Esta
temporada los monoplazas son híbridos con un propulsor tradicional de 650
caballos con turbo, más los eléctricos, las baterías... con un reto para los
equipos: la fiabilidad.
Los coches de F-1 ya no
tienen motor. O sí. Distinto... Lo cierto es que los híbridos han llegado a la
máxima expresión de la competición. Este año, el reglamento ha cambiado y el
motor V8 atmosférico de 2,4 litros a 18.000 revoluciones por minuto y 750 CV,
que llevaba acoplado un KERS que aportaba 80 CV adicionales durante 6,67
segundos cada vuelta, deja paso a... la unidad de energía. Y es que ahora los
sistemas electrónicos, de recuperación de energía, están unidos al propulsor
tradicional y al turbo. Son todo uno.
Aunque la mayor parte de los
constructores han enseñado de una manera u otra su Unidad de Energía, que aquí
llamaremos UE (en español, sí) ha sido Mercedes quien ha proporcionado las
imágenes en detalle que ilustran este reportaje. Así se puede ver que la UE se
compone de seis sistemas diferentes y complementarios. Por supuesto está el
motor de combustión interna y el turbocompresor, pero también una parte híbrida
con el Sistema de Recuperación de Energía (ERS), evolución del anterior KERS,
que consiste en dos motores eléctricos, uno que actuará sobre el tren de
potencia y otro sobre la turbina de escape para compensar la fase de respuesta de
ésta a bajas revoluciones, además de un sistema de baterías y carga de las
mismas en fase de retención del motor y frenada. Ingeniería pura. Vamos por
partes.
Por supuesto está el motor
de explosión, ahora de seis cilindros y configuración en V de 1.600 centímetros
cúbicos, turboalimentado con inyección directa de gasolina limitado a 15.000
revoluciones por minuto. Ofrece unos 650 CV. El turbo utiliza las energías
residuales del escape para aumentar el aire que se admite en el motor para la
combustión y permite una mayor entrega de potencia. No es poca novedad. Pero
ahora viene el híbrido. El KERS se convierte en ERS. En el artículo 5.2 del
reglamento técnico se define uno de sus componentes como Motor de Energía
Cinética (MGU-K), un motor eléctrico que pondrá a disposición del piloto una
potencia adicional de 163 CV y podrá usarse más de 30 segundos en cada vuelta.
Funciona como el antiguo
KERS, recupera la energía que se perdía en los frenos y la convierte en energía
eléctrica. Pero también está el Motor de Calor (MGU-H), que aprovecha el calor
que se disipa por los tubos de escape mediante unas turbinas que ayudará a
alimentar el MGU-K o a disminuir el tiempo de respuesta del turbo.
Porque, por último, están
las baterías y la electrónica de control, que forman el sistema de
almacenamiento de energía. Y todo esto con un límite de 100 kilos de
combustible para cada carrera. Estamos ante el mayor cambio en la Fórmula 1
desde sus comienzos en 1950. Todo un desafío para los ingenieros y los pilotos.
Y un reto: la fiabilidad.
Fuente | as.com
Fuente | as.com
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