Si la lógica económica dice que la oferta termina
ajustándose a la demanda, el sector de las autoescuelas en España ha roto la
norma durante el transcurso de la crisis: entre 2008 y 2014 el número de nuevos
permisos de conducir cayó nada menos que un 52% (pasó de 1,36 millones a
659.240), pero mientras tanto el número de centros que forman a los aspirantes
creció un 16%, pasando de los 5.147 a 5.971.
Además, también subieron un 4% (desde 8.883 hasta
9.197) las secciones -oficinas bajo una misma enseña comercial- de esas
autoescuelas.
El trabajo de campo lo ha realizado la consultora Pons
Seguridad Vial, cuya directora general Shara Martin, señala la explicación a
esa paradoja «en el cierre de centros y el despido masivo de muchos profesores,
que han tomado en los últimos años como alternativa profesional el autoempleo
poniendo en marcha sus propios negocios».
Eso, por el lado de la oferta, mientras que en el
descenso en la expedición de carnés hay que prestar atención especial al
colectivo de los jóvenes. Primero, es un grupo que se ha reducido
demográficamente. Segundo, cuenta con pocas o ninguna posibilidad económica de
adquirir un automóvil. Además, ya no lo miran con deseo, sea por cuestiones
medioambientales o porque sus necesidades de transporte quedan cubiertas
mediante uno público o por aquellos que han nacido -caso de BlaBlaCar- con el
despegue del consumo colaborativo. De modo que, en lugar de gastarse el dinero
en sacarse el carné, prefieren destinarlo al último smartphone o tablet.
Lo anterior ha hecho que el número de permisos B (para
turismos, el grupo más numeroso) sea el que más haya caído en términos
absolutos (412.238 licencias menos y un 48% de retroceso). En términos
relativos, el más afectado ha sido el permiso A que permite conducir
motocicletas de cualquier potencia. El endurecimiento, económico y legal, de
los requisitos para obtenerlo hizo que en los seis años analizados se
expidiesen 121.004 permisos menos, con un retroceso del 83%.
Casi lo mismo -desplome del 80%, con 86.424 menos-
descendieron las licencias AM para ciclomotor, que casi recibieron la puntilla
cuando, a finales de 2010, la edad mínima para obtenerlo pasó de los 14 a los
15 años. Es decir, solo uno menos del que permite acceder a motos de 125
centímetros cúbicos.
La investigación de Pons Seguridad Vial sí confirma
otra regla económica básica: el descenso de la demanda provoca una mayor
competencia de la oferta, comenzando por una reducción de los precios.
Y así, se constata que el importe medio para la obtención
del permiso B ha pasado de los 781 euros de media en 2008 (considerando 20
clases prácticas) a los 604 euros de 2014. El abaratamiento ha sido drástico en
provincias como Barcelona (de 1.270 euros a 720) o Jaén (de 827 a 300), aunque
en otras el movimiento ha sido inverso. Por ejemplo, el coste en Toledo subió
de 691 a 817 euros.
Fuente:FÉLIX CEREZO/elmundo.com
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