Cuando el pasado jueves 14 se conoció que Renault
estaba siendo investigado por las autoridades francesas por un posible fraude
relacionado con las emisiones de sus vehículos similar al de Volkswagen, se
filtró que otras dos marcas también estaban en el foco de las pesquisas; esas
dos marcas eran, según Les Échos, Ford y Mercedes.
El diario francés ha informado este fin de semana que
la firma del óvalo y la filial de Daimler también están bajo el escrutinio de
las autoridades galas. Los modelos Ford C-Max y Mercedes-Benz Clase S, que han
sido probados por los técnicos que investigan un posible fraude de emisiones
similar al de Volkswagen, también presentarían unas emisiones muy superiores a
los máximos permitidos. El Mercedes S 350 que fue testado dio resultados
inconsistentes, mientras que el Ford C-Max tenía emisiones de cinco veces por
encima del límite permitido, según el diario.
Mientras, Renault aún tiene que explicar por qué los
dos motores diésel de su SUV Captur tienen unas emisiones de NOx muy superiores
a los límites legales; bajo investigación también estarían, además, el modelo
Espace y un modelo compacto de la marca francesa. Les Echos cita a una fuente
que asegura que el Renault Captur puede tener un problema técnico en su sistema
de control de emisiones que podría suponer una llamada a revisión de este
exitoso modelo.
Los inspectores del gobierno francés planean examinar
un centenar de vehículos comercializados en el mercado galo, de los cuales, por
el momento, se han probado ya 22, según Les Échos.
El caso Volkswagen destapó las sospechas
Los fabricantes de automóviles han estado bajo
escrutinio desde septiembre, cuando los reguladores estadounidenses advirtieron
que Volkswagen hizo trampas para hacer que sus coches diésel pareciesen más
limpios de lo que realmente eran, manipulando sus cifras de emisiones
contaminantes mediante un software trucado.
Las autoridades francesas iniciaron entonces una
investigación sobre si Volkswagen había engañado a los clientes sobre los
niveles de emisiones de sus vehículos diésel que prometieron ampliar a todos
los fabricantes de automóviles, entre ellos Renault y PSA Peugeot Citroen.
Por separado, el organismo regulador medioambiental
del país comenzó a probar aleatoriamente vehículos para comprobar las
diferencias entre resultados de emisiones en cifras de pruebas de laboratorio y
en el mundo real.
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