La Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor
(GANVAM) junto con la Asociación Española de la Industria y Comercio del
Caravaning (ASEICAR) han solicitado al Ministerio del Interior que permita
estacionar las autocaravanas en la vía pública, por considerar que son
vehículos que deben estar sometidos a las mismas normas y derechos que el resto
de vehículos dentro del próximo
Reglamento General de Circulación.
Con la llegada del verano, el sector retoma una petición
histórica que viene realizando desde 2008, respaldando a las más de 45.000
familias españolas que tienen en el autocaravanismo un estilo de vida, al
preferir la libertad de movimiento y el contacto directo con la naturaleza que
presta esta “casa sobre ruedas”, a las limitaciones de un viaje convencional.
Por esta razón, la patronal de vendedores considera
injusto que el nuevo borrador del Reglamento pase por alto su condición de
vehículo y le otorgue un trato discriminatorio, dando por hecho que quienes
estacionen su autocaravana van a acampar directamente a sus anchas en la plaza
de aparcamiento, desplegando en la vía pública toldos, sillas o mesas que
desborden su perímetro.
Ganvam considera que, mientras no se ocupe más espacio
que el de la autocaravana cerrada ni se lleven a cabo conductas incívicas como
el vertido de aguas o ruidos molestos, no se puede privar a estos vehículos de
aparcar en la calle, máxime si se ejecuta en lugares autorizados, en los modos
indicados y no constituye un peligro para la circulación.
Con este agravio comparativo, la Administración “tira
piedras contra su propio tejado” al disuadir una actividad turística
alternativa muy arraigada en el viejo continente, que atrae a nuestro país a
más de 230.000 europeos al año y que generan a la economía española unos
ingresos cercanos a los 200 millones de euros.
Y es que, en contra de la falsa creencia popular, este
tipo de turismo itinerante, muy arraigado en países como Reino Unido, Alemania,
Francia u Holanda, pero relativamente reciente en España está ligado a familias
de poder adquisitivo medio-alto que pueden permitirse gastar entre 40.000 y
200.000 euros en la compra de su “casa de verano”.
En opinión del presidente de Ganvam, Juan Antonio Sánchez
Torres, “al ser una actividad que antes no existía, el autocaravanismo se topa
en España con un vacío legal, que viene de la ambigüedad de las leyes españolas
para diferenciar entre acampada y estacionamiento, demostrando que la realidad
va mucho más rápido que la legislación, una descoordinación que hay que
solucionar”.
Un vacío legal
De hecho, esta falta de regulación le hace un flaco favor
al mercado nacional de autocaravanas, que en los últimos seis años ha visto
retroceder sus ventas en más de un 50%, según datos de ASEICAR, con la
correspondiente pérdida de recaudación para las arcas públicas en concepto de
IVA, Impuesto de Circulación e Impuesto de Matriculación -vigente desde el año
2008.
Precisamente, para evitar poner trabas a este tipo de
movilidad en boga, Ganvam defiende la puesta en marcha de una norma de carácter
estatal que permita el estacionamiento de autocaravanas en las mismas
condiciones que otros vehículos a motor de su mismo tamaño, anulando las
ordenanzas municipales que actualmente lo sancionen.
Asimismo, solicita la puesta en marcha de áreas especiales
de pernocta urbanas, como las que ya existen en algunas de las poblaciones
europeas más punteras en turismo como París o Berlín, o en itinere a modo de
las estaciones de servicio en carretera que ya existen para el aparcamiento y
descanso de los vehículos pesados y camioneros, respectivamente.
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