Esta situación se da mayoritariamente en mujeres
mayores de 55 años y que antes conducía su pareja y que por motivos familiares
son ahora ellas las que deben coger un coche y jóvenes de 30 años que se
sacaron el carné a los 18 y es ahora cuando han podido adquirir un vehículo
En los últimos años se ha incrementado en un 8% los
alumnos que teniendo el carné de conducir y todos los puntos vuelven a la
autoescuela para dar clases prácticas pues llevan un largo periodo sin ponerse
a los mandos de un vehículo, según Formaster, Asociación Española de Formadores
en Seguridad Vial, y quieren perder ese miedo a conducir y sentirse más cómodos
y seguros al volante.
Cuatro son los perfiles bien diferenciados de estos
alumnos que vuelven a la autoescuela, para recibir clases de repaso o
“refresco”, según Formaster. Por un lado, el 52% de los alumnos que vuelven a
la autoescuela son mujeres de más de 55 años que teniendo el carné de conducir
nunca se habían puesto al volante pues siempre lo hacía su pareja y ahora, por
motivos familiares, son ellas las que deben conducir. Seguido con un 27% son
personas de entre 45 y 52 años que viven en pequeñas localidades y que ahora
por motivos laborales necesitan el vehículo para trabajar, sea el uso del coche
como herramienta de trabajo o por desplazamiento al nuevo lugar del trabajo. Es
este caso el que más se ha incrementado en los últimos años debido a la
situación de crisis económica.
Respecto al tercer perfil, con un 18%, encontramos a
jóvenes de entre 28 y 35 años que se sacaron el carné de conducir a los 18 ó 20
años y que es ahora cuando han podido comprarse un coche, y que desde que se
sacaron el carné de conducir no se han puesto al volante. Finalmente encontramos un 3% de personas que
padecen amaxofobia, miedo o fobia a conducir por motivos psicológicos debido a
un accidente o trauma al volante.
Los cursos que ofrecen las autoescuelas a estos alumnos
son sencillos y rápidos. Se les incluye tanto clases teóricas como prácticas.
En la parte teórica se les enseña las nuevas normas de circulación, señales o
límites de velocidad. Mientras que en la parte práctica lo importante es que el
alumno vuelva a coger confianza en el vehículo y pierda el miedo al tráfico.
Además, se hace hincapié en las glorietas e intersecciones, en la soltura de
los mandos, como es el juego de marchas
y pedales, en que conozca las medidas al coche y rectificar la distancia lateral
en adelantamientos o en calles estrechas y en una de las maniobras que más les
cuesta y cuya destreza es de lo que primero se olvida, el aparcamiento. En la
mayoría de los casos la práctica se realiza en el propio vehículo del alumno,
Ya que como posee carné de conducir no es necesario el doble mando y es mejor
para el alumno, pues practica con su propio vehículo y se siente más cómodo.
“Es muy peligroso que una persona que no ha conducido
después de un largo periodo de tiempo se vuelva a poner al volante por si sólo.
Para ello están las autoescuelas y los formadores de Seguridad Vial para
ayudarle y corregir esos defectos y miedos. La sociedad ve, cada vez más, a la
autoescuela como un centro de formación y de ayuda y no sólo como la academia a
la que se va una vez en la vida para sacarse el carné de conducir. Nuestra
labor está en ayudar a jóvenes, trabajadores, ancianos o cualquier ciudadano
que lo necesite en todos los campos de la formación en Seguridad Vial”, nos
comenta Anselmo Murado, Presidente de Formaster.
Desde Formaster se quiere recordar que las
Autoescuelas están para ayudar a cualquiera en el campo de la Seguridad Vial y
la movilidad.
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