El
fenómeno de los food trucks, que saca los restaurantes a la calle, tiene en el
clásico Citroën H el mejor aliado.
Citroën
es, desde sus inicios, una marca positiva y diferente que va un paso por
delante buscando con sus modelos el bienestar de las personas.
Citroën
es una marca con una filosofía diferente, con una gran versatilidad. Es capaz
de responder a las demandas de los profesionales más exigentes, así como de
proveer al aventurero más atrevido cubriendo todas sus necesidades de
transporte de un modo seguro y confortable. Una versatilidad que, hoy en día,
demuestran sus modelos más modernos, pero también sus clásicos como el Citroën
H, el vehículo que se encuentra tras la moda de los Food Truck.
Con casi
70 años a sus espaldas, el Citroën H es considerado hoy ‘trendy’ y recorre las
calles personalizado con diseños y colores jóvenes y modernos. Y es que el
veterano furgón, conocido también como Tipo H o HY, es una de las opciones
preferidas para crear los populares
restaurantes sobre ruedas. Su diseño único, su versatilidad y sus capacidades
de transformación son sus puntos fuertes para ser el abanderado de esta
revolución, del mismo modo que lo hicieron omnipresente en las carreteras y las
calles de toda Europa durante sus más de 35 años de vida comercial.
Si
buceamos en la historia, para hablar de este modelo hay que referirse a las
innovaciones de dos vehículos en los que se lanzaron elementos que consideramos
imprescindibles en los automóviles actuales: el Citroën Traction Avant y el
Citroën TUB.
En 1934,
con el Citroën Traction Avant, llegaban a los vehículos de gran serie
innovaciones como la tracción delantera, la carrocería autoportante monobloque
sin chasis independiente, la suspensión con barras de torsión en ruedas
independientes, los frenos hidráulicos… elementos que son habituales en los
automóviles que se conducen actualmente pero que supusieron un gran salto
tecnológico.
Fiel a su
filosofía de democratizar los avances técnicos, la marca empezó a estudiar cómo
trasladar estas novedades al universo de los vehículos comerciales. De estos
trabajos surgió el Citroën TUB, lanzado en 1939 y considerado como el primer
furgón moderno.
Con la
tracción delantera, lanzada sólo 4 años antes, se libera totalmente el espacio
que hay detrás del motor, lo que hizo posible un espacio de carga inmenso, para
las dimensiones de este automóvil, y totalmente plano. Otra de sus innovaciones
fue la puerta lateral deslizante, que hacía mucho más fácil la carga y la
descarga. Pocos meses después de su lanzamiento estallaba la Segunda Guerra
Mundial, con lo que se paralizó su fabricación y comercialización, como sucedió
con el resto de la gama Citroën.
Ya en
1947 empezó la fabricación del Citroën H, que añade la estructura monocasco a
las innovaciones del TUB. Su motor y su caja de cambios estaban situados en el
voladizo delantero, con lo que se aprovechaba al máximo el espacio de carga. La
chapa ondulada, además de darle un aspecto inconfundible, daba más rigidez a su
carrocería. Unida a su parte trasera prácticamente cúbica, permitía multitud de
transformaciones: desde instalar una puerta lateral deslizante hasta habilitar
una cocina totalmente equipada, como se hace actualmente en los food trucks.
Todos los furgones actuales son una versión modernizada de este modelo, que se
lanzó en España en 1962.
Aunque
dejó de fabricarse en 1982, el Citroën H está hoy más de moda que nunca.
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