Fue en una reunión de puertas abiertas en el Colegio de
Ingenieros de Caminos de Madrid. Y la opinión unánime en el sector de la
construcción es que el estado de salud de la extensa red española se ha
deteriorado seriamente a golpe de restricción presupuestaria. El debate promete
reabrirse con los millones de desplazamientos de esta Semana Santa y los que se
avecinan en verano.
Fomento dedicó a esta labor 818 millones en 2014 y ha
incluido una partida de 856 millones en los presupuestos de 2015. En ambos
casos las cifras representan la mitad de la inversión que el Gobierno destina a
carreteras y algo menos del 10% del total de la programación de Fomento (7.306
millones en 2014 y 8.094 millones en 2015), enfocada al desarrollo del AVE.
Acex se queja de que el ministerio incluye en la partida
de conservación la importante suma, de cerca de 300 millones anuales, que
dedica a pagar a las concesionarias de la rehabilitación y mantenimiento de las
autovías de primera generación. Estas son las carreteras de alta capacidad
–libres de peaje– construidas a principios de los ochenta, desdoblándose
carreteras ya existentes. En muchos casos, los trazados de la A-1, A-2, A-3 y
A-4, que salen de Madrid hacia Burgos, Zaragoza, Valencia y Sevilla, precisaban
una reconstrucción y fueron concesionados por 19 años a partir de un plan de
2006. Se actuó sobre algo más de 2.000 kilómetros de autovías y los costes de
obra que soportaron empresas como OHL, ACS, Acciona, Ferrovial, Sacyr, Isolux,
FCC y todo un ramillete de constructoras medianas (Azvi, Aldea, Sarrión, Sando
y Ortiz, entre ellas) superaron los 5.000 millones.
Las empresas de conservación, muchas de ellas filiales de
los grupos de construcción, consideran que la factura de las autovías de
primera generación se debe en un tercio a gastos de construcción y en otro
tercio a la financiación de obras, con lo que demandan la citada exclusión del
presupuesto que Fomento emplea en conservación. Este hecho, en el caso de que
se mantuvieran los más de 800 millones de presupuesto actual, incrementaría la
partida dirigida a tener en estado de revista las carreteras aproximadamente en
un 35%. El ministerio disiente de esta interpretación a la vista de que el
contrato concesional de las autovías de primera generación incluye la
conservación durante 19 años.
Los trabajos de conservación de carreteras van desde el
acondicionamiento del firme, limpieza y poda en las cunetas, hasta la retirada
de nieve y el mantenimiento del alumbrado y señales. Acex lleva desde el inicio
de la crisis pidiendo un esfuerzo inversor del 2,5% sobre el valor patrimonial
de la red de carreteras (el Banco Mundial recomienda un 2%). Según sus
cálculos, la del Estado supera ligeramente los 80.000 millones y el valor de
las carreteras de comunidades autónomas y diputaciones supera los 115.000
millones. Con estas cifras, solo Fomento debería más que doblar su inversión
anual en conservación, hasta los 2.000 millones por ejercicio.
La puesta a punto cuesta más de 6.000 millones
El Gobierno presume de una de las mejores redes de
infraestructuras del mundo y ha trasladado a lo largo de la crisis que el
esfuerzo de conservación de las carreteras era adecuado para mantener la
seguridad. Sin embargo, quienes se dedican al cuidado de la red hablan de un
déficit mareante de recursos económicos. En el arranque de 2010, Acex calculaba
que se habían dejado de invertir 8.600 millones desde 2005, en función de las
recomendaciones del Banco Mundial sobre inversión en el mantenimiento de
infraestructuras. Una cifra que se ha duplicado en los cinco años siguientes,
hasta llegar a 2015.
Se cumple justo un año desde que la Asociación Española
de la Carretera (AEC) lanzó un crítico informe en el que aseguraba que “la
comodidad y seguridad vial estaba en riesgo por falta de conservación”. Desde
el punto de vista de esta entidad, que reúne asociaciones empresariales,
compañías, colectivos profesionales e incluso a representantes de la
Administración, “las carreteras se enfrentan a un deterioro sin precedentes, la
peor situación desde 1985”. Dar la vuelta a la situación, según sus
estimaciones, requería la inversión de 6.200 millones.
“Cada euro no invertido a tiempo en refuerzo de firmes se
transforma en cinco euros en tres años y en 25 euros en el quinto”, recordaba
la AEC. El citado informe señalaba que la reposición y refuerzo de firmes
precisaba con urgencia 1.900 millones en la red de carreteras del Estado y casi
4.000 millones en la autonómica.
También destacaba como necesaria la reposición de 330.000
señales; repintar las marcas viales de 52.000 kilómetros y revisar buena parte
de la iluminación (el 82% de las luminarias registran rangos inadecuados de
iluminancia, dice la AEC).
Fuente: Cincodías/JFMagariño
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