de la personas siempre para mal. Nunca para bien. Utilicemos el sentido común. Hagamos de una vez por toda que cuando nos despidamos de los nuestros por la mañana después del primer café, nunca sea para siempre.

Creo que los podemos conseguir.
Buenos días familia.
PpBejarano.


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