Cuando se habla de limitar las
emisiones contaminantes de los automóviles se suele recurrir al peligro que
éstas suponen para el medio ambiente, pero pocos se acuerdan de los riesgos que
pueden entrañar también para el ser humano. Un reciente estudio denuncia que en
Estados Unidos ya mueren más personas por causas derivadas de la polución de los
coches que por accidente de tráfico.
Según las conclusiones de una
investigación llevada a cabo por el prestigioso Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), cada año mueren en EEUU
aproximadamente 53.000 personas de forma prematura por culpa de la tcontaminación provocada por el parque móvil de aquel país. El dao es
estremecedor por cuanto supone casi 20.000 víctimas más que las que se producen
allí por accidente de tráfico.
Según el citado estudio del MIT, del
que se ha hecho eco el medio digital Quartz, uno de cada cinco estadounidenses
se encuentra en peligro por la polución del aire, siendo aquellas personas que
residen en las proximidades de las autopistas las que más riesgo padecen.
La contaminación ambiental
más mortífera es la que generan las partículas finas, de cuyas emisiones los
automóviles representan sólo el 7% en EEUU; de hecho, las centrales eléctricas
producen un porcentaje mucho mayor. ¿Qué ocurre entonces para que los
automóviles sean tan decisivos en esta llamativa estadística? La causa del
desproporcionado impacto sobre la salud de las personas reside, según el MIT,
en la saturación de emisiones procedentes de los escapes a la que están
sometidas las grandes ciudades.
Pero la conclusión de la
investigación no es la única que ha hecho saltar las alarmas al respecto en los
últimos años. La contaminación generada por los coches se ha relacionado antes
también con el bajo peso al nacer de los bebés (así como con posteriores
problemas de salud y muerte prematura), con 430.000 muertes al año en Europa o
con 4.655 muertes en São Paulo sólo en 2011. En China, de hecho, esta cuestión
se ha convertido en una preocupación tal que el Estado ya ha empezado a limitar
la venta de automóviles.
elEconomista.es
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